Los genes

Emitido el 17 de marzo de 2005

No sé si lo notan por mi cara, pero en cuanto acabemos el programa de hoy nos vamos de vacaciones de Semana Santa. Es que nosotros seguimos el calendario escolar. Eso sí, a la vuelta, tenemos que traer las notas firmadas por nuestros padres, porque si no Carlotti nos pone un negativo. Mónica me ha puesto un notable en inglés: «It’s true, ¿no, Mónica? / go for the excellence next evaluation». Además, si normalmente ya empezamos tarde, imagínense ir después de Los diez mandamientos. Cuando la echen y vayan todavía por el tercero, las tías de «Sexo en Nueva York» estarán ya de los nervios: «Oye, Moisés. Si te saltas algún mandamiento, nosotras te hacemos el salto del tigre. Ladrón, que me has robado el corazón». Por cierto, si estas vacaciones deciden coger el coche, «En la carretera, un poquito de por favor».

La noticia científica del día es que, según un estudio, las mujeres son genéticamente más complicadas que los hombres… O, lo que es lo mismo, los hombres son más simples que las mujeres. Elijan el titular que prefieran… Aquí ya hay una pareja: «Ya te lo digo yo, que eres una complicada». «¡Pues anda que tú! ¡Simple!». Tema polémico donde los haya. Según este estudio, el 20% de los genes están el doble de activos en las mujeres que en los hombres. Se ve que lo único que hacen los genes que tenemos los hombres es ir cada tres meses a sellar la tarjeta del paro al INEM.

De todas formas, para decir que los tíos somos más vagos tampoco hacían falta muchos estudios. Pero si la tarde perfecta para un tío es tirarse en el sofá, con una palangana llena de palomitas, esa gorra con dos cervezas a los lados y viendo Armaggedon. Que quien invente el «sofá-inodoro» se forra. Pues eso, estás tú ahí con el asteroide tronando a los vecinos en tu Home Cinema tuneado y entonces viene la parienta y te dice: «¿Por qué no damos una vuelta?». Y tú: «Sí, sí, dame la vuelta porque me están saliendo llagas de no moverme». Y si al final te levantas para ir a comprar tabaco, bajas a la calle con los téjanos por encima del pijama y las chanclas con calcetines: «¿Tiene Fortuna?». Y el otro: «Yo sí. Pero usted no. Y menos vistiendo».

El estudio también asegura que las mujeres, entre ellas, son más distintas que los hombres. Tampoco es una gran novedad. Porque tú miras a Paula Vázquez y a la duquesa de Alba y en seguida ves que son distintas. Aunque mi duda es: si todos los hombres somos iguales, ¿por qué tardan tanto las mujeres en elegir?

A estas conclusiones tan aplastantes ha llegado un equipo de 250 científicos. Después de tanto tiempo mirando genes deben de tener la vista cansada, fijo. Todo el día mirando por esos microscopios y con el ojo cerrado: «¿Qué, Popeye el Marino?». «No, Mariano el Científico». Que ésa es otra: ¿cómo se puede mirar la actividad de un gen? Seguramente, se pondrán los científicos a gritarle a ver si reacciona: «¡¡Qué pasa Geeeeen. Esas mitocondriaaaaass!!».

Otro de los descubrimientos del estudio es que fue hace trescientos millones de años cuando empezaron a diferenciarse los cromosomas. Hace trescientos millones de años el ser humano debía de ser hermafrodita. Una mezcla complicada. Siempre discutiendo contigo mismo: «¿Qué, me hago un bombo? No, que tengo jaqueca». O sea, que la conclusión final del estudio es que, en el Jurásico, todos éramos Nickis. Por suerte, la especie ha evolucionado.