Capítulo
41
Saliendo del restaurante los periodistas hacían de las suyas y Ángelo prometió lo que le dijo a Ariadna, ella se colocó sus lentes oscuros y protegida por Logan y otros dos guardaespaldas se mantuvo al margen de los fotógrafos que comenzaba a asediarla, custodiada la metieron al Alfa Romeo del artista mientras él se acercaba a la prensa sólo para aclarar las cosas.
—Sé lo que piensan pero lamento desilusionarlos —les dijo dedicándoles unas palabras para tranquilizarlos y callarlos—. Podrán asociar a la señorita a mí pero es sólo una amiga, una colega que también es artista y con la cual compartimos un exquisito gusto por el arte, además de diversas impresiones de las diferentes culturas que nos unen.
—Señor Di Gennaro ¿es la misma chica con la que fue fotografiado en Lyon hace unos días? —preguntó una de las reporteras.
—Sí así es, es la misma persona y les pido que por favor la dejen tranquila, es una persona muy conservadora que no le gustan los escándalos y desea mantener su privacidad.
—¿Hay algo más que los une a parte del arte? —preguntó otro reportero.
—Sólo una amistad, nada más.
El hombre levantó las manos en señal de rendición dando a entender que ya no iba a contestar más preguntas y sin decir nada más regresó al auto custodiado por sus guardias, Ariadna que había escuchado todo se sintió complacida aunque en el fondo, si le hubiera gustado otro tipo de declaración.
“Quien nos entiende” —pensó resignada.
Ángelo la llevó a su hotel de nuevo.
Al subir por el ascensor la chica se sintió mejor, el conocer al pintor y al sentirse con más confianza le había agradado y ya comenzaba a verlo de manera diferente. Al menos se había disculpado por su comportamiento y aunque no le había hecho gracia la broma de la joya en el fondo agradecía que simplemente había sido sólo eso, ahora si sentía poder dormir en paz en ese aspecto.
Por la tarde Ariadna prefirió descansar y meterse a la cama mirando un poco de televisión, después de recibir su ropa limpia y meterla a su equipaje de nuevo. A las cinco de la tarde que Frank había llegado quiso que cenaran juntos pero ella mostrándose fría y cortante, con una molestia muy evidente y con justa razón prefirió ignorarlo, cenó sola en su habitación, no iba a perdonarle el que le ocultara las cosas en relación a su ex ya que era ella la que debía decidir qué hacer y no él, se sentía muy molesta en ese aspecto y sabía que no podía confiar en él, necesitaba terminar de una vez su agenda en Roma y librarse de él en la menor oportunidad.
Mientras comía pensaba en Ángelo, mientras se duchaba pensaba en él y volviendo a la cama pensaba en él, estando tan cerca había notado sus gestos y sentía que se había adueñado de ellos, sus labios, su sonrisa, su mirada, Ariadna comenzaba a olvidar al Ángelo que conoció en Lyon y le daba la bienvenida al Ángelo con el que había almorzado, ese le agradaba más. Pensaba y pensaba en él al mismo tiempo que se mordía los labios y quiso tener unos días de recreo antes de volver al calvario que le esperaba en Ontario, en dos días más su viaje terminaba y seguramente no volvería a tener un trato cercano con él, así que se decidió a aprovechar el tiempo y sentirse viva como la mujer que era y que deseaba ser.
—Así que sólo una amiga… —se dijo resignada encendiendo su portátil para avanzar un poco con sus informes—. Bueno muñeco, supongo que me lo merezco —hizo un puchero y sacudiendo sus pensamientos en torno a él procedió a trabajar un poco.
Al poco rato había avanzado y decidió parar, miró su reloj y ya eran más de las diez de la noche pero debido a que había descansado mucho desde que se enfermó en Milán no tenía sueño y decidió navegar un poco en la red, miró su email y contestó mensajes de Jackie, de Steve que siempre estaba pendiente y uno que no esperaba, de Jean deseándole que la estuviera pasando muy bien en Italia, la chica sonrió y le contestó, total, nada perdía con mantener los lazos fraternos de amistad.
Mientras seguía traveseando en la red para intentar que le bajara el sueño, Ariadna se encontró con un artículo de los tantos que circulan titulado “Los beneficios del orgasmo a la salud” levantó una ceja, pensó inmediatamente en Ángelo y miró de reojo su neceser, su Adonis de ojos azules ocupaba su mente haciendo que se mordiera el labio “no voy a masturbarme, no voy a masturbarme” —se repetía en voz baja arrugando la cara, recordó que con tantas cosas que había pasado aún no se estrenaba en Europa y sin querer su vientre comenzó a palpitar.
—¡Dios! ¿Por qué cuando intento ser centrada y portarme bien me aparecen a la vista estas cosas?
Resignada y curiosa leyó el artículo, sabía que no leería nada del otro mundo pero nunca estaba de más aprender “algo nuevo”
—A ver, veamos… —comenzó a decir para sí—. Hmmm…
“Tener un orgasmo, además del gran placer que proporciona, también es una experiencia que tiene beneficios para la salud…” comenzó a leer con atención, “Un orgasmo es el momento culminante del placer sexual, durante el cual tiene lugar una contracción de todos los músculos de la zona genital que permite descargar toda la tensión acumulada. Esto da paso a una sensación posterior de relajación y bienestar inigualable en todo el cuerpo. Según estudios realizados por experimentados sexólogos, además que tener un orgasmo masturbándose ayuda a prevenir el cáncer.”
—Wow que interesante —sonrió y siguió leyendo.
1) Mejora la fluidez de la sangre y la circulación: Al experimentar un orgasmo, se produce un aumento del ritmo cardíaco y de la presión arterial, lo que favorece el flujo de sangre y la oxigenación de las células. Es por ello que es una buena actividad cardiovascular que tiene como tal beneficio en el funcionamiento cardíaco.
2) Las hormonas liberadas durante el orgasmo producen un efecto de relajación considerable, por lo que otro de los beneficios del orgasmo para la salud es que ayuda a reducir el nivel de estrés, la ansiedad y ofrece un buen descanso a nuestra mente.
3) Asimismo, durante el sexo se liberan endorfinas, las cuales al producir un efecto sedante favorecen el sueño, lo que ayudará a descansar más y mejor. Es por esto que conciliar el sueño después de tener sexo puede resultar más fácil.
4) Se puede considerar el orgasmo como un buen analgésico natural, pues son buenos para aliviar y calmar dolores de cabeza o las molestias relacionadas con el ciclo menstrual, como los calambres y los cólicos.
5) Tener relaciones sexuales plenas y los orgasmos contribuyen de forma notoria en la mejora de la salud emocional. Es algo que influye en el estado de ánimo, logrando aumentar la autoestima y la confianza.
6) Durante el orgasmo aumenta el nivel de la hormona DHEA, la cual genera un brillo especial en la piel y hace que luzca mejor aspecto, esté más nutrida y oxigenada.
Ariadna se reclinó en el respaldar de su silla, levantó una ceja e hizo un puchero, volvió la vista a su neceser de nuevo y sus pensamientos a su perfecto Adonis, comenzó a pensar muchas cosas para intentar distraerse y no sucumbir a su deseo urgente que le quemaba entre las piernas. Inconscientemente mientras se mordía los labios y se decidía qué hacer con su deseo, tocó una tecla y le apareció otro artículo que la sacó de su fantasía “Las 10 cosas que los hombres ven en las mujeres” alzó las cejas y de nuevo la curiosidad le picó, decidió leer:
“El cuerpo no es lo más importante para ellos. La personalidad de las chicas también importa.
Contrario a lo que muchos o muchas piensan, los hombres no únicamente se fijan en el cuerpo de una mujer. Según estudios, ellos miden desde la apariencia hasta la personalidad de las chicas, pasando por el "look" y las actitudes. Conozca 10 cosas que los hombres miran de las mujeres.”
Sacando una libreta de
la gaveta de su mesa de noche, procedió a tomar nota del artículo
para luego repasarlo.
El
cabello: ¡El cabello de una mujer es
muy importante para los hombres! Es un arma de belleza que debemos
mantener limpia, suave y brillante.
La postura: Sin importar como es cualquier mujer que camine con la espalda derecha y la frente en alto es indiscutiblemente atractiva y transmite mucha personalidad y seguridad, algo que todos los hombres notan al instante y admiran.
Tus amigas: "Dime con quién andas y te diré quién eres", dice el refrán. Y es porque nos guiamos por la regla de asociación: por ejemplo, si tus amigas son divertidas y simpáticas seguramente deduzcan que tú también eres así.
Tu boca: No hay dudas que los labios son el rasgo que los hombres enseguida miran en una mujer, sobre todo si les parece atractiva y les dan ganas de besarla... Así que asegúrate de tener los labios suaves, lleva siempre un gloss en la cartera para destacarlos.
Tu baile: Seguramente, mientras tú estás divertidísima en la disco bailando con tus amigas no te des cuenta que hay un montón de miradas masculinas observando tus movimientos al compás de la música. Una mujer que se mueve bien en la pista de baile es muy sexy para los hombres.
Tu sonrisa: ¿Quién no mira la sonrisa? Cualquier persona es mucho más atractiva cuando sonríe. Lo que es bueno saber es que los hombres se dan cuenta si tus sonrisas son genuinas o falsas.
Zapatos de tacón: A los hombres no les importa si son de Christian Louboutin, Alexander McQueen o Louis Vuitton, pero sí notan a leguas cuando una mujer usa zapatos de tacón. Estos son muy sexis, audaces y transmiten feminidad, además de que estilizan tu figura y transforman notoriamente tu caminar.
Lo que tienes en tu cartera: Obviamente, un hombre no te va a revisar lo que cargas en tu cartera o bolso, pero si tiene la oportunidad de observar lo que llevas, lo hará, pues eso dice mucho de nuestra personalidad. ¿Qué sueles llevar allí? ¿Maquillajes, perfumes, peines, agenda...?
Cómo caminas: Los hombres se fijan mucho en el cuerpo de una mujer, no lo vamos a negar, pero por sobre todas las cosas observan tu caminar. Claramente, no tienes que caminar como si fueras una modelo de pasarela, pero sí hazlo con gracia y estilo: ¡como una mujer!
Tu actitud: Esto es lo más importante: lo que determina si una persona nos gusta o no es su personalidad, su actitud, la manera de relacionarse con los demás y la energía que nos transmite. Una chica amable, alegre y de buen humor es mucho más llamativa que una chica seria y antipática, por más bonita que ésta sea.
Ariadna se quedó tan rígida frente al monitor que ni siquiera respiraba, estaba decidida a poner en práctica todas sus armas para conquistar a su Adonis, tenía toda la noche para planear su estrategia. De nuevo otro artículo llamó su atención:
“¿Cuántas veces haces el amor a la semana?”
“¡Dios! ¿Porqué sólo a mí me pasa esto?” —pensó exhalando con resignación—. ¿Es alguna señal? no es justo.
Frunciendo el ceño y haciendo un puchero leyó para saciar la curiosidad, aunque obviamente no podía contestarse con honestidad esa pregunta:
“Tener relaciones sexuales de manera usual, una ó dos veces por semana, provoca mayor secreción de la hormona “dihidroepiandrosteron”
La chica hizo malabares para leer eso último.
“Los estudiosos presentaron una serie de beneficios de acuerdo a la frecuencia con la que se practica esta actividad.
Una vez a la semana: beneficia su peso.
Dos veces a la
semana: beneficiado su sistema
inmunológico.
Tres veces a
la semana: beneficiado su
corazón.
Cuatro veces
a la semana: beneficiada su
piel.
Cinco Veces a la semana: beneficiado su disposición,
energía, concentración y optimismo.
Seis veces a la semana: beneficiado su cerebro.
Siete veces a la semana: El sexo regular reduce la ansiedad y produce endorfinas, las cuales le harán una de las personas más felices y saludables del planeta.”
“Con razón me enfermé” —pensó sin evitar reírse.
—Todo sea por la salud, eso es lo más importante —se dijo con su sonrisa de cinismo—. Ya veré como exprimo a mi Adonis para que ambos nos beneficiemos, creo que no será difícil.
Muy sonriente guardó la libreta de nuevo.
—Primero lo primero y ya es tiempo —apagó su portátil y corrió al neceser—. Necesito el alivio pensando en él, vibro haz tu trabajo y compláceme que del resto me encargo yo —cuando lo sacó lo acarició y se acostó, abrió las piernas—. ¿Así que una amiga eh? Ya después estudiaré detalladamente los 10 pasos para conquistarte muñeco —mordió sus labios y comenzó su sesión de placer—. Voy a utilizarte aunque no lo merezcas, voy a darte el privilegio de hacerme gemir tu nombre en un orgasmo, así que por ahora quiero que me lleves a las estrellas, se trata de mi salud. —Sonrió pícaramente, arqueó su cuerpo y comenzó a gemir.