Los actores
Woodrow Wilson: Presidente estadounidense idealista y con gafas. El exprofesor universitario llevó Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial unos pocos meses después de haber sido reelegido justamente por haber prometido que no entraría en la guerra. Y cuando un académico se pone a luchar, vale más ir con cuidado. Ni siquiera una guerra que costó a Estados Unidos más de 100.000 bajas consiguió frenar las ansias luchadoras de Woody: cuando vio la oportunidad de hacerse con los comunistas, redactó corriendo un memorando y se volvió a poner manos a la obra.
La verdad desnuda: Era tan arrogante que incluso los franceses le odiaban.
Méritos: Se enfrentó a los comunistas cuando el senador Joseph McCarthy aún estaba en la escuela primaria.
A favor: Tenía un plan de catorce mandamientos sobre cómo gobernar el mundo.
En contra: Su plan tenía cuatro puntos más que los mandamientos de Dios.
Vladimir Lenin: Con la inestimable ayuda del kaiser Guillermo II, lideró a los bolcheviques en su toma del poder en Rusia después de asesinar al zar y a su familia de amenazadores niños.
La verdad desnuda: Creía en una revolución mundial de la clase trabajadora tras la que nadie poseería nada, pero todo el mundo trabajaría duramente para poseerlo todo entre todos, o algo parecido.
Méritos: Convenció al kaiser de que le enviase de regreso a Rusia para iniciar una revolución a pesar de que él odiaba a los alemanes y los alemanes le odiaban a él.
A favor: Impulsó una revolución mundial con el pegadizo tema de una canción: La Internacional.
En contra: Formó la Unión Soviética.
Almirante Alexander Koichak: Una vez superada la emoción de estar acuartelado en la ciudad de Omsk, en Siberia occidental, a 2.500 kilómetros de Moscú, el ex almirante se autoproclamó Dirigente Supremo de Rusia.
La verdad desnuda: Estaba guapo vestido con su uniforme de almirante y los países occidentales le apoyaron.
Méritos: Robó toda la reserva de oro del zar.
A favor: Estaba consagrado a destruir a los bolcheviques.
En contra: Las tácticas navales no funcionan demasiado bien en tierra.
General de división William S. Graves: El general Graves, que no se había precisamente distinguido al defender el frente de San Francisco durante la Primera Guerra Mundial, recibió la nada envidiable tarea de derrocar al gobierno ruso con una minúscula división de infantería.
La verdad desnuda: Las órdenes finales que recibió del secretario de Guerra en la estación de tren de Kansas City fueron: «Que Dios le bendiga y adiós».
Méritos: En Rusia pronto se dio cuenta de que sus soldados aguantaban mejor las resacas que los bolcheviques.
A favor: Nunca se tragó el cuento de que la aventura siberiana iba a salir bien.
En contra: Después de leer el ridículo memorando de Wilson, se imaginó que aquel ampuloso asunto iba a terminar mal, pero a pesar de ello se embarcó diligentemente en la aventura.