Capítulo

16

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Cuando terminó la película las chicas salieron extasiadas.

Ariadna hubiera deseado volver a entrar a la sala pero no podía desvelarse, además todavía no tenía del todo su equipaje listo y debían volver a la casa. La chica esperó en el baño a Jackie para poder verse y muy emocionadas compartieron la impresión de la película. Justamente cuando salían de los baños Steve ya esperaba a su prima y fue la excusa perfecta para ver a Ariadna de nuevo por lo que la chica aprovechó para presentarle a sus hermanas pero en ese momento que compartían se encontraron con Silvia y Ariadna también la presentó.

—Ari me alegra verte muy bien y super guapa además —le dijo después del saludo.

—A mí también me da gusto saludarte, ¿Cómo están tus padres?

—Muy bien gracias a Dios, te mandan sus saludos.

—Igual, dale los míos.

—Ari me voy adelantando al parqueo —le dijo Aurora—. La salida debe de ser un caos, me llaman para recogerlas.

—Está bien.

—Yo te acompaño —le dijo Diana—. Es muy noche y aunque haya mucho movimiento no deja de ser peligroso.

—Vayan, yo las llamo —les dijo Ariadna.

Las chicas se despidieron dejando a Ariadna con Silvia, Jackie y Steve.

—Alonso no tardará también está en el baño.

—Está bien, esperémoslo un momento.

Se retiraron un poco hacia la salida.

—¿Qué te pareció la peli? —preguntó Silvia para ganar tiempo.

—Me encantó, bueno me encantó verlo a él, ¡Dios! Ese hombre es sencillamente perfecto.

—Te secundo, es guapísimo.

Steve tensó la mandíbula, prefería hacer de cuenta que no había escuchado nada.

—Ari te deseo un buen viaje dentro de lo que cabe —le dijo Jackie—. Desgraciadamente no podré ir al aeropuerto a despedirte.

—Lo sé amiga y gracias —la chica comenzaba a suspirar su melancolía.

—Yo si iré mañana sin falta —le dijo Steve, Silvia lo miró levantando una ceja y dedujo que el chico estaba interesado en Ariadna.

Compartiendo un poco sobre la película estaban cuando al instante Alonso las encontró.

—Hola —saludó clavando sus ojos en Ariadna sin poder disimularlo, el look de la chica lo dejaba sin aliento.

—Vaya ya era hora —le dijo Silvia.

—Lo siento, demasiada gente, debí haber salido antes de que la película terminara. —Hablaba pero sin dejar de ver a Ariadna.

—Parece que la disfrutaste —le dijo la chica ruborizándose un poco.

—Para nada Ariadna —le dijo Silvia—. Se la pasó criticando todo, ya me tenía harta yo no vuelvo al cine con Alonso, es un aguafiestas.

Alonso desvió sus ojos de Ariadna hacia ella y le lanzó una miradita de esas que ya su hermana conocía.

—No me mires así, te lo digo en serio si por algo no vine con Ben mi novio contigo me salió peor el chiste. —Silvia resoplaba haciendo pucheros.

En ese momento Steve y Alonso se miraron seriamente, el uno podía oler en el otro el interés por Ariadna, Jackie notó a su primo y Silvia a su hermano, las chicas podían palpar la tensión entre ellos sin conocerse, algo típico en los hombres y Ariadna sintiéndose en medio de todo eso, no sabía qué decir.

—Bueno Ari, me despido, feliz viaje —le dijo Jackie abrazándola y dándole un beso en la mejilla—. Me llamas en cuanto llegues ¿ok?

—Si claro, lo haré, gracias. —La abrazó con melancolía pero sintiendo que era lo mejor, de nada valía intentar presentar a esos dos.

—Nos vemos mañana —le dijo Steve abrazándola también intentando ignorar a Alonso, no le hacía gracia dejarla con él pero debía llevar a Jackie a su casa.

—Hasta mañana. —Ariadna correspondió a su abrazo.

Steve y Jackie se encaminaron a la salida

—Bueno fue un placer verlos pero debo reunirme con mis hermanas, aún no he acabado con mi equipaje —les dijo la chica a Alonso y a Silvia un tanto melancólica a la vez que avanzaba un poco.

—Ariadna quisiera hablar contigo un momento —le pidió Alonso caminando junto con ella.

—Alonso, Ariadna tiene cosas que hacer, no la atrases —le dijo Silvia.

—Sólo un momento, vamos a tomar un café —insistió mirando a la chica de cabello rojo fijamente.

—Bueno yo pediré un taxi, así no se atrasan —dijo Silvia resignada.

—No, no es necesario —le dijo Ariadna.

—Oh sí, yo no voy a ser mal tercio entre ustedes, además estoy cansada y ya me quiero ir.

—Paso a dejarte donde los tíos y luego me voy con Ariadna —sugirió Alonso y luego miró de nuevo a la chica para preguntar—: ¿Vienes con nosotros Ariadna?

—No, no creo que sea una buena idea.

—Caramba Alonso, ¿Qué tienes en la cabeza? ¿Cómo se te ocurre pensar que Ariadna querrá acercarse a la casa de…? —La chica se detuvo al ver que Ariadna frunció el ceño y tensaba la mandíbula bajando la cabeza.

—Tienes razón, lo siento —dijo él sin remedio.

En ese momento le sonó el móvil a la chica y era Diana.

—Ari ya estamos frente a la entrada, sal ya que no podemos estacionarnos.

—Enseguida, ¿podrían hacerme un favor?

—¿Qué pasa?

—Voy saliendo con Silvia y su hermano pero él quiere hablar conmigo un momento, ¿pueden llevarla a ella a la casa de los Farrell?

Diana se quedó callada mirando a Aurora que había escuchado haciéndola levantar una ceja, poner los ojos en blanco y negar con la cabeza a la vez que torcía la boca, no por la chica sino porque tampoco quería acercarse a esa casa.

—¿Diana sigues allí?

—Sí claro aquí estoy.

—Está bien dile que sí —dijo Aurora exhalando con fastidio—. Pero que salgan ya que me van a insultar o a multar por estar mal estacionada.

—¿Escuchaste? —preguntó Diana.

—Sí ya estamos afuera, ya las vi, en seguida Silvia va con ustedes.

Ariadna le señaló su camioneta y la chica se despidió con un fuerte abrazo para encontrarse con Diana y Aurora que la llevarían. Alonso le mostró el camino a su pelirroja para ir a la camioneta de él así que caminaron juntos, se sentía emocionado y estaba decidido a aprovechar el momento y la oportunidad que tenía en sus manos.

—Lo siento chicas me disculpo por este cambio de planes —les dijo Silvia a las Warren cuando subía a la camioneta.

—No te preocupes —le dijo Diana.

—Si tranquila, no tienes que disculparte —le dijo Aurora cuando salían a la carretera—. No tenemos nada contra los Farrell que son personas dignas, el único problema es el estúpido de tu primo a ese si lo traigo atravesado, por lo demás todo bien.

Diana y Silvia sonrieron e intentaron seguir la plática mejor en torno a la película que era más interesante que el ex de Ariadna.

Alonso manejaba muy feliz en la compañía de Ariadna, tanto, que hizo que Bruno Mars hablara por él; “Treasure” sonó en el reproductor y él haciendo a un lado la timidez la cantaba para ella intentando moverse al contagioso ritmo:

 

“Treasure, that is what you are
Honey you're my golden star
You know you can make my wish come true
If you let me treasure you
If you let me treasure you”

 

Ariadna sonrió y lo dejó cantar todo lo que quiso, la canción era buena y sabía que la cantaba para ella. Llegaron a uno de los tantos cafés al aire libre, el chico no podía ocultar su emoción pero Ariadna no sabía qué pensar, le acomodó la silla para que se sentara y ella agradeció el gesto, Alonso era un caballero.

—Te agradezco mucho que hayas aceptado mi invitación —le dijo él al sentarse cerca de ella, la luz tenue de los faroles que adornaban era propicia para el romance.

—Sólo por un momento, yo también te lo agradezco.

—Muy buenas noches, ¿Qué desean tomar? —se acercó uno de los meseros.

—Yo la verdad no quiero nada —dijo Ariadna.

—Por favor. —Alonso parecía suplicar—. Un delicioso café caerá muy bien.

Ariadna intentó sonreír.

—Está bien, quiero un Mochaccino supreme.

Alonso sonrió.

—Yo igual —le dijo al mesero.

Cuando se quedaron solos el silencio los abarcó un momento, hasta que Ariadna tomó la iniciativa.

—Bueno, ya estamos aquí, tú me dirás.

—Antes que nada déjame decirte que estás preciosa. —Alonso no podía dejar de verla—. Valió la pena la cita en la estética.

—Alonso, eres muy lindo pero ya no sigas así, yo no puedo…

—No te estoy pidiendo nada más —la interrumpió.

—Pero lo piensas y no quiero que te ilusiones, desgraciadamente eres primo de él y muy cercano, eso me impide abrirme a ti completamente, no puedo.

—Aún estás herida, es natural, es muy reciente pero vas a superarlo, ya lo estás haciendo, él y yo somos muy diferentes, por favor que eso no te aparte.

—Es muy difícil para mí.

—¿Lo ves a él en mí? —preguntó temiendo la respuesta.

—Son parientes, tengo el derecho de pensar que son iguales.

—Te entiendo pero contéstame, ¿Lo ves a él en mí?

—Si te refieres a que puedo compararlos físicamente obvio que no, ambos son muy guapos pero al parecer cada quien tiene lo suyo e interiormente pueden ser son muy diferentes como dices.

En ese momento llegó el mesero con las bebidas y procedieron a disfrutarlas.

—¿Te gusta? —preguntó él al ver que se saboreaba.

—Sí mucho, es de mis favoritas.

Alonso suspiró, parecía que ya no podía decir nada más, sentía que se le había bloqueado el cerebro.

—Alonso, ¿Dime la verdad? No soy tonta y tu interés es muy evidente, ¿Te das cuenta que no puedo corresponderte?

El chico se saboreó por su café y bajó la cabeza.

—Sé que tuvimos un encuentro cercano en Rancho Cucamonga —insistió Ariadna—. Pero fue sólo eso, por favor no quiero que te ilusiones.

—Ariadna no sé lo que me pasó cuando te vi la primera vez, sé que ya te había visto antes pero ahora estás muy diferente y reconozco que me gustas, no me hizo gracia saberte la prometida de… mi primo pero ahora que las cosas han cambiado me gustaría…

—No Alonso por favor, ni siquiera lo pienses.

—¿Por qué? ¿Sólo porque somos primos? Ariadna yo te daría el lugar que te mereces, no soy como él, puedes ponerme a prueba si quieres, yo si te valoraría y apoyaría, yo jamás te haría el daño que él te hizo.

—Alonso basta no quiero recordar, no ahora que ya tengo un pie en el avión.

—Ariadna…

—Alonso… hay una barrera entre nosotros y es eso precisamente el que sean primos, significa que tarde o temprano volvería a verlo y no una, sino varias veces y no quiero.

—Ariadna yo te mantendría lejos de él, no permitiría que se acercara a ti, podría renunciar a asistir a reuniones familiares si eso te hace feliz.

—No Alonso, eso jamás, no voy a permitir que por mi culpa te alejes de tu familia.

—Ariadna…

—Alonso no me veas como un capricho, yo no puedo ser eso, yo no puedo corresponderte ni lastimarte. ¿Sabes lo que significaría para mí volver a villa Ensenada? Significaría volver a los recuerdos, a él, a sus caricias, a sus besos. ¿Sabes que hicimos el amor cuando íbamos? Simplemente me tocó y nos excitamos, se estacionó a un lado de la carretera y sin pensar dimos riendas suelta a la pasión.

Alonso tensó la mandíbula y bajó la cabeza, no quería saber detalles, no le hacía gracia.

—Eso no es amor, tuvieron sexo nada más —dijo bebiendo un poco su café para que no le supiera amargo el paladar.

—Lo que sea pero lo hicimos y lo hicimos con gusto y volvimos a hacerlo cuando nos quedamos solos en la piscina, faltamos el respeto a tu casa, a tu familia, yo no soy para ti, no te merezco Alonso.

—Hey no me digas eso —tomó sus manos y la miró fijamente—. No te compares con una cualquiera.

—Pues a veces siento que lo soy —bajó la cabeza.

—Ariadna eres una mujer hecha y derecha —levantó su cara con la punta de sus dedos—. Sensualmente ardiente, apasionada y decidida, eres inteligente, profesional, madura y además muy hermosa, tienes un cuerpo de diosa que muchas envidiarían y por el que muchos mataríamos por tener, por favor no te menosprecies.

Ariadna lo miró boquiabierta, no podía creer lo que había escuchado, en otras circunstancias lo habría besado.

—No me mires así que solo he dicho la verdad.

—Has dicho lo que sientes —lo corrigió—. Pero muchas veces me harta que sólo vean en mí lo físico, me molesta que las mentes lujuriosas vean sólo mis curvas, me imaginen desnuda y en la cama, soy mucho más que eso.

—Ariadna yo no quise decir…

—Alonso volver a Cucamonga para mí no es nada grato —cambió la conversación—. Allí está su esencia y sus palabra hirientes hacia mí, allí está un doloroso recuerdo que no voy a olvidar, yo no puedo… siento que ni siquiera puedo ser tu amiga.

—Ariadna por Dios libérate de su maldición, es sólo un estúpido descerebrado, un mediocre que no te valoró y que piensa más con las bolas que con la cabeza, no permitas que eso te ate.

—¿No te importa que haya sido su mujer en todos los aspectos que te puedas imaginar? ¿No te importa que estuviera a punto de convertirme en tu cuñada? Alonso esto no es juego, eres su primo más cercano, ¿Qué va a pensar él cuando sepa que me pretendes? ¿Van a enemistarse por mi culpa?  Disculpa pero eso no puedo permitirlo.

—Ariadna por eso no te preocupes, él te dejó libre y puedes hacer lo que te place con quien te plazca.

—Pero no con su primo, por Dios Alonso suficiente cara dura he sido esta semana caminando por la calle con altivez como si nada me importara para no darle cabida a los chismes en relación a la cancelación de la boda. ¿Qué van a pensar todos? ¿Qué la desesperada Ariadna Warren va tras la jugada y ahora se avienta con el primo de su ex? ¿Qué la pobrecita huérfana y simple asistente en un museo necesita tener como respaldo el poderoso apellido Farrell dueño de casi todo el condado? No Alonso, esto se acabó, no quiero tener nada que ver con ese apellido, voy a marcar mi camino y abrir mi propia senda, voy a brillar y a destacarme más porque lo merezco y lo valgo, sencillamente voy a ser yo y me van a conocer por el mismo motivo, voy a llegar tan alto como me lo proponga y será por mi propio esfuerzo.

La chica exhaló evitando llorar, poniéndose de pie y secundada por él.

—¿Me llevas a mi casa por favor? —parecía suplicar

Alonso negó con la cabeza pero accedió, sintió que su momento mágico se había arruinado he ido al caño, llamó al mesero y pagó las bebidas, regresaron al parqueo y sin más remedio también a la casa de Ariadna.