La adolescencia

Emitido el 15 de marzo de 2005

Hoy ha aparecido en prensa un estudio que afirma que, en la actualidad, la adolescencia se puede alargar hasta los veinticinco años. Hasta ahora, sólo se habían detectado dos casos de adolescencia perpetua: Heidi y Leticia Sabater. Como la adolescencia se alargue mucho más, en vez de «Al salir de clase», tendrán que grabar «Al salir del bingo»: «Jo, tía. Cómo te pasas. Devuélveme la Tena Lady, ¿no?». Según los sociólogos, lo que provoca que la adolescencia se alargue es que los jóvenes de ahora tienen una falta total de normas y valores. Vaya, como «La selva de los famosos», que hoy se ha acabado y aún no sé qué normas tenía.

Yo, la adolescencia no la recuerdo como una época muy feliz, sobre todo por culpa de los cambios físicos. Es cuando les sale la pelusilla del bigote. Y a los chicos también. Ya veo a más de una preguntando: «Paco, ¿se me ve el bigote?». Y nosotros siempre mentimos: «Nooo». Porque si le dices a una chica que se le ve el bigote, ¡se te cae el tuyo!: «No, Iñigo, no se te ve. Aunque ahora hay unas técnicas nuevas que…». Y si no, se decolora y ya está. Que pareces el cantante de Abba: con el mismo bigote, pero de color blanco. A mí, el pelo me salió tontorrón, lánguido. Todo el día me decían: «Niño, limpíate que tienes Cola-Cao en los labios». Ahora es distinto, en vez de Cola-Cao, lo que van es colocaos. Pero ése es otro tema.

La adolescencia es una edad en la que haces cosas raras, incoherentes. Las chicas, por ejemplo. ¿Por qué se ponen las carpetas contra el pecho? ¿Para taparse? Pero si lo que tapan por un lado lo enseñan por otro. Que si el ombligo, que si el tatú encima del culo… El otro día vi a una chica con el tanga tan arriba que la misma goma del tanga la usaba de goma para el pelo. Sí, sí. Y los chicos igual. Se compran los pantalones catorce tallas más grandes. Parece que vayan haciendo carreras de sacos por la calle. ¿Por qué van así? ¿Quién es su padre? ¿Obélix? Los pantalones les arrastran tanto que les pides fuego y, para meterse la mano en el bolsillo, se tienen que ir dos calles más abajo.

Hay que ver cómo cambia esto de la moda. Hace años, te ponías el chándal para ir el sábado al Pryca. Ahora, se ponen la chaquetita del chándal para ir a todas partes. «Munich 74». ¿Por qué? ¿Acaso estuviste en Munich, tío? Rollo las que lleva Santi Millán, que se ve que el otro día uno le preguntó (y esto es verídico): «Oye, y con los pantalones del chándal, ¿qué haces?».

Los profesores tienen mucho mérito por aguantar a sus alumnos, porque, más que alumnos, son hormonas con patas. Ahora que está a punto de llegar la primavera, las clases son un despiporre. En mi clase éramos cuarenta, todo tíos. Y cuando volvíamos del patio (imagínense cuarenta tíos sudaos…), el ambiente estaba tan cargado que el profesor flotaba en el aire. «La fuerza de la gravedad es directamente proporcional al desodorante partido por el sobaco».

La verdad es que los adolescentes actuales no son tan diferentes de los de antes: crecen, se van de casa, se casan y tienen hijos. La única diferencia es que, hoy por hoy, no siempre siguen ese mismo orden.