CREACIÓN Y USO DE HISTORIAS[726]
Las historias son uno de los pilares básicos del uso de Material Enlatado.
Bien empleadas, nos ayudan a proyectar Valor y generar Romance. Prácticamente, una buena historia es capaz de echarnos una mano o sacarnos de un apuro. Varias de ellas, sabiamente diseñadas e ingeniosamente colocadas, pueden obrar milagros por nuestro juego.
Además, suponen un excelente vehículo con el que proyectar nuestra personalidad.
Supongo que no hará falta que te diga que no todas las historias de tu vida van a ayudarte de la misma forma a proyectar lo que quieres proyectar. Del mismo modo es crucial que sepas cómo estructurarla y qué elementos introducir en ella para que resulte tan efectiva como sea posible.
Si te sientes un poco perdido, puedes echarle un vistazo a las indicaciones que te doy en este punto.
No se trata de algo que haya que seguir siempre a rajatabla, especialmente cuando ya se sabe lo que se está haciendo. Pero, como digo, viene bien tenerlo presente. A fin de cuentas, todas son cosas que los buenos narradores de historias suelen hacer de forma natural.
Dicho sea de paso, conviene que trates de identificar los elementos y principios que señalo a continuación en las historias enlatadas que irás encontrando a lo largo del capítulo.
QUÉ HISTORIAS ESCOGER
Empieza por considerar aquellas historias que ya te funcionan. Es decir, aquellas que cuentas a amigos o gente que conoces y despiertan completamente su interés o les arrancan carcajadas.
Escógelas sugestivas, divertidas y que posean la clase de elementos que interesan a las chicas.
Por supuesto, no caigas en tocar cosas desagradables, como la muerte, hospitales, enfermedades, depresiones y, en general, todo aquello que todavía te traumatice. Evita los Cortes de Rollo.
ELIMINA LA PAJA
Prescinde de todos los detalles aburridos que pueden hacer que desconecte o bostece. Tu idea es tener a tu público siempre suspendido.
Básicamente, elimina casi todo aquello que no interese a la gente[727].
SÍRVETE DE UN TITULAR ESTIMULANTE[728]
Debes captar la atención de la gente desde el principio, antes incluso de contar tu historia.
Para ello, te puede venir bien servirte de algún titular relevante dentro de la conversación y que resulte llamativo y despierte la curiosidad desde el principio.
Tipo: «tal día, en tal sitio, me ocurrió algo increíble», «si te cuento lo que me pasó no te lo creerás» o «lo que me pasó a mí sí que fue rallante» o «espera que te cuente esto, vas a flipar». Cualquier cosa que les haga querer saber más.
USA UN GANCHO INTRODUCTORIO
¿Cómo empezar a narrar la historia? ¿Con algo que deje a la gente indiferente y pueda hacerla desconectar o con algo que les haga prestar especial atención a todo lo que sigue?
Por supuesto, debes hacer que todos afinen el oído desde su principio. Introduce, pues, algo realmente sugestivo e interesante justo en las primeras líneas de tu narración.
CITA NOMBRES DE GENTE Y COSAS CONCRETAS
Esto le da mucho más realismo. A menudo, cuando la gente inventa historias dice cosas como «tengo un amigo que…», o «me fui a un sitio que», o «el otro día»….
Mucho mejor decir: «tengo un amigo, Marcos, que…», o «estaba en Bolsería, un pub, que…» o «el jueves, o la semana pasada o hará cosa de un mes…». Está claro, ¿no?
SUBCOMUNICA
Si tu historia habla directamente de, o se recrea demasiado en elementos que te interesa proyectar, como Preselección, Valor Social, espíritu aventurero, dinero, etc., en el mejor de los casos parecerás un tipo inseguro que intenta cualificarse mediante la ostentación y el alardeo.
En general, y a menos que lo hagas con fines humorísticos, te recomiendo que olvides por completo el centrar tu historia en esta clase de cosas y que solo aludas a ellas indirectamente.
Es decir, no comuniques estos elementos como cualquier fanfarrón vulgar. Sería una DEV. En lugar de ello, subcomunícalos.
Ejemplo: «Hace un mes o así Sandra me pidió que bajase a comprar el desayuno al súper de El Corte Inglés que hay cerca de su casa, y no podéis imaginar lo que me ocurrió en aquel lugar…».
O: «Sabía que llegaba tarde para el partido, pero aquel tipo no dejaba de hacerme preguntas sobre mi coche. Gracias a Dios, Blanca me llamó en aquel preciso instante, así que por fin pude salir. Como iba con prisa, en el camino…».
En los ejemplos anteriores, podría haber hablado directamente sobre Sandra o sobre mi coche, para mostrar Preselección o dinero, respectivamente. Sin embargo, centrar la historia en ello habría supuesto alardear.
Hacer que la historia gire en torno a algo completamente distinto, como lo que me ocurrió en El Corte Inglés o de camino al partido, permite que la información que quiero transmitir llegue a su destino sin parecer un fanfarrón que trata de cualificarse.
DEJA INCÓGNITAS
Sabemos que la ambigüedad y el Misterio son potentes Amplificadores[729] que estimulan la imaginación y despiertan el interés como pocas cosas lo hacen. Por ello, me gusta dejar incógnitas a lo largo de mis historias, es decir, preguntas que han quedado por responder.
Esto te hace más interesante y, además, te da la oportunidad de prolongar la interacción y aumentar tu valor respondiendo a las futuras preguntas de la gente, en lugar de fanfarronear.
En los fragmentos anteriores, dejo unas cuantas incógnitas. Por ejemplo, ¿quién es Sandra? ¿Por qué vive cerca de El Corte Inglés? ¿Tiene dinero?
En el segundo, también quedan varias incógnitas.
¿A qué juego? ¿Pertenezco a un equipo? ¿Por qué preguntaba tanto ese tipo por el coche? ¿Es caro? ¿Es deportivo? ¿Es diferente y molón? ¿Tengo dinero? ¿Y quién es Blanca? ¿Es normal que te llamen chicas por teléfono o es una novia?
PERFILA UN PERSONAJE
La función de las Historias no es tanto comunicar cosas concretas como dejar entrever en ellas la clase de personaje que eres o te interesa parecer.
Por lo general, los personajes de novelas o películas cobran —cuando estas son buenas— cierta realidad psicológica. Esta nos permite formarnos una idea clara sobre su personalidad y predecir cómo se comportarían en situaciones distintas a las descritas en la historia.
Pues bien, también tú debes proyectar una personalidad a través de tus historias. Por supuesto, dicha personalidad debe explotar los Interruptores Sexuales de la mujer y dejar entrever los rasgos atractivos que has aprendido en este manual. Además, la psicología de tu personaje debe ser siempre congruente y desprenderse de tus historias por tu forma de contarla y por aquellos detalles que logres subcomunicar. Algo, claro está, que tiene que parecer involuntario.
COMUNICACIÓN NO VERBAL
Hay recursos que no son nada verbales y hacen una historia más interesante. En general, la riqueza de tonos, los cambios de ritmo, la emotividad, la confianza, etc., pueden ayudarte a darle a tu historia el enfoque que más te interese.
Puedes hacerla más cómica, generar más expectación e intriga o hacerla sonar más seductora.
Ante todo, ten presente que tu historia no debe ser cautivadora solo por el contenido de la misma, sino también por todo lo que haces y no haces al narrarla. Recuerda que la mayor parte de la comunicación se lleva a cabo a un nivel no verbal.
Para mejorar, repasa a menudo todo lo aprendido sobre la comunicación no verbal[730].
USA EFECTOS ESPECIALES
Pocas cosas hacen una historia tan entretenida como unos buenos efectos especiales.
Seguramente sabes a qué me refiero.
Piensa en ese amigo tuyo que tiene a todo el mundo en vilo con sus historias. Ese que está haciendo constantemente ruidos con la boca, gestos con las manos, y logrando que la gente visualice y sienta aquello que está contando.
Esto no quiere decir que te pases la vida haciendo ruidos o aspavientos como Michael Winslow —al que muchos conocíamos por «el negro de los ruidos de Loca Academia de Policía»— ni como el más moderno Razhel, apodado «la caja de ritmos humana».
Recuerda que solo debes ofrecer DAVs para reforzar tu juego, no convertirte en el payaso o animador del grupo.
REMATA TU HISTORIA
A menudo es positivo añadir un comentario que resuma tu historia al final de la misma, cause un gran impacto o le dé un toque de gracia.
El remate permite a tus interlocutores saber que ya has acabado y seguirte mejor si se han perdido en algún momento. Además, aumentan el efecto de tu historia.
Me refiero a cosas como: «Ahí estaba. Un enorme gordo barbudo con los pantalones bajados y meneando violentamente su… “iguana” con la derecha». O «Personalmente, creo que aquello debió bastar para que se corriera». O «Así que… ¿cómo puedo confiar en ti?».