Capítulo
44
La chica pidió llevarse sus flores, le habían gustado mucho y Ángelo se sintió complacido al saberlo y al tener la certeza de que no iban a terminar en el camión de la basura. Al llegar al hotel, Logan y otros dos guardias que los habían seguido se apresuraron a ayudar a la chica a bajar y siguiendo las instrucciones del pintor, Logan se adentró junto con ella al hotel llevándole el bolso de su portátil y el jarrón con las flores, Ariadna se sentía abrumada pero reconocía que todo ese cuidado hacia ella le gustaba y halagaba. Ángelo no se sentía seguro y deseaba tener una plática de hombre a hombre con Frank, no pensaba moverse del hotel hasta que Logan saliera con la seguridad de haber dejado a la chica instalada en su habitación pero aún así era incapaz de sentir paz al dejarla sola, hubiese deseado que la chica fuera por todas sus maletas y regresara con él a su villa pero ella no quiso y debía de respetar su decisión.
Llegando a la habitación Ariadna se adentró y mientras Logan colocaba el jarrón en uno de los muebles cerca de la puerta y le entregaba su bolso de la computadora, la puerta de enfrente se abrió. Un molesto Frank vestido con el albornoz del baño salió a verla y al notar las flores y al guarda espalda que ya lo tenía colmado, no dudo en hablar.
—Hasta que por fin llegas —la miró seriamente.
—Lo siento, estuve en el estudio de arte del señor Di Gennaro mostrándome parte de su trabajo y es fascinante.
—Ya veo tu entusiasmo. —El hombre no podía disimular su molestia.
—Lamento no haber llegado antes, luego llamaré a Sharon. —La chica intentaba disimular.
—Tenemos que hablar, ¿Puedes venir a mi habitación? —la miró seriamente.
Ariadna tragó en seco y comenzó a sentir temor.
—Frank… vengo a… arreglar mi equipaje —dijo encontrando valor.
El hombre la miró frunciendo el ceño y al mismo tiempo levantó las cejas desconcertado, a la vez que le lanzaba una mirada glacial al guarda espalda que estaba tan rígido como una estatua y lo miraba seriamente también.
—¿Qué significa eso de “arreglar tu equipaje”? —preguntó manteniendo la paciencia.
—Que nuestro tiempo… nuestra labor ya terminó, mañana concluye todo y si te apetece regresar a Ontario puedes hacerlo pero sin mí, el señor Di Gennaro me ofrece unos días más de estadía para compartir impresiones y yo he aceptado.
—¿Estadía? ¿En dónde? ¿Con él? Creí que con lo sucedido a tu ex deseabas regresar —le dijo seriamente sin entender el cambio de la chica, sus planes no habían salido como los esperaba.
—Lo pensé mejor y creo que no vale la pena. —La chica no sabía cómo ganar tiempo.
—¿No extrañas a tus hermanas? —El hombre levantó una ceja, Ariadna sabía que intentaba usar sus debilidades.
—He estado en constante contacto con ellas y después de lo que me pasó… quieren que me tome unos días más para divagarme.
—Ariadna estamos aquí en vías laborales, no puedes quedarte más tiempo, no tienes el permiso para hacerlo, si gustas puedo solicitar unos días de vacaciones para ti al llegar a Ontario y te presentas a trabajar hasta el lunes de la próxima semana si quieres pero no tienes el permiso para quedarte sola aquí en Roma.
—Si lo dices por el gasto extra no preocupes. —La chica se dirigió a su equipaje—. Serán sólo un par de días más, yo misma me haré cargo.
—¿Tú o él? —Frank no podía disimular el enojo que sentía, imaginarse que ella y el pintor ya tenían un romance hacía que la sangre le comenzara a hervir.
—¿Perdón?
—Señor… —Frank miró al guarda espalda que parecía esperar instrucciones de la chica—. ¿Sería tan amable de dejarnos solos?
Ariadna abrió los ojos y tragó en seco, tenía miedo, asintió temerosa ante Logan que entendió muy bien su gesto y éste, salió de la habitación. Frank se acercó más a ella.
—Veo que… seguramente la has pasado muy bien con tu pintor.
La chica lo miró frunciendo el ceño y entendiendo el rumbo de sus palabras.
—No te permito que…
—No, si no te estoy pidiendo permiso.
—Yo tampoco —la chica lo miró seriamente—. Eres mi jefe Frank y te respeto pero hasta ahí y nada más, de mis actos no le doy cuentas a nadie.
—Si ya lo veo, te has encargado de mostrarme ese lado tuyo muchas veces y creo que he sido un tonto esperando que cambies o te muestres diferente.
Ariadna se mordió los labios y llevó sus dedos a su frente, necesitaba evitar la ansiedad que comenzaba a sentir.
—Ya mañana terminamos con las exposiciones —le dijo la chica metiéndose al baño intentando disimular—. Así que nuestra estadía juntos ya se terminó, cuando esté listo mi informe te lo voy a pasar por email para que hagas la presentación correspondiente para el museo de Ontario.
Frank exhaló apretando los puños al escucharla y al salir la chica del baño con su secadora en mano, la sujetó fuertemente sometiéndola y evitando apretar su cuello le susurró al oído.
—Y entonces supongo que quieres volar a los brazos de tu pintorcito, ¿Debo entender eso?
—¡Suéltame! —la chica estaba asustada y sintió revivir su ataque en Rouen, respiraba aceleradamente y con dificultad debido al miedo.
—Ariadna admítelo de una vez —insistió Frank inspirando el perfume de su cuello—. Tienes una naturaleza que no deseas ni puedes reprimir, ¿Quieres un hombre que te haga delirar? Estuviste con un francés, con un completo desconocido con el cual saliste y ahora vas a la caza de un magnate del arte que sólo chasquea los dedos para que sus deseos se cumplan, ¿y aún así no me permites una oportunidad a mí que he tratado de agradarte y complacerte? Creo que me la merezco, ¿no crees?
—No sé de qué hablas, ¿Crees que estuve con Jean? ¿Crees que vengo de estar en la cama con Ángelo?
—Ángelo —repitió con sarcasmo—. Así que ya lo tuteas y hay confianza entre ustedes, eso sólo significa una cosa —la llevó en dirección a la cama y Ariadna presentía lo que iba a pasar—. Por supuesto que creo que ya fuiste su mujer ¿Prefieres ser la amante de un artista cualquiera a ser la esposa de un hombre de verdad? ¿Así quieres ser tratada? ¿Te gusta ofrecerte y que te tomen? Bien, de la misma manera serás mía también.
La lanzó con fuerza a la cama haciéndola caer, él se apresuró a encontrarla y a someterla pero la chica lo golpeó con la secadora que andaba en la mano, se incorporó rápidamente corriendo hacia la puerta pero los tacones no le ayudaron y amenazó con doblarse un tobillo, ella no logró llegar a la puerta pero sin querer alcanzó el jarrón de sus flores haciendo que se cayera al suelo y se quebrara cuando Frank la alcanzó ignorando el dolor del chichote que ella le había hecho a un lado de la frente. La sujetó del cabello y volvió a someterla, la chica intentó gritar pero él le tapó la boca sacando un pañuelo de la bolsa de su albornoz y poniéndoselo en la nariz, Ariadna forcejeó con él pero el aroma del pañuelo comenzaba a debilitarla y a someterla. La chica no perdió del todo el conocimiento pero sintió su cerebro paralizado y que su cuerpo no deseaba responderle, estaba consciente pero no podía mantener los ojos abiertos y para colmo sentía hasta la lengua dormida lo que le impedía tan siquiera balbucear, no sabía qué clase de droga había inhalado, de lo único que estaba segura era de no poder defenderse, intentaba retener la poca conciencia que tenía antes de caer en la oscuridad a la que Frank la llevaba.
El hombre la cargó en sus brazos y la llevó a la cama de nuevo, la acostó y comenzó a desvestirla, le quitó la chaqueta y también su blusa, se deleitó observando y tocando sus pechos a través del sostén de encajes negros que lo excitaba, la respiración del hombre se aceleraba con la excitación cada vez más, se inclinó para besar y lamer su cuello a la vez que apretaba sus pechos, su erección comenzaba a prepararse para disfrutar de una sesión de sexo por la que había esperado por mucho tiempo.
—Por fin serás mía —susurraba a la vez que besaba con ansiedad sus labios—. Mía, mía sin que nada lo impida.
Bajó sus manos y apretó su muslo, apretaba sus piernas, bajó su boca besando su cuello, sus pechos, su estómago, metió la mano entre sus piernas y sintió el panty de la chica, comenzó a masajear su sexo y a sentir por primera vez lo que era ese paraíso, el hombre se saboreaba y sin perder tiempo metió un dedo dentro de ella, Ariadna pudo sentir eso e inconscientemente arqueó su cuerpo y gimió, quería gritar pero Frank ahogó sus gemidos con su boca, la besó de nuevo sin dejar de tocarla, estaba excitado, por fin podía sentir y conocer a la chica, besarla y tocarla a la vez era un placer con el que había soñado desde hace mucho y ahora aunque fuera a la fuerza lo estaba haciendo. Se hincó un momento y puso a la chica boca abajo, Ariadna se sentía mareada y sentía que no podía respirar, el hombre besó sus hombros a la vez que desabrochaba su sostén, lamió su espalda y apretando su trasero gimió, se mordió los labios, los masajeó, metió la mano de nuevo para sentirlo plenamente y volviendo a meter un dedo comenzó a excitarla, necesitaba lubricarla, sentir aquello era la gloria para él y tocando su miembro comenzó a estimularse a sí mismo, quería penetrarla de esa manera, quería abrir sus piernas, desnudarla y exponerla completamente para él, iba a disfrutar a la chica aunque fuera de esa manera pero mientras bajaba el cierre de la falda para desnudarla, el estruendo de la puerta que se abrió de par en par lo desconcentró y asustó, un furioso Ángelo entró y sin dudarlo se abalanzó ante él y de un fuerte derechazo lo bajó de la cama. Frank rodó por el piso sin saber de dónde le había caído el golpe y sujetándose la nariz que le sangraba, intentó incorporarse para atacar al pintor que trataba de auxiliar a la chica inconsciente pero un peculiar sonido lo detuvo, Logan le apuntaba con un arma, Frank exhaló y se detuvo levantando las manos, su fantasía de tener a Ariadna se había truncado y supo que su carrera también se había ido al diablo, sus planes salieron mal. Los demás guardaespaldas del pintor sometieron a Frank a quien le permitieron vestirse para esperar a la policía que llegaría por él, Ángelo estaba asustado al ver que Ariadna no respondía, le subió el cierre de la falda y abrochó su sostén, luego la giró boca arriba y la cubrió con las sábanas, esperó a su lado la llegada de la ambulancia. En ese momento muchos curiosos se acercaron a la habitación para ver qué pasaba y entre ellos estaban Charles, Richard, Douglas y John de la delegación americana que pasaron por encima de los guardaespaldas del artista.
—¿Qué pasó aquí? —preguntó Charles, Ángelo acariciaba la frente de la chica que no tenía conciencia de nada, apenas y respiraba—. ¿Qué le pasó a Ariadna?
—El cerdo de su jefe quiso abusar de ella —contestó muy molesto.
—¡¿Qué?! —exclamaron los hombres sin poder creerlo.
—Algo le hizo porque no responde, estamos a la espera de la ambulancia.
—Pero, pero… —Charles no sabía que decir.
—Bueno, hay señal de forcejeo —dijo Richard al notar el jarrón quebrado y las flores por todo el suelo.
—Y eso fue lo que alertó a mi guarda espalda que esperaba afuera por ella, debido a eso me llamó y gracias a Dios llegué a tiempo, poco le faltó a ese malnacido…
Los hombres exhalaron muy avergonzados, en ese momento la policía junto con los paramédicos llegaron y mientras unos iban por Frank, los otros entraban con la camilla a la habitación.
—Frank ¿pero qué demonios hiciste? —le preguntó un molesto Charles encontrándose con él mientras lo sacaban de su habitación.
—Lo siento pero el detenido tiene el derecho de permanecer callado —le dijo el policía en italiano—. No tiene el permiso para hablar, puede optar por un abogado pero se dará parte a las autoridades de la embajada americana en este asunto—. Y avanzando con un Frank esposado como cualquier delincuente buscaron la salida.
—Richard será mejor que tú y Douglas vayan con él para saber qué hacer mientras John y yo esperamos noticias de la chica —le dijo Charles a su compañero—. Vaya manera de cerrar con broche de oro nuestra estadía en Italia —negó exhalando con decepción.
Los hombres asintieron y obedecieron siguiendo a la policía, mientras ellos que se quedaban miraban cómo sacaban a la chica en la camilla y con oxígeno para llevarla a una clínica. Ángelo iba con ella, Logan cerró su habitación y junto con los demás guardaespaldas acompañaron a su jefe, la chica tenía síntomas de una intoxicación y necesitaban conocer que era lo que la había puesto así, sus signos vitales y cerebrales eran muy débiles.