La Infanta Leonor

Emitido el 8 de noviembre de 2005

Antes de empezar me gustaría, a título personal y espero que en nombre de todo mi equipo también, desear mucha suerte a los compañeros que se incorporan a la franja del humor nocturno. Me refiero al programa «Noche Hache» de Eva Hache. Pero no vayan a cambiar de canal ahora, porque ya se ha acabado… Es que como a nosotros nadie nos recibió con los brazos abiertos cuando llegamos a esta franja, pues he preferido que sea al revés. Así que bien venidos, amigos, y que la risa os acompañe.

Bueno, ya le hemos visto la carita a la niña más famosa de España. Y no hablo de María Isabel, sino de Leonor: (cantando). «Antes reina que semilla. Ay, que semilla…». ¡Qué guapa estaba con su camisita, su canesú y sus pañales de Pertegaz!

Su mamá ha dicho de ella que come muy bien y duerme todo el rato. No cabe duda de que es de la familia. Eso está muy bien, porque le espera un duro trabajo en la vida… El Príncipe Felipe, en cambio, ha dicho de sus ojos que «de momento, son azules». Estamos ante el primer caso de ojos que pueden ir cambiando de color.

Leonor ha sido presentada a la prensa. Y ya ha dado muestras de su sangre real: sin hacer nada, le ha caído muy bien a todo el mundo.

La futura heredera también ha recibido felicitaciones y regalos de otras monarquías. Va a ser la única niña de España que reciba regalos de Reyes en noviembre. Por cierto, ¿qué le habrán regalado? A los reyes siempre les regalan cosas como las llaves de las ciudades. Unas cacho llaves así de gordas que te las pones en el llavero y vas escorado. Yo no entiendo cómo el Príncipe ha crecido tanto… Pues sí, resulta que las ciudades tienen llaves. Que yo siempre he pensado: ¿y si un día cierras y te dejas las llaves dentro?

Los únicos que no están contentos con la salida de la heredera son algunos republicanos y el dueño de la cafetería de la clínica Ruber. Con la tontería, se estaba forrando el tío. Siempre tenía gente: que si visitas, que si periodistas… Bueno, se ve que hasta le ha puesto el nombre de Leonor a un bocadillo: «¡Un Leonor con queso!». Si lo pides, te lo trae con el pan bajo el brazo y te regala un carajillo de Soberano.

Ahora, la Infanta Doña Leonor y Doña Letizia ya están en casa. Bueno, quien dice casa, dice palacio… Doña Leonor. Qué curioso. Tiene menos de una semana, pero ya es doña. Ya recibe tratamiento de excelencia. Yo tengo cuarenta tacos y el único tratamiento que recibo es para el colesterol. Sí, amigos, empezamos a entrar en esa delicada edad en la que te llaman señor… Aunque resulta un poco raro hablarle de usted a una niña tan pequeña, ¿no?: «¡Ay, mi Doña, cuchi-cuchi…! ¿Quién quiere a mi Doñita…?». Y la niña, ¡toma!, una «doña caquita». Ya lo dice el refrán: «Hace caquita la reina, hace caquita el papa, y de hacer caquita, nadie se escapa».

Criar a una reina tiene que ser muy complicado. Por ejemplo, cuando le cuenten cuentos y le digan «Érase una vez una princesa…», va a decir «Pod favod, quiedo desconectad un poco. No me habléis más de tdabajo». Y cuando la niña tenga un problema en el colé, como que se pelee con otro niño, ¿cómo se lo va a contar a su madre? Seguramente, le dirá: «Su mamá-jestad, su mamá-jestad, en el colegio, un niño no me ha llenado ni de orgullo ni de honda satisfacción, me ha tirado de las coletas».

Haciendo cálculos, Leonor tendrá el mejor trabajo de España, pero dentro de cincuenta años. Vamos, como cualquier funcionario preparando oposiciones. En fin, Leonor, bien venida al mundo real. Nunca mejor dicho…