Capítulo 44
Leí y releí los seriados varias veces. Ninguna de las palabras que los componían me llamó tanto la atención como el apellido del poeta mexicano Tablada. Lo hizo porque recordé al instante que el epitafio de Salas correspondía a un poema del escritor.
—Como ves, está todo relacionado entre sí. En el primer seriado Salas dejó claro que existían trece cuadros y una llave. También que el cuadro estaba en manos del heredero de Fonseca o, lo que es lo mismo, tú —dijo sonriendo—. Cuando entresacamos el texto supusimos que el cuadro tendría en su interior la llave y que esta debía de ser la que, probablemente, abriría el lugar en donde los forenses se reunían en Toledo, lugar que, evidentemente, no era la casa del orfebre, ya que allí no se encontró nada.
—Entonces, ¿debo suponer que sabes qué indican el resto de las palabras que componen los seriados, incluido el apellido del escritor mexicano? —inquirí.
—Lo primero que sopesamos cuando encontramos las primeras palabras encriptadas fueron los motivos por los que Salas no dejó sus mensajes más claros, más concisos. Podía haberlo hecho, pero no lo hizo. Al menos, no lo hizo en los mensajes a los que nosotros hemos tenido acceso. Todos ellos creemos que están escritos en fechas muy cercanas a su asesinato. Esto nos llevó a la conclusión de que, con casi total seguridad, Salas debió de intentar sacar la información del convento con anterioridad a las cartas que le envió a la madre de Reyes.
—¿Qué quieres decir? —pregunté desconcertado.
—Pensamos que Salas percibió lo que sucedía en el convento casi en los primeros días de encierro. Intentó sacar la información al exterior, pero sus mensajes fueron interceptados por alguien. Por necesidad, simuló una demencia repentina, algo lógico dada su situación. Estaba, como bien admitía constantemente a las religiosas, cautivo. Las cartas que le escribió a la madre de Reyes fueron una idea brillante nacida de una mente privilegiada como la que debía de tener. Un hombre católico confeso y practicante que, viendo que sus días están contados, se arrepiente de su pecado. ¿Qué puede haber más lógico y más complaciente para el clero? Nada mejor que esas cartas para esconder un mensaje.
»Respecto al segundo seriado, está claro que habla del Quijote y la relación con el trabajo que realizaba sobre los textos de Loyola. Sus tres primeras palabras: Aspas, Quijote y Loyola así lo demuestran. Sin embargo, las dos últimas no tienen en apariencia ningún vínculo con las anteriores, aunque sí lo tienen con las siguientes: con el tercer seriado. En concreto con Bautista, Sol y con el apellido del escritor mexicano, Tablada. Una relación muy estrecha y más clara de lo que parece. Y es probable que algo quede aún en el convento de sus mensajes.
—¿Insinúas que dejó pruebas de lo que pasó dentro del convento que nadie ha visto?
—Si enlazas el significado de las palabras, de las últimas palabras, tendrás un hilo conductor claro y conciso. Llegarás a la misma conclusión que hemos llegado nosotros.
—La única relación que he encontrado entre las palabras y el convento es la que da cierto sentido a la hipótesis de Daniel: estaba investigando, como las mismas religiosas manifiestan, los textos de Loyola. El apellido de Tablada y su epitafio, también, pero no sé qué pueden significar.
—Los mensajes de Salas no están escritos en un código común, sino cifrado. Teniendo en cuenta este punto, hay que interpretar todo lo que hizo. Debes agrupar las palabras por su relación. Formar familias de conceptos relacionados entre sí e interpretarlos. Bautista, Solsticio, Puertas, Llave, Tablada y Pedro están estrechamente relacionadas y nos llevan al mismo lugar, al convento. Como sabes, Daniel piensa de otra manera. Afirma que a la congregación le faltan parte de las cartas del santo, las últimas en las que Salas estaba trabajando. ¿No te ha hablado de ello? —dijo mirándome a la espera de mi confirmación.
—No —respondí—; dime, ¿qué relación le disteis a las palabras entre sí? Si es cierta vuestra hipótesis, tendré que volver al convento.
—Así es. Como te dijo Reyes, en esta investigación, eres casi imprescindible. Las religiosas no permitirán a ninguno de nosotros que entre en sus instalaciones, solo te dejarán hacerlo a ti.
—Dime la relación que habéis establecido entre las palabras.
—El nombre de Bautista se refiere a san Juan Bautista, al que le cortaron la cabeza, como lo hicieron con tu padre y con Salas.
—¿Mi padre y Salas fueron decapitados? —inquirí desconcertado.
—Pues así fue. Imagino que si Reyes y Daniel no te lo han comentado habrá sido porque daban por hecho que tú lo sabías. Fueron decapitados y sus cabezas no se encontraron nunca, desaparecieron como lo hicieron los forenses que viajaban en el autobús rumbo a Toledo.
—No tenía ni idea de ello —dije apoyándome sobre la mesa.
—Bien, como te decía, al igual que Salas, el Bautista tenía una firmeza que hizo temblar al mismísimo Herodes. No calló ante nada ni nadie por cumplir la misión para la que fue encomendado, y se rebeló contra los abusos de poder, igual que aparentemente hizo Salas. Ambos perdieron la cabeza por ello. Esa es la primera relación que encontramos nada más ver el nombre de Bautista. Lo que ambos hicieron y la manera de morir. La palabra Sol nos indica, una vez más, que estamos hablando del Bautista, ya que su fiesta se celebra el día 24 de junio, coincidiendo con el solsticio de verano. Es la fiesta solar por excelencia, el día con más horas de sol, en donde el poder de las tinieblas tiene su reinado más corto. Como imagino que sabrás, en los antiguos mitos griegos se llamaba a los solsticios «puertas» y ahí tienes la siguiente palabra del seriado. Está claro que Salas se llamó a sí mismo Bautista en los mensajes encriptados. Llegados al apellido del escritor mexicano Tablada, este nos conduce directamente al epitafio de Salas, que es un poema del escritor que se refiere al Sol en forma metafórica, a su luz, lo fuerte e importante que esta es y lo que puede crear o precipitar.
—Al golpe del oro solar, estalla en astillas el vidrio del mar —respondí.
—Una vez más tenemos el Sol. Bautista, Sol, solsticio de verano, puerta y Tablada. Está claro que Salas quiso dejar patente que al contacto con el sol se abriría una puerta y que en ella está el secreto.
—Los rosetones de cristal azul de las cruces —respondí—. Debe de estar en el cementerio. Por eso faltaban varios de ellos, para que no encontrásemos el lugar que podían indicar.
—Es posible, pero nosotros no pensamos eso. La palabra central en torno a la que todas giran es Bautista, el nombre de san Juan Bautista. Solo hay que fijarse en la fecha en que se celebra su fiesta y ahí reside la clave.
—Sigo sin entender.
—San Juan es el único santo del que se celebra su natalidad y no el día de su muerte, por lo tanto, el mensaje de Salas no puede referirse al cementerio en donde está enterrado, sino a un lugar que tiene relación directa con el agua, por el bautismo, con el sol que puede dar en ella, y con Pedro, que como sabes es otra de las palabras del seriado. Una de sus acepciones es piedra.
—La iglesia del interior del convento, en la pila bautismal —respondí.
—Sería posible si la iglesia del convento la tuviera, pero, según Daniel, no la tiene. Es una capilla y no está acondicionada ni lo estaba para esos menesteres. Jamás se bautizó a nadie en el monasterio, que sepamos. Los documentos que hemos revisado no hablan de que haya existido jamás. Según Daniel, solo puede referirse a la fuente que hay en el interior del convento, una pequeña roca de la que brota agua de manantial. El patio está situado en la parte central del edificio, y en el centro está ubicado el pequeño naciente. Daniel recuerda que sobre él Salas colocó una figura del Mesías recién nacido en cristal que confeccionó para la orden. Dice que el sol incide en ella con fuerza y proyecta rayos azulados por todo el patio al mediodía. Está por saber si uno de esos rayos indica el lugar en donde Salas escondió su segundo mensaje o la clave de todo este asunto. Tal vez los rayos no sean iguales o no proyecten la misma luz en una fecha o en otra, pero para ello tendrás que volver al convento y convencer a las religiosas de que te dejen entrar en las instalaciones interiores. Daniel afirma que Salas no les entregó todos los textos de Loyola a las monjas y que ese es un punto que podías utilizar para convencerlas. Si les dices que sabes dónde están o pueden estar los escritos te dejarán entrar.
—¿El resto de las palabras, aspas, Quijote y Loyola, qué significado tienen?
—Está hablando de las aspas que dibujó en el suelo de la biblioteca del convento. Olvidé que tú no has entrado en las instalaciones. Daniel nos dio indicaciones del dibujo. Salas hizo un mosaico sobre el suelo de la biblioteca. Son aspas de un molino de viento. Sobre ellas colocó a todos los forenses integrantes del grupo. Las religiosas interpretaron aquel trabajo como una deferencia hacia ellas y el producto de la pasión que Salas sentía por la obra de Cervantes. El sitio más adecuado para un homenaje a un escritor es, sin lugar a dudas, una biblioteca. Sin embargo, después de entresacar las palabras de las cartas, creemos que en las aspas había algo más que nadie ha conseguido ver hasta el momento.
—Jana tenía una fotografía del grupo de forenses en la biblioteca. Curiosamente están colocados formando unas aspas de un molino de viento, pero bajo sus pies no se aprecia el mosaico.
—Eso debió de ser producto del revelado, porque el mosaico aún está en el suelo del convento, al menos estaba cuando Daniel fue invitado a abandonarlo. Si este hubiera tenido las cartas de Salas en sus manos descifradas cuando aún tenía libertad dentro de la abadía, es probable que ahora estuviera en posesión de algo trascendental.
—¡O muerto! —dijo Daniel, que estaba tras nosotros—. Los acontecimientos se suceden con un orden lógico y premeditado. Están guiados por poderes que se escapan a nuestra comprensión, pero de los que no debemos tener dudas. Si aún estoy aquí, si todo ha sucedido de esta forma, es porque Dios así lo ha decidido. Y no me cabe la menor duda de que Él no se equivoca nunca.
—Habló un excomulgado y ¿quién mejor para dar muestras de sus creencias? —respondió Julián en tono de sorna.
—No dejes de tener en cuenta que mis dogmas no se han visto mermados por las decisiones de algunos hombres. Solo Dios es el verdadero juez. Ya veremos quién está en el camino correcto cuando todo esto se desenmarañe. Es momento de almorzar —dijo, haciendo una seña para que le siguiéramos.
Julián sonrió y, tras guardar las teclas, las cartas y los folios que había sobre la mesa en uno de los cajones, se levantó y caminó hacia la puerta.
—Julián —le inquirí poniéndome a su lado—. Hay un punto que no me ha quedado del todo claro, algo que no encaja en vuestras conclusiones.
—¿Cuál? —dijo él parándose.
—Salas no podía saber que moriría decapitado. Tuvo que referirse a san Juan Bautista por otros motivos, porque no creo que conociera cómo iba a morir.
—Por supuesto que no. Pero el asesino sí debió de hacerlo por eso. Salas debió de ser la segunda cabeza visible del grupo. Al igual que lo era el Bautista, no olvides la rivalidad de la que siempre se ha hablado entre los seguidores de Jesús y de Juan. Él debía de haber provocado esa rivalidad o, de no ser así, conocerla. Recuerda que san Juan bautizó a Jesucristo, y el paralelismo entre María y la madre de san Juan.
—Entonces, según todos los datos, Salas era el segundo del grupo y mi padre el primero.
—Es probable, pues Salas era el mentor de tu padre. Los dos fueron perseguidos y asesinados, como lo fueron Jesucristo y san Juan Bautista. Ahora debemos buscar a los que lo hicieron. Vamos por buen camino, fíate de nuestras hipótesis —concluyó.
—Sé que estás aturdido —dijo Daniel, que andaba junto a mí—. Incluso me atrevería a asegurar que viajarías de inmediato al convento, sin darte un respiro. A mí me sucedió lo mismo cuando Julián me hizo partícipe de su descubrimiento, pero, antes, debemos encontrar el lugar en donde está situado ese plano. Hay que encontrar la cerradura en donde introducir la tija de tu llave. Viajaremos a Toledo mañana mismo. Reyes cree haber dado con el lugar exacto y, si está en lo cierto, no saldrás de tu asombro. Julián se quedará aquí, terminando el trabajo. Ahora debemos seguir las pautas correctas, no precipitarnos. Si Salas puso en primer lugar el cuadro y la llave, tuvo motivos para hacerlo.