ESCASEZ

¿Has oído decir que lo bueno es siempre escaso? ¿Y que lo bueno, si breve, dos veces bueno?

El lujo, lo valioso, lo diferente, lo exclusivo, aquello que nos desmarca y que poca gente posee, ¿no se trata siempre de algo escaso?

Convencer a alguien de que lo que tienes es escaso es convencerlo de su alto valor y, a la vez, despertar en esa persona una especie de sed por poseerlo. ¿En qué se basa el coleccionismo y las cantidades ingentes de dinero que es capaz de mover?

Puedes llevar una chaqueta que te gusta, y hacerlo contento. ¿Pero y si alguien te dijera, además, que solo existen cinco ejemplares de la misma en todo mundo? No me cabe duda de que tu actitud hacia ella cambiaría por completo.

Considéralo. Si algo o alguien te ha fascinado hasta la médula a lo largo de tu vida, ¿no se trataba probablemente de algo poco común y, por lo tanto, escaso?

El principio de la escasez puede aplicarse a todo. Cuando hablamos de comportamiento, nos desmarcamos[306] con nuestra actitud cuando es difícil encontrar otra similar en nuestro entorno, es decir, cuando escasea. Puede aplicarse a nuestro cuerpo y apariencia, a nuestra ropa y nuestros objetos, a la forma en que nos movemos, a nuestras ideas, a nuestros gustos, a nuestra técnica sexual, a nuestra conversación y a un infinito etcétera que pueda tener alguna relación con lo que rodea a una persona.

Y el principio no solo resulta útil cuando lo aplicamos consiguiendo o creando cosas que realmente son escasas, sino también cuando inventamos historias o creamos mitos de escasez en torno a aquello que realmente no lo es.

¿Sabes a qué me refiero? ¿No te ha ocurrido nunca cuando niño que un adulto, de repente, lograra que vieras como valioso y único algo que habías pasado de largo hasta el momento? La moraleja es que la misma técnica puede usarse con los niños adultos que te rodean.

A fin de cuentas, incluso la escasez real puede ser tanto natural como artificialmente creada. Piensa, sino, en las ediciones limitadas. O en los agricultores que se deshacen de cosechas enteras con el único fin de evitar la sobre oferta. O en los países productores de petróleo que reducen su suministro para elevar el precio del mismo.

Y estos ejemplos, que a primera vista parecen algo alejados de nuestro juego, realmente no lo están en absoluto.

Como Aven, hay muchas formas en las que puedes sacar partido al principio de la escasez. Desde aprovechar la alta demanda de algo, hasta hacer que eso parezca exclusivo, pasando por ofrecer cualquier cosa con disponibilidad limitada y también por cortar o reducir drásticamente el suministro de aquello que antes ofrecías en cantidades abundantes.

Espero que, como yo, puedas empezar a formarte una idea de las posibilidades que te brinda esta noción.

En cualquier caso, recuerda una de tus misiones como Aven es la de poder ofrecer algo valioso y escaso a cualquier mujer. Debes, pues, estar dispuesto a brindarle una experiencia completamente diferente de aquellas otras que rigen su vida cotidiana.

Una experiencia, en definitiva, escasa para ella.

¿Te gustaría contar con un poco de orientación adicional? Aquí la tienes.

ESPERA: NO LA PRIVES DEL PLACER DE ECHARTE DE MENOS

Para la inmensa mayoría de los mortales, las cosas buenas de la vida no son solo escasas, sino que además se hacen de esperar. De hecho, la espera no es más que, por así decirlo, una especie de escasez temporal.

No ofrecerle lo que quiere de inmediato —ya se trate de cualquier cosa relacionada contigo o de tu propia compañía[307]—, te hará coherente con la imagen de alto Valor que quieres proyectar. Además, generará expectación, impaciencia y, sobre todo, permitirá que la otra persona comprenda la diferencia entre tener ese algo y no tenerlo.

En otras palabras, permitirá que te eche de menos, a ti o a cualidades relacionadas contigo[308]. Como consecuencia, también pensará más en ti. No la prives de ese placer.

Para que la espera funcione, tienes que haberla dejado con ganas de más.

SÉ ESPORÁDICO: QUE NO TE DÉ POR SENTADO

La espera está bien, pero asegúrate además de que no siempre tenga claro cuando va a volver a disfrutar de tu compañía, tu atención o cualquier otra cosa que pretendas que valore.

Esto se puede aplicar en interacciones largas, cuando no tiene por qué saber cuándo va a volver a verte. También en aquellas cortas en las que debes, por así decirlo, comprimirlo todo en pocos minutos.

En estos casos, puedes jugar con tu presencia, llevando a cabo pequeñas escapadas, pero también con tu atención. Suminístrala a cuentagotas, ofrécesela de manera imprevisible y asegurándote de que cuando la tiene la valora.

VETE EN EL MEJOR MOMENTO

Tengo un amigo que es un as con las mujeres y siempre me lo dice: «Vete en el mejor momento».

En otras palabras, déjala con ganas de más.

Justo después de haberle hecho sentir algunas emociones fuertes, cuando más ganas de seguir contigo tiene, es cuando debes de abandonar la interacción. De esta forma sabrá exactamente lo que es echarte de menos.

ESTÁS EN DEMANDA

Si haces creer al Objetivo que otras personas, actividades, trabajos, etc., te requieren —a ti, tu atención, tus habilidades y, en general, todo aquello que puedas ofrecerle—, podrás parecer mucho más escaso ante sus ojos y, en consecuencia, más valioso.

Si no los tienes, invéntate actividades, amigos que te necesitan, chicas que quieren hablar contigo, trabajos que debes completar, etc. Y ni que decir tiene que todo aquello que te demande debe «sonar» excitante y divertido cuando menos. Es decir, mejor si se trata de una DAV.

SE ESTÁ AGOTANDO EL SUMINISTRO

Conseguir que ella crea que ahora te puede ver —o gozar de tu atención o cualquier otra cosas que pueda interesarle— pero que lo va a tener cada vez más crudo, es una gran manera de inducirla a que quiera invertir en tu persona.

Como en el caso anterior, las circunstancias que van a hacer que dicho suministro se reduzca deben parecer excitantes o, cuando menos, proyectar un alto Valor[309].

Sex code
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
CartaAlLector.xhtml
Seccion1.xhtml
Seccion2.xhtml
Seccion3.xhtml
Seccion4.xhtml
Seccion5.xhtml
Seccion6.xhtml
Seccion7.xhtml
Seccion8.xhtml
Seccion9.xhtml
Seccion10.xhtml
Seccion11.xhtml
Seccion12.xhtml
Seccion13.xhtml
Seccion14.xhtml
Seccion15.xhtml
Seccion16.xhtml
Seccion17.xhtml
Seccion18.xhtml
Seccion19.xhtml
Seccion20.xhtml
Seccion21.xhtml
Seccion22.xhtml
Seccion23.xhtml
Seccion24.xhtml
Seccion25.xhtml
Seccion26.xhtml
Seccion27.xhtml
Seccion28.xhtml
Seccion29.xhtml
Seccion30.xhtml
Seccion31.xhtml
Seccion32.xhtml
Seccion33.xhtml
Seccion34.xhtml
Seccion35.xhtml
Seccion36.xhtml
Seccion37.xhtml
Seccion38.xhtml
Seccion39.xhtml
Seccion40.xhtml
Seccion41.xhtml
Seccion42.xhtml
Seccion43.xhtml
Seccion44.xhtml
Seccion45.xhtml
Seccion46.xhtml
Seccion47.xhtml
Seccion48.xhtml
Seccion49.xhtml
Seccion50.xhtml
Seccion51.xhtml
Seccion52.xhtml
Seccion53.xhtml
Seccion54.xhtml
Seccion55.xhtml
Seccion56.xhtml
Seccion57.xhtml
Seccion58.xhtml
Seccion59.xhtml
Seccion60.xhtml
Seccion61.xhtml
Seccion62.xhtml
Seccion63.xhtml
Seccion64.xhtml
Seccion65.xhtml
Seccion66.xhtml
Seccion67.xhtml
Seccion68.xhtml
Seccion69.xhtml
Seccion70.xhtml
Seccion71.xhtml
Seccion72.xhtml
Seccion73.xhtml
Seccion74.xhtml
Seccion75.xhtml
Seccion76.xhtml
Seccion77.xhtml
Seccion78.xhtml
Seccion79.xhtml
Seccion80.xhtml
Seccion81.xhtml
Seccion82.xhtml
Seccion83.xhtml
Seccion84.xhtml
Seccion85.xhtml
Seccion86.xhtml
Seccion87.xhtml
Seccion88.xhtml
Seccion89.xhtml
Seccion90.xhtml
Seccion91.xhtml
Seccion92.xhtml
Seccion93.xhtml
Seccion94.xhtml
Seccion95.xhtml
Seccion96.xhtml
Seccion97.xhtml
Seccion98.xhtml
Seccion99.xhtml
Seccion100.xhtml
Seccion101.xhtml
Seccion102.xhtml
Seccion103.xhtml
Seccion104.xhtml
Seccion105.xhtml
Seccion106.xhtml
Seccion107.xhtml
Seccion108.xhtml
Seccion109.xhtml
autor.xhtml
notas1.xhtml
notas2.xhtml