Capítulo 28

El hombre estaba sudando. Estaba cansado. Llevar un cadáver al lugar adecuado era una tarea agotadora. Sin embargo, ya había terminado, y retrocedió unos pasos para admirar su obra, frotándose los ojos con la manga de la camisa. «Pronto», pensó. «Pronto, todo habrá terminado y tendrás todo lo que has soñado. Tendrás el mundo a tus pies y yo estaré ahí contigo». Sonrió y volvió al coche. Tenía cosas que hacer.

Se echó a reír.

—Y kilómetros que recorrer antes de poder dormir. Oh, sí, kilómetros que recorrer antes de dormir.