La gripe
Emitido el 8 de febrero de 2005
¿Alguno de ustedes tiene la gripe? (Tira vaho). Pues todos los que no la tenían ya la han pillado. Me van a perdonar, pero es que estoy más congestionado que la M-30 el 1 de agosto. He cogido la gripe. Igual me la ha pasado el Papa…
La gripe es algo que no entiendo: con la de adelantos que ha conseguido la humanidad, ¿cómo puede ser que la gripe todavía no se cure? Podemos ir a Marte, inventar Internet o la centrifugadora para lechugas… Pero de curar la gripe, nada. «No, es que… los virus de la gripe cambian cada año. Son cepas que mutan». Que parece el título de una peli de terror: Cepas que mutan. Y ¿por qué mutan? Para joder. Me imagino a los virus: «¿Tú vas a mutar este año?». «Pse, no sé. Igual me dejo la perilla, pa’ que no me conozcan».
Además, es una enfermedad que no despierta compasión. Tú dices: «Tengo una piedra en el riñon.», «Eh, colega. Si quieres te doy el mío. Total, a mí me sobra uno». En cambio: «Tengo la gripe». «¡Quita, bicho! ¡Qué me vas a contagiar, cabrón!».
Yo, cuando no tengo la gripe, hago lo mismo. Si voy en el autobús y alguien estornuda cerca, aguanto la respiración. Una vez, me hice toda la línea entera sin respirar. Me viene el revisor: «¿Billete?». Digo: «No, oxígeno».
Sin duda, lo más insoportable de los resfriados son los mocos. Te pasas el día sonándote con el pañuelo. Que antes de doblarlo, te lo miras, con morbo, para ver qué tal: «Diosss, no puede ser que todo esto sea mío». Bueno, y la gran polémica: los pañuelos, ¿de papel o de tela? Con los de tela, ahorras. Pero yo no sé si son muy higiénicos. Después de unos cuantos usos, en vez de un pañuelo, parece una patata chip: lo doblas y cruje. Aunque lo peor es el papel de váter. Lo feo que es ver las mesas de la oficina llenas de rollos de papel de váter. Algunos, incluso, con el Colhogar superabsorbente. Yo creo que tendrían que hacer el «Colocurro». Lo malo es que el papel irrita mucho. Un amigo mío, para no tener que sonarse, usaba el método futbolista (se tapa la nariz con un dedo y expulsa). Sí, ya sé, es muy guarro, pero te ahorras papel e irritaciones.
Lo más ridículo es la voz nasal que se te queda. Constipados, todos parecemos Carlos Jesús: «Vengo de Raticulín y tengo un micromoco en el cerebro. Fiu-fiu». Y a medida que te vas encontrando mejor, te acercas más a «Crítofer»: «Por el poder de Ganímedes, ya me voy curando…». Tener la nariz tapada es un problema. Cuando comes, tienes que parar y abrir la boca para que te entre el aire. Que te toca un tío acatarrado en la mesa de enfrente y es: «Camarero, no hace falta que me cante el menú. Ya lo he visto todo».
Dicen que lo mejor para curar la gripe es sudar en la cama. Te pones cuarenta mantas y venga. Eso sí, al día siguiente, el pijama se levanta solo. «Oye, que lo dejo, eh». Pero hay remedios naturales peores aún. «Te he preparado un zumo de naranja caliente (que ya son ganas…) con un poco de limón, miel, madreselva y un diente de ajo, que también va bien para la tensión». Seguro que va perfecto: los virus lo huelen y salen por patas. O lo otro es hacer vahos. Que esta mañana estaba yo con la toalla en la cabeza y la señora de la limpieza se ha asustado pensando que era Darth Vader: «Hhhhh… que los vahos te acompañen».
En fin, he aprovechado que estaba en cama para leerme la Constitución Europea. Y me ha sido de mucha ayuda: además de resfriado, ahora tengo dolor de cabeza.