Epilogo
Alex
Busco a Lucía por todas partes, pero no la encuentro. Desde que ha bajado del escenario que no la he vuelto a ver, Elisabeth quería agradecerle que haya formado parte del equipo, pero al parecer se la ha tragado la tierra.
—¿Dónde se habrá metido Lucía? —escucho como pregunta una de las amigas ella.
—¿No la ha visto nadie? —pregunta Natalia, su mejor amiga.
Me acerco a donde se encuentran, están algo preocupadas, igual que yo, parece haberse esfumado sin que nadie se haya percatado de cuándo. Pensaba que tal vez la habrían mandado a cambiarse antes de tiempo, pero ni siquiera ellas saben dónde se encuentra. Miro a hermana de Collins, parecen realmente preocupadas.
—¿Estás bien? —me pregunta la chica rubia.
—Sí, tranquila. —Sonrío.
Por un momento me da la sensación de que ambos nos sumimos en una burbuja, aislándonos de los demás. Trago saliva, algo me dice que esta chica es especial. Cierto es que, Lucía ha sido capaz de tocar mi fibra, pero ella… Parece tan distinta que ni siquiera sabría cómo calificarla. Tiene el pelo rubio y bastante corto, con un largo flequillo que le cubre toda la frente, le queda bien, va guapa.
Estoy seguro de que, la hermana de John podría enamorar a cualquier hombre que se le pusiera delante, solo tendría que dejar salir la picardía y olvidarse de esa imagen rígida que parece tener. Fijo mis ojos en ella, en ese vestido negro tan estrecho que le sienta como un auténtico guante.
—Hombre, estáis aquí. —Sonríe John, el hombre que me presentó antes Lucía, junto a su hermana.
—¿Dónde te habías metido? —pregunta Natalia.
—Pues… —Se pasa una mano por la nuca.
—Eso, John —inquiere la chica—, ¿dónde estabas, hermanito?
Le miramos extrañados, creo que hay algo de lo que no me estoy enterando, ¿es que él también había desaparecido? ¿Dónde se habrá metido Lucía? Cada vez estoy más inquieto.
—He tenido que ayudar a Kellin con una cosilla.
¿Kellin? Ese es el hombre del que está enamorada Lucía, seguro que es él. Recuerdo haber escuchado su nombre en varias ocasiones cuando ella lo llamaba, o le pedía que se detuviera durante nuestras dos peleas… Fue lamentable, pero no me arrepiento de haberle golpeado, en aquel momento se lo merecía, y si no lo hubiera hecho, me habría quedado con una espinita clavada que habría originado una herida aún mayor. Ahora sé que, de verdad quiere a Lucía, y luchará por ella cuando haga falta.
—¿A Kellin? —cuestiona Natalia.
—Sí, tenía preparada una sorpresa para Lucía y se la ha llevado.
—¡Oh! —exclaman las dos amigas al unísono.
—¡Qué mono! —añade la rubia.
Aunque ese hombre no haya sido fruto de mi devoción en ningún momento, estoy seguro de que Lucía será feliz a su lado. Mi pitufa se merece a alguien que la cuide y mime, más le vale hacerlo, o acabaré con esa sonrisa burlona que siempre lleva en los labios.
—Entonces… ¿Se han ido juntos? —pregunta Natalia.
—Sí, claro.
—Bueno, ahora ya estoy más tranquila —suspira—. ¿Vamos a tomar algo?
—¡Claro! —exclama John.
Natalia y John, quien supongo que son pareja, avanzan tranquilamente, la chica rubia hace lo mismo, pero antes de salir, se da media vuelta y me sonríe.
—¿Te animas a venir con nosotros? —pregunta.
—Claro, por qué no.
Perfecto. Hay algo en ella que me hace sentir bien, tiene una energía extraña y eso me gusta, veremos qué pasa.
—Por cierto, creo que no nos han presentado como Dios manda. —Río—. Soy Alex Tyree.
—Laura Collins, hermana del novio de Natalia. —Me tiende la mano—. ¿Inglés o estadounidense?
—Estadounidense.
—Encantada, Alex Tyree. —Dice con un retintín especial.
Esto promete y mucho.