¿QUÉ NOS ATRAE Y POR QUÉ?

La industria las usa para anunciar sus productos, los negocios las prefieren en sus mostradores y, algunas de ellas, hasta comercian directamente con sus cuerpos. Cuando pensamos en cualquier hombre con fama o poder, nos cuesta imaginarlo sin una de ellas a su lado.

Afrontémoslo. Las tías buenas están ahí. Y, lo queramos o no, ejercen un gran poder sobre nosotros.

Mujeres como Mónica Bellucci, Leticia Casta o Angelina Jolie son capaces de despertar atracción instantáneamente en miles de millones de hombres de sustratos, gustos y culturas diferentes. Y aun cuando ninguna de las mujeres citadas sea «tu tipo», apuesto a que si cualquiera de ellas estuviese ahora mismo dondequiera que te encuentres, se acercase a ti lentamente y te pasase el dedo por el cuello mientras te mira intensamente a los ojos con los suyos brillando de deseo… apuesto, entonces, a que en tu organismo se produciría un súbito cambio fisiológico.

¿Qué sentirías si, en cambio, hiciera lo mismo esa sesentona con sobrepeso y vello facial con la que te cruzas a diario? Con toda seguridad, algo completamente distinto. ¿La razón? No es una tía buena.

Ahora bien, ¿te has planteado alguna vez qué es una tía buena exactamente? ¿Quién lo decide? ¿Cómo es posible que exista un acuerdo tan generalizado sobre ellas? ¿Y por qué provocan tales reacciones en nosotros?

La respuesta que yo he encontrado a todas estas preguntas es bastante simple. Las TBs[6], simplemente, accionan una serie de interruptores en nosotros encargados de activar el mecanismo de atracción.

LA ATRACCIÓN NO SE ELIGE

Parece evidente, pues, que por lo general nuestra voluntad consciente juega un papel más bien escaso a la hora de decidir qué nos atrae y por qué. Por el contrario, todo apunta a que es precisamente esta mente consciente la que inventa razones para justificar aquello que una parte mucho más antigua y profunda de nosotros ha decidido sin apenas consultarnos.

Cuando ves a una de estas TBs, tu reacción es instantánea e inconsciente. Las razones por las que experimentas ese súbito interés vendrán luego. Porque, en un primer momento, lo único que sabes es que ya la estás mirando sin haberlo decidido. Algo en ella ha accionado varios interruptores en tu interior y, antes siquiera de que puedas darte cuenta de ello, ya te sientes atraído.

En definitiva, la atracción nos viene impuesta por factores que están fuera de nuestro control. Por supuesto, podemos luchar contra ella. Pero esa lucha, ¿no hace aun más evidente que nos encontramos frente a algo que no hemos elegido?

Podemos entonces afirmar que la atracción no es una elección. Al menos no lo es en el caso de los hombres. Pero, ¿qué ocurre con las mujeres? ¿Son ellas diferentes?

LA ATRACCIÓN FEMENINA ES MÁS COMPLEJA

El caso femenino se antoja a primera vista mucho más complejo. Aunque es cierto que las mujeres parecen atraídas hasta cierto punto por la belleza física masculina, esta deja muchas preguntas sin respuesta.

Por ejemplo, ¿cómo es posible que algunos hombres de avanzada edad se acuesten con mujeres jóvenes y atractivas que rechazarían sin dudarlo a otros con menos años y mejores rasgos? ¿Qué es lo que hace que una gran estrella musical pueda acostarse con miles de sus fans sin apenas proponérselo aun cuando se aleje mucho del estereotipo de belleza masculino?

Aunque sea de vista, todos conocemos hombres más bien poco agraciados que mantienen relaciones sexuales con mujeres que quitan el aliento. Puede, incluso, que como yo hayas conocido individuos especiales. Hombres que, pese a tenerlo TODO en su contra, no dejan de acostarse con TBs.

Si, como en mi caso particular, te ha ocurrido además que en diversas épocas de tu vida has sido mucho más capaz que en otras de atraer a las mujeres aun cuando tu físico apenas haya cambiado, puede que estés buscando respuestas.

Las hayas encontrado o no, una cosa está clara.

En tanto que un cierto grado de belleza o atractivo físico parece bastar a las mujeres para despertar atracción en la mayoría de los hombres, responder a qué atrae a las mujeres no parece tan sencillo.

¿Qué es, pues, lo que atrae a las mujeres? Y, aunque nosotros no podamos elegirlo, ¿lo hacen ellas?

Sex code
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
CartaAlLector.xhtml
Seccion1.xhtml
Seccion2.xhtml
Seccion3.xhtml
Seccion4.xhtml
Seccion5.xhtml
Seccion6.xhtml
Seccion7.xhtml
Seccion8.xhtml
Seccion9.xhtml
Seccion10.xhtml
Seccion11.xhtml
Seccion12.xhtml
Seccion13.xhtml
Seccion14.xhtml
Seccion15.xhtml
Seccion16.xhtml
Seccion17.xhtml
Seccion18.xhtml
Seccion19.xhtml
Seccion20.xhtml
Seccion21.xhtml
Seccion22.xhtml
Seccion23.xhtml
Seccion24.xhtml
Seccion25.xhtml
Seccion26.xhtml
Seccion27.xhtml
Seccion28.xhtml
Seccion29.xhtml
Seccion30.xhtml
Seccion31.xhtml
Seccion32.xhtml
Seccion33.xhtml
Seccion34.xhtml
Seccion35.xhtml
Seccion36.xhtml
Seccion37.xhtml
Seccion38.xhtml
Seccion39.xhtml
Seccion40.xhtml
Seccion41.xhtml
Seccion42.xhtml
Seccion43.xhtml
Seccion44.xhtml
Seccion45.xhtml
Seccion46.xhtml
Seccion47.xhtml
Seccion48.xhtml
Seccion49.xhtml
Seccion50.xhtml
Seccion51.xhtml
Seccion52.xhtml
Seccion53.xhtml
Seccion54.xhtml
Seccion55.xhtml
Seccion56.xhtml
Seccion57.xhtml
Seccion58.xhtml
Seccion59.xhtml
Seccion60.xhtml
Seccion61.xhtml
Seccion62.xhtml
Seccion63.xhtml
Seccion64.xhtml
Seccion65.xhtml
Seccion66.xhtml
Seccion67.xhtml
Seccion68.xhtml
Seccion69.xhtml
Seccion70.xhtml
Seccion71.xhtml
Seccion72.xhtml
Seccion73.xhtml
Seccion74.xhtml
Seccion75.xhtml
Seccion76.xhtml
Seccion77.xhtml
Seccion78.xhtml
Seccion79.xhtml
Seccion80.xhtml
Seccion81.xhtml
Seccion82.xhtml
Seccion83.xhtml
Seccion84.xhtml
Seccion85.xhtml
Seccion86.xhtml
Seccion87.xhtml
Seccion88.xhtml
Seccion89.xhtml
Seccion90.xhtml
Seccion91.xhtml
Seccion92.xhtml
Seccion93.xhtml
Seccion94.xhtml
Seccion95.xhtml
Seccion96.xhtml
Seccion97.xhtml
Seccion98.xhtml
Seccion99.xhtml
Seccion100.xhtml
Seccion101.xhtml
Seccion102.xhtml
Seccion103.xhtml
Seccion104.xhtml
Seccion105.xhtml
Seccion106.xhtml
Seccion107.xhtml
Seccion108.xhtml
Seccion109.xhtml
autor.xhtml
notas1.xhtml
notas2.xhtml