LLAMADAS (RDIST)

¿Recuerdas aquella historia que conté sobre la época en que ninguna de entre treinta chicas quiso quedar conmigo a tomar un café?

Pues bien, era una época en la que usaba mucho el teléfono. Podía llamar a una casi total desconocida y hablar con ella durante muchos minutos. Aun cuando la conversación fuese buena, la cosa no parecía despegar.

Ahora, por el contrario, el teléfono es algo a lo que le tengo más respeto. Cuando llevo a cabo una llamada, lo hago normalmente porque todo lo demás me ha fallado o no puede servirme. Y lo hago con sumo cuidado, teniendo bastante claro lo que voy a decir y en qué dinámicas no voy a caer.

Pero, ¿son realmente las llamadas tan peligrosas?

La conclusión a la que he llegado es que, por un lado, esto depende de las circunstancias que te rodean. Y, por otro, el teléfono simplemente hace que demasiadas cosas jueguen en tu contra.

Empecemos hablando de las circunstancias que te rodean.

En nuestro país, por ejemplo, Internet y los mensajes de texto han hecho las llamadas entre gente que se acaba de conocer casi innecesarias. Si puedes hablar con una chica conectándote a Internet y quedar con ella gracias a un mensaje de texto, ¿qué función cumple la llamada?

A menudo, no otra que la de bajar tu Valor.

Piénsalo.

La mayoría de las chicas jóvenes que aún viven con sus padres te dan el móvil. Como las llamadas de móvil resultan caras, en ciertos contextos una llamada puede interpretarse como un IDI de cierto peso poco justificado. En otras palabras, a veces constituye una clara DEV.

Ahora te diré por qué creo que, generalmente, el teléfono hace que demasiadas cosas jueguen en tu contra.

Para empezar, te ponen en una situación de clara desventaja. Cara a cara, estás viendo a la persona que tienes enfrente todo el tiempo. Tu Calibraje es mucho mejor y no necesitas llenar constantemente el silencio con palabras. La presión en que te pone el teléfono, aumenta drásticamente la probabilidad de que hagas o digas algo claramente equivocado. Es decir, de que metas la pata.

Algo, por supuesto, que es infinitamente más peligroso por teléfono que chateando o por e-mail. No sabes lo que está haciendo y, aun cuando le preguntes, puede mentirte. Puede ser que en el momento en que la llamas esté estresada, triste, negativa, de mal humor, depilándose las piernas o cambiándose el támpax. Si ella termina con la conversación, estarás creando una Inercia Adversa y, además, si la llamas de nuevo puedes empezar a parecer un poco desesperado.

Cara a cara esto no ocurre. Ves lo que hace, su humor, la situación. Y no puede colgarte de repente. Tampoco tienes que estar diciendo tonterías todo el rato ni llevando a cabo constantes aclaraciones para que no te malinterprete y las cuales te hacen parecer más Beta.

Además, el teléfono se carga el encanto. De estar totalmente intrigada sobre ti, pasa a verte como alguien normal que está invirtiendo tiempo y dinero en llamarla que se puede colarse perfectamente en los momentos más asquerosos de su vida. ¿Dónde queda el Misterio, la ambigüedad, la espera y el que su imaginación dispare sus pensamientos sobre ti?

De ser un príncipe enigmático pasas a ser una molesta carga cotidiana más.

Por último, ¿qué crees que por lo general es mejor y conlleva menos riesgo? ¿Concertar un encuentro por teléfono o hacerlo por mensaje de texto?

Si le propones algo por teléfono, puede que no tenga tiempo para procesar tu propuesta o que se encuentre demasiado nerviosa y, aun cuando pudiese haberle apetecido verte, decline tu propuesta. Como sabemos, esto no es bueno, ya que puede sentar el principio de una Inercia Adversa.

Por otra parte, puede ocurrir exactamente lo contrario. Puede ser que la presiones demasiado o simplemente le sepa mal decirte que no. Entonces, puede que te diga que sí y después se raje, practicándote lo que se conoce por Cuelgue. Y estos, aparte de porque son desagradables por sí mismos, crean una Inercia Adversa mucho más poderosa. Además, te ponen en una situación muy comprometida, de la que es difícil escapar sin devaluarte.

En definitiva:

Nuestra especie, sencillamente, no está adaptada a tecnologías como la del teléfono. Y esto te lo dice alguien que adora el teléfono y puede pasarse horas colgado de él. Sin embargo, debemos reconocer que se trata de un medio claramente desfavorable para tu juego.

Y es que, al igual que si le dejas dirigir la interacción más tarde te culpará de que esta se vaya al garete, si permites que las cosas se desplacen a un terreno telefónico, ¿qué harás si este lo echa todo a perder? ¿Le vas a decir luego que ella se ha desencantado por factores que se encontraban fuera del control de ambos e intrínsecos a la naturaleza de la conversación telefónica?

No lo harás, porque ella simplemente va a estar convencida de que no eras tan mágico como pensaba y se va a alegrar de haberlo descubierto a tiempo. No dejes que un aparato con teclas eche tu encanto a perder.

No la cagues con el teléfono.

Dicho esto, también te digo que esto no forma parte de ninguna tabla con mandamientos. Habrá casos —sí, los habrá— en los que la mejor opción será una llamada telefónica. Por ejemplo, habrá casos en que la interacción se haya torcido y la única forma de enderezarla sea manteniendo una conversación normal por teléfono que permita que empiece a verte de otra forma.

Eso sí, si llamas recuerda que es importante que piense que, para ti, hacerlo es lo más normal del mundo. Móntatelo para subcomunicar de alguna forma que tu empresa te paga las llamadas y te sale gratis, tu tío es director de una compañía de telefonía móvil y también te sale gratis. O simplemente te sobra la pasta.

Intenta no concertar una cita con ella por teléfono, ya que el hecho mismo de intentar aprovechar dicho aparato como medio de presión puede establecer el Marco equivocado de que tú no eres el Premio. Lo del encuentro puede llegar más tarde, quizás con un mensaje de texto.

Por lo general, cuando llamo, lo suelo hacer con el único fin de llevarla a un buen estado, estimulando sus emociones e imaginación de una forma positiva. Y entonces, cuando sé que está disfrutando claramente de la conversación y quiere más, le pongo fin a la misma con alguna buena excusa que no le permita sospechar o guardarme rencor. Es decir, me aseguro de dos cosas:

  1. Ser yo quien pone fin a la conversación.
  2. Hacerlo en el mejor momento de la misma.

La idea es que perciba que tengo una vida y tengo cosas mejores que hacer que estar colgado del teléfono con alguien a quien apenas conozco. Y, a la vez, que haya experimentado que soy alguien decididamente interesante y divertido.

Alguien a quien, si realmente quiere conocer a fondo, no tendrá más remedio que enfrentarse en un encuentro cara a cara.

Sex code
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
CartaAlLector.xhtml
Seccion1.xhtml
Seccion2.xhtml
Seccion3.xhtml
Seccion4.xhtml
Seccion5.xhtml
Seccion6.xhtml
Seccion7.xhtml
Seccion8.xhtml
Seccion9.xhtml
Seccion10.xhtml
Seccion11.xhtml
Seccion12.xhtml
Seccion13.xhtml
Seccion14.xhtml
Seccion15.xhtml
Seccion16.xhtml
Seccion17.xhtml
Seccion18.xhtml
Seccion19.xhtml
Seccion20.xhtml
Seccion21.xhtml
Seccion22.xhtml
Seccion23.xhtml
Seccion24.xhtml
Seccion25.xhtml
Seccion26.xhtml
Seccion27.xhtml
Seccion28.xhtml
Seccion29.xhtml
Seccion30.xhtml
Seccion31.xhtml
Seccion32.xhtml
Seccion33.xhtml
Seccion34.xhtml
Seccion35.xhtml
Seccion36.xhtml
Seccion37.xhtml
Seccion38.xhtml
Seccion39.xhtml
Seccion40.xhtml
Seccion41.xhtml
Seccion42.xhtml
Seccion43.xhtml
Seccion44.xhtml
Seccion45.xhtml
Seccion46.xhtml
Seccion47.xhtml
Seccion48.xhtml
Seccion49.xhtml
Seccion50.xhtml
Seccion51.xhtml
Seccion52.xhtml
Seccion53.xhtml
Seccion54.xhtml
Seccion55.xhtml
Seccion56.xhtml
Seccion57.xhtml
Seccion58.xhtml
Seccion59.xhtml
Seccion60.xhtml
Seccion61.xhtml
Seccion62.xhtml
Seccion63.xhtml
Seccion64.xhtml
Seccion65.xhtml
Seccion66.xhtml
Seccion67.xhtml
Seccion68.xhtml
Seccion69.xhtml
Seccion70.xhtml
Seccion71.xhtml
Seccion72.xhtml
Seccion73.xhtml
Seccion74.xhtml
Seccion75.xhtml
Seccion76.xhtml
Seccion77.xhtml
Seccion78.xhtml
Seccion79.xhtml
Seccion80.xhtml
Seccion81.xhtml
Seccion82.xhtml
Seccion83.xhtml
Seccion84.xhtml
Seccion85.xhtml
Seccion86.xhtml
Seccion87.xhtml
Seccion88.xhtml
Seccion89.xhtml
Seccion90.xhtml
Seccion91.xhtml
Seccion92.xhtml
Seccion93.xhtml
Seccion94.xhtml
Seccion95.xhtml
Seccion96.xhtml
Seccion97.xhtml
Seccion98.xhtml
Seccion99.xhtml
Seccion100.xhtml
Seccion101.xhtml
Seccion102.xhtml
Seccion103.xhtml
Seccion104.xhtml
Seccion105.xhtml
Seccion106.xhtml
Seccion107.xhtml
Seccion108.xhtml
Seccion109.xhtml
autor.xhtml
notas1.xhtml
notas2.xhtml