CIERRES DE E-MAIL Y TELÉFONO (RCIE)
Si tras haber creado cierto Romance, crees que no puedes continuar con la interacción o, por la razón que fuere, decides no hacerlo, tienes la posibilidad de cerrar con teléfono. Hay infinitas formas de hacerlo, por lo que te ofreceré solo algunas de las que yo he enlatado.
Recuerda, eso sí, que al cerrar no conviene que cortes con la interacción en seco. Si lo haces, el Objetivo puede encasillarte en la categoría de ligón, lo cual hará que se activen sus Defensas y te cueste superar el Puente Temporal, aumentando la probabilidad de Cuelgue.
Otra cosa a tener en cuenta es que, cierres o no con teléfono, siempre te conviene hacerlo también con e-mail. Y, en aquellos casos en que pienses que la interacción no ha terminado de cuajar, a veces conviene reanudarla por e-mail o por Chat.
SORPRENDIDO (RCIE+R+C)
«¿Sabes? Cuando hemos empezado a hablar nunca hubiese imaginado que me pudiesen entrar ganas de volver a verte. Es curioso, ¿no?» Es muy bueno cuando has trabajado bien en V3 y has creado poderosas interacciones durante tu Campaña de Romance.
CIERRA ELLA (RCIE)
¿Quién te ha dicho que siempre debas cerrar tú? A menudo, puedes provocar que sea ella quién te dé su número. Basta haber creado bastante Romance y comentar, cuando te tengas que ir:
«Bueno, ha sido todo un placer estar contigo. Lástima que casi nunca pase por aquí y no volvamos a vernos nunca más».
La parte de «Lástima que casi nunca pase por aquí» es más importante de lo que parece, ya que impide que te contesten con el típico: «No digas eso. Yo estoy mucho por aquí, pásate cuando quieras verme».
Cuando dices esto, las más avispadas suelen pedirte que intercambiéis teléfonos. Otras se extrañarán y te preguntarán por qué dices algo así, o si es que no lo has pasado bien con ellas, a lo que tú replicarás algo del tipo: «No, es que ando un poco flojo de telepatía últimamente y lo de las señales de humo está un poco mal visto en estos días. Así que si no me dais/das el teléfono, lo veo un poco difícil». Cuando digas esto, la inmensa mayoría de las mujeres se reirán y te propondrán el intercambio de teléfonos.
Por último, las hay también que, al oír lo de «Lástima que…», no mostrarán reacción alguna. En esos casos, tras realizar la pausa pertinente, puedes concluir diciendo: «A menos, claro está, que me deis vuestros teléfonos o un cursillo acelerado de telepatía». Entonces casi siempre lo pillarán, pero si con todo aun te miran extrañadas, sigues: «Bueno, o de señales de humo… Aunque la verdad es que lo de hacer fuego en la ciudad está un poco mal visto en estos días que corren».
Si pese a todo siguen sin cogerlo —créeme, se han dado casos— y continúan mirándote extrañadas, te ríes y concluyes simplemente con una exclamación: «¡Que me des el teléfono, niña! Te ha costado pillarlo, ¿eh?» Aquí, de nuevo, si son terrícolas, la inmensa mayoría de las veces dejarán escapar una o varias carcajadas y te darán sus teléfonos.
En aquellos casos en que te digan que no quieren darte el teléfono, te ríes, sacudes la cabeza frunciendo el ceño y mirándolas como si estuvieran locas, tratando de proyectar con tu gesto el siguiente pensamiento: «¿Pero de dónde ha salido o de dónde se ha escapado un ser tan absurdo y ridículo como tú?». Les dices que ha sido un placer conocerlas y te vas.
CIERRE DE DOMINÓ (RCIE)
Habrá ocasiones en las que percibas que el Objetivo puede sentirse incómodo con la idea de darte su teléfono delante de su grupo de amigos o amigas, generalmente debido al Factor Fulana.
En estos casos, puedes simplemente empezar intercambiando teléfonos con alguna de las amigas con la que más complicidad tengas o que sepas que es muy difícil que se niegue a hacerlo.
Una vez hecho esto, resulta natural y casi automático proseguir con los teléfonos del resto del grupo, aunque solo sea por educación. Las probabilidades entonces de que el Objetivo se niegue a darte su teléfono se minimizan enormemente.
Es como cuando, al tirar la primera ficha de dominó de una larga hilera, las demás caen automáticamente.
CIERRE POST-QUÉDATE (RCIE)
Supongamos que ya has proyectado Valor y se lo están pasando en grande contigo, en especial el Objetivo, y cortas de repente con un: «Lo siento, chicas, pero ha llegado la hora de marcharse».
Para que esto funcione mejor, conviene hacer este comentario justo después de haber dejado al Objetivo con la miel en los labios, ya se trate de una Lectura en Frío que no puedes concluir, ya se trate de cualquier otra cosa que haya despertado mucho su interés.
Entonces te piden que te quedes —lo ideal es que sea el Objetivo mismo quien ponga empeño en que así sea— varias veces. Tú suspiras, te encojes de hombros como resignado, sacas tu libreta o tu móvil, apuntas en ella o él su nombre y le dices: «Está bien, si te empeñas… Toma».
Entretanto, le tiendes el móvil o la libreta con el espacio preparado para que escriba su número, y continúas: «Te prometo que lo haré, ¿vale?».
Si entonces se negase a escribirlo, puedes exclamar con una indignación divertida: «¿Qué? ¿Me das la tabarra con que me quede y ni siquiera eres capaz de darme tu teléfono para hacerte un favor por el que tendría que cobrarte? Pues, ¿sabes qué? Que aunque se trate de algo que jamás le he dicho a nadie, ahora sí que te vas sin saber jamás lo que estaba a punto de decirte…» Es importante emplear bien el tono que utilices en estas ocasiones. Si lo haces bien, es muy probable que —siguiéndote el juego— te pida que no te enfades y aceptes su teléfono.
En aquellos casos en que se trate de esa chica juguetona pero inteligente y cooperativa, en lugar de hacer esto, simplemente le ofreces tu célebre mirada de «eres ridícula», y te vas.
Dicho sea de paso, la razón por la que tan frecuentemente recomiendo hacer que parezcan estúpidas y ridículas cuando se niegan a cooperar, es lograr que asocien tales comportamientos a un sentimiento muy desagradable. Así, las penalizaremos por hacer cosas indeseables y estaremos haciendo lo correcto para crear una Inercia Favorable.
CIERRE SIN COMENTARIOS (RCIE)
Suelo aplicarlo mucho tras interacciones largas.
Supongamos que has pasado bastante tiempo con el Objetivo y, quizás, también su grupo de amigas. Cuando por fin os vais a separar, simplemente sacas el móvil y la libreta y se lo ofreces. Sin decir nada, ella apuntará su número.
Si, por el contrario, dice algo como: «¿Qué quieres? ¿Por qué me das tu teléfono?», puedes contestar con algo como: «Para que lo mires un rato. Es bonito, ¿verdad? ¿Y te has fijado en las líneas tan sensuales que tiene? Por cierto, cuando te canses de sobar mi teléfono —o mi libreta, según proceda— puedes escribir tu número en él».
CIERRE DE LA LLAMADA (RCIE)
Este es un cierre que puedes aplicar en cualquier momento de la interacción.
«Déjame un momento tu móvil», le dirás a tu Objetivo, o simplemente se lo coges sin hacer comentario alguno aparte de algún ocasional, si procede: «Vaya… Qué interesante», o «¿A ver? Fascinante… Jamás habría imaginado que pudiera concebirse un teléfono tan feo como este…».
Hecho esto, te limitas a marcar en él tu propio número y a hacerte una llamada perdida al propio móvil. Da lo mismo que lo hagas abiertamente o en secreto.
En el primer caso, lo más probable es que se ría si le caes bien. En el segundo, le sorprenderá y alegrará recibir tu primer mensaje o llamada tras separarse de ti pensando que no iba a verte nunca más.
CIERRE DE LA NOTA EN LA CUENTA (RDIR+CIE)
Especial para camareras.
Consiste en dejar teléfono o e-mail, nombre y un «Estás invitada» en el papelito de la cuenta.
La finalidad de la enigmática invitación es despertar su curiosidad, pues es probable que el Objetivo se pregunte a qué está invitada y te mande algún mensaje solo para descubrirlo.
Una vez te contacte, puedes retomar la interacción desde ahí.
Por supuesto, estamos hablando de Ligue Express, no de Juego Sólido. Pero, por otra parte, no siempre hay tiempo para el Juego Sólido. Además, no tienes mucho que perder.
CIERRE DEL E-MAIL (RCIE)
Este es uno de los cierres que con más reiteración aparecen en la literatura de las Artes Venusianas.
Digamos que has mantenido una breve interacción placentera con esa chica que te cruzas en la calle o esa dependienta de cualquier tipo que te ha atendido. Haces amago de irte y, justo cuando has dado dos pasos en dirección opuesta al Objetivo, te vuelves, la miras, y preguntas:
«¿Tienes e-mail?».
Si te dice que no, puedes bromear con algún comentario de la clase:
«Y electricidad… ¿tienes electricidad en tu casa?».
Si te da un corte del tipo: «Sí, pero no te lo voy a dar», la miras con aire de desconfianza y contestas con algo como:
«Hey, hey… Yo no te he dicho que quiera tu e-mail… Además, ¿no crees que vas un poco rápido?» La próxima vez que quieras pedirle su e-mail, te aconsejo que le des primero un poco de conversación.
Si te dice que sí, contestas: «Perfecto». A continuación sacas papel y boli de tu bolsillo y se lo ofreces.
Es probable que se ponga entonces a escribirlo. Cuando vaya por la arroba, le dices con suave autoridad: «Ah, escribe arriba tu número también». Si en el momento en que le dices esto se detiene y te mira, le dices como si quisieras calmarla:
«Tranquila, solo voy a llamarte veinte veces al día».
Si en lugar de escribirlo te pregunta qué quieres que haga con el papel y el boli, o si quieres que te escriba su e-mail, le dices algo de la clase de:
«No, quiero que me hagas un dibujo de la abeja Maya».
Entonces es probable que lo escriba, o que te siga la broma y realice un dibujo de la abeja Maya, lo cual es un IDI que puedes aprovechar para aplicar otras rutinas.