SISTEMAS DE PUNTUACIÓN
Los Aven clasificamos a las mujeres según un sistema de puntuación muy simple, que oscila del 1 al 10.
Así, en la vida real nos encontramos con T7s, T8s, etc.
¿Machismo? ¿Superficialidad?
Nada más lejos de la verdad. Aunque a menudo se nos critica por ello, lo cierto es que la mayoría de los Aven somos personas con sentimientos muy humanos que van mucho más allá del deseo sexual y de las meras apariencias. A veces, incluso, demasiado humanos.
POR QUÉ PUNTUAR
La única razón por la que hacemos esto es que hemos llevado a cabo un importante descubrimiento.
Una parcela importante de la psicología de las mujeres y de los patrones a que obedece su conducta varían en función del atractivo sexual que la sociedad en general percibe en ellas.
Esto no quiere decir que todas las T9s piensen igual ni posean la misma personalidad en absoluto.
Sin embargo, al haberse tenido que enfrentar a una clase de experiencias muy similares desde su juventud, la mayoría comparte ciertos rasgos, comportamientos y respuestas automáticas. En otras palabras, comparten ciertas estrategias sociales que han desarrollado a lo largo de su vida para responder a problemas concretos y que tienen en común.
Con el tiempo, muchas de estas estrategias han pasado a formar parte de lo que podríamos llamar su Piloto Automático[62]. Y también de un conjunto de rasgos superficiales de su personalidad que recibe el nombre de Máscara Social.
FORMA DE HACERLO
Una T1 es, probablemente, tu abuela[63]. O, si no tienes, la señora mayor con la que te cruzas en el club de jubilados de la esquina.
Una T10 es una supermodelo de las que aparecen en las portadas de las revistas. Dicho sea de paso, no suelen andar sueltas por ahí, así que no creo que veas muchas.
Una T5 es una chica que solo te pondría si te la imaginas como la protagonista de tus fantasías más salvajes.
A partir de ahí, es fácil seguir la puntuación.
Así, por ejemplo, muchas gogos de discoteca son T8s o T9s. En las tiendas de ropa más chic nos encontramos a menudo con T7s, T8s, etc.
¿Me sigues?
Con todo, no se trata de un baremo matemático, aunque es fácil seguirlo.
INCREÍBLE, PERO CIERTO
Las T9s y T10s son más predecibles.
Puede que haya que demostrar más valor, cierto, pero una vez que sabes hacer esto, lo demás es pan comido. Es juego.
Las mujeres por debajo del T7 son mucho más parecidas a lo que entendemos por «gente normal» y, por lo tanto, pueden darnos más de una sorpresa. Con ellas es importante entender cómo funciona la atracción, el Romance, etc., pero su psicología como grupo está menos marcada por una constante común. De ahí que cueste establecer reglas para ellas basándonos exclusivamente en su apariencia.
ELIGE LO QUE TE HAGA MÁS FELIZ
Intentar limitar la felicidad de dos personas a una nota, a muchos Artistas Venusianos nos parece lo más absurdo del mundo.
Por ello, cuando elegimos a una mujer para una relación, no lo hacemos basándonos en una puntuación artificial. Ya se trate de una relación puramente sexual, ya se trate de algo serio y duradero, existen numerosos factores que pueden hacer de dicha experiencia algo que merezca la pena o no.
Esto no es solo palabrería, es un hecho.
Irónicamente los Aven, es decir, los que usan este sistema de puntuación son los menos preocupados por ella a la hora de disfrutar de la compañía femenina en todas sus formas y variantes.
¿Por qué?
Sencillamente, porque se saben capaces de conseguir cualquier clase de mujer, al margen de su puntuación.
Por ello, en tanto que el Frusco medio experimenta una gran Validación cuando logra que alguna T8 o T9 le ofrezca su favor sexual, el Aven ha superado ya esa etapa. Es perfectamente consciente, como hemos indicado antes, de que a menudo resulta mucho más fácil llevarse una T9 a la cama que muchas T6s o T7s. Lo ha hecho a menudo y, ahora, se encuentra a otro nivel.
Eso, amigo mío, es una de las cosas que tener juego puede hacer por ti.
El caso es que conozco muchos Aven que han estado y podrían seguir estando con T8s y T9s, pero al final han decidido perseguir la felicidad con una T7. Algo que ocurre más a menudo de lo que podrías creer.
¿Por qué?
Porque una persona es mucho más que una nota establecida desde un baremo artificial.