Principio 40
Pienso que los cuatro puntos cardinales que sintetizan la actividad cerebral podrían concretarse en Pensar, Hacer, Descansar y Aburrirse.
El Hacer y el Descansar siempre los imaginé unidos por una correa transmisora que es la de respetarse a sí mismo. Alguien dijo que el trabajo ennoblece, frase que suscribo siempre y cuando se acepte un añadido: y no descansar embrutece.
Los otros dos puntos, Pensar y Aburrirse, son definitivamente equidistantes. Cuando Pensamos estamos exprimiendo las neuronas para extraerles nuestros mejores jugos, que los tenemos y para eso están. Sin embargo, Aburrirse es darnos licencia para que esas mismas neuronas se nos vayan oxidando sin rumbo y sin causa. El aburrimiento crónico es una tarjeta de crédito conectada a bancos de neuronas quebrados.
¿Quién es el responsable de nuestros aburrimientos? ¿Nuestro trabajo? ¿Una vida familiar donde lo único que se mueve son las dunas de un ambiente reseco? ¿La repetición sin fin de lo predeterminado y archiconocido?
¿Y qué? ¿Eso es todo para justificar el aburrimiento?
En el peor de los casos, el aburrimiento tan sólo es el decorado de un escenario de vida actual y puntual. Pero si en lugar de mirar hacia atrás y dejarse lastrar por lo que nos atenaza, miramos hacia adelante para intuir y descubrir todo lo que se puede hacer, estamos inoculando esperanza e incluso ilusión a nuestras abatidas neuronas. ¿Y sabes lo más maravilloso? Que todo, absolutamente todo, incluso lo que parece definitivamente hecho, pensado, establecido y aceptado, todo sin excepción, es mejorable.
Sólo tienes que mirar a tu alrededor con un punto de optimista inconformismo. Tu entorno, tus relaciones, tu trabajo, tus criterios para usar y disfrutar de las cosas, tus tristezas e incluso tus alegrías. Todo puede ser mejor.
Cerrarse en un pasado o en una actualidad que se nos volvió agria sólo produce gastritis cerebral crónica.
Lo mejor de la historia del mundo fue y será posible porque siempre hubo y habrá personas que no aceptaron lo establecido y se propusieron mejorarlo.
A tu historia personal le ocurre exactamente lo mismo: lo mejor, que tanto puede ser grandioso como mínimo, posiblemente aún lo tienes por hacer.
¿Te animas?