Capítulo

10

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Ariadna necesitaba distraerse, su actitud la preocupaba y no quería buscar ayuda ni depender de un médico que le encontrara una solución a su problema porque ya estaba empezando a creer que tenía un problema y muy serio, al menos no intentaría buscarlo en la ciudad, las chicas Warren era muy conocidas en Ontario y lo que menos quería era pasar otra vergüenza. Aurora sugirió ver una película y terminar de pasar el resto de la tarde las hermanas juntas pero Diana declinó la invitación porque ya había perdido bastante tiempo con las plantas y tenía que estudiar, así que se encerró en su habitación. Aurora preparó palomitas de maíz con más sodas mientras Ariadna buscaba la película que iban a ver, su fantasía en el jardín todavía la tenía excitada y al ver a su adorado Cavill en la carátula del DVD, se mordió los labios de nuevo, ese hombre era su fantasía, lo deseaba en todos los aspectos que podía imaginar, suspiraba y suspiraba con sólo mirarlo y lo llenaba de besos, definitivamente estaba enamorada de él así que optó por seleccionar la película, ansiaba que llegara su “hombre de acero” al cine, eso no iba a perdérselo por nada “contigo me conformo cariño” —le decía sin parar de besar su fotografía—. “Voy a olvidarme del equivocado y por los momentos serás el dueño de mis fantasías y de algo más…” —sonreía pícaramente.

—Ya están listas las palomitas y los refrescos. —Aurora llegó con un enorme tazón y las latas al salón de televisión—. ¿Qué vamos a ver?

Ariadna le mostró el disco y se apresuró a meterlo al aparato.

—Era obvio —suspiró Aurora—. Eso me pasa por hacer preguntas tontas y por cierto, ¿Dónde está Minerva?

—En su habitación —contestó mientras encendía el televisor.

—Ah no. —Aurora exhaló poniendo las manos en su cintura—. Ella no tiene la excusa de estudiar, vamos a traerla.

—Pero debe de tener trabajo pendiente. —Ariadna se concentraba en el menú de la película.

—No, no, no, mucho menos, nada de trabajo hoy, por Dios es domingo, que no invente, ven vamos a traerla, también necesita divagarse.

Ariadna puso los ojos en blanco y negando con la cabeza acompañó a su otra mitad a buscar a Minerva.

Tuvieron que resignarse a mirar la película sólo las dos, Minerva había recibido un email sobre su libro lo que la puso muy contenta y lo que menos esperaba, era que el asesor editorial que le habían asignado ya estuviera en la ciudad, por lo que muy despampanante había salido para encontrarse con él y conocerlo.

—Espero que todo salga bien para Minerva —dijo Aurora con melancolía—. Al menos que tenga la dicha de ver publicado su libro.

—Y que también tenga la dicha de estar con un hombre —soltó Ariadna sin pensar—. Ya es tiempo que deje ir a Leo, desgraciadamente él ya no va a volver y ella no puede desperdiciar su mejor tiempo, ojalá que el dichoso asesor sea un cuero, voy a decepcionarme a horrores que ya sea mayorcito.

—Oye tranquila, Minerva no es como tú, aunque te confieso que si me gustaría verla feliz y enamorada de nuevo.

—Pues si el tipo este vino hasta acá por algo es —no le quitaba los ojos a su amorcito mientras comía pringles con crema de queso, cebolla y espinacas—. Ojalá que al menos valga la pena.

—Si ojalá que Minerva no vaya a salir con brincos —la chica también comía las patatas a la vez que bebía con gusto su soda.

—No lo digo por Minerva, me refiero a que “él” valga la pena.

Las chicas se miraron y sonrieron, Ariadna siempre iba más allá o al menos cuando algún asunto le interesaba.

—Advierto desde ya que si el asesor es joven y guapo y Minerva no lo quiere, yo si me lanzo, total estoy solterita de nuevo y yo no voy a desperdiciarme.

—¡Ariadna! —Aurora la miró sin poder creerlo.

En ese momento sonó el teléfono y ambas brincaron, se miraron sin saber qué hacer.

—¿Será Lucas? —preguntó Aurora.

—Lo dudo, espero que no.

—¿Quieres que conteste?

Ariadna lo pensó un momento.

—No, mejor no, yo lo haré, le voy a demostrar que ya lo olvidé.

Y firmemente se levantó del sofá para coger el inalámbrico.

—Diga —contestó seriamente.

—¿Ari? —la voz de una mujer preguntaba por ella.

—Si soy yo —cambió el tono de voz al escuchar la familiaridad.

—Ari amiga te he estado llamando a tu móvil, ¿Estás bien? No me llamaste anoche como quedaste y no quise molestarte, deduje que seguramente dormirías en Cucamonga.

—Jackie que gusto me da que seas tú, lo siento, me olvidé por completo de todo y seguramente mi móvil no tiene carga.

—¿Y supongo que no has revisado ni tu email?

—Para nada, no he tenido cabeza para absolutamente nada —la chica suspiró—. ¿Qué hay en el email?

—Debieron enviarte una invitación para asistir a las 32 horas de clases intensivas de francés e italiano.

—¿Cómo? —Ariadna frunció el ceño.

—Sí, ayer por la tarde Sharon llegó a vernos y mencionó eso ya que preguntó por ti.

Ariadna exhaló sin remedio negando con la cabeza.

—Y supongo que estoy obligada…

—Creo que si, al parecer el curso ya se pagó, en el email te adjuntaron una hoja para que llenes tus datos, lo que no tengo claro es si es presencial o a distancia, revísalo porque no sé si comienzas mañana mismo.

—Que fastidio, lo que me faltaba.

—Te noto extraña, ¿Pasa algo?

—De todo amiga, ayer fue un día fatal.

—No me digas que Lucas se molestó.

—Molestarse es piropo, se enfureció, me humilló delante de toda su familia y… —Ariadna exhaló—. Me mandó por un tubo, canceló la boda.

—¡¿Qué?!

—Como lo oyes.

—No puedo creerlo, ¿Qué diablos le pasó?

—Me dijo muchas cosas, me hirió, lo desconocí, mañana te cuento, ahorita estoy intentado distraerme mirando una peli con Aurora.

—Está bien amiga, tranquila, mañana hablamos, no dejes de ver tu email.

—Lo haré, gracias, adiós.

—Bye.

Ariadna colgó y se reunió con su hermana, le dijo lo de la llamada y sobre su curso de lenguas como si tenía la cabeza para pesar en cursos de idiomas, difícilmente se iba a concentrar, se dejó caer de nuevo en el sofá suspirando resignada.

—Vuelve a ver la escena que te perdiste para que te distraigas —le dijo Aurora—. Por mientras iré a preparar unos emparedados, hemos comido muchas chucherías y necesitamos cenar algo liviano, un poco de tomate, lechuga, jamón y queso en pan integral nos ayudará.

Ariadna asentó encogiendo los hombros, le daba igual, total estaba obligada a bajar las culpas tres veces por semana en el gimnasio y la semana que llegaba lo haría doble, sentía su cuerpo cargado de calorías, en realidad más

que su cuerpo sentía el peso en su alma y para eso no había gimnasio que pudiera ayudarle.

Después de la noche de películas y sin tener noticias de Minerva, las gemelas se retiraron a sus habitaciones. Cuando Ariadna se duchó y estuvo lista para dormir buscó su móvil, se percató que su bolso aún estaba en el suelo y al recogerlo y ver su móvil, se quejó.

—Ay no, lo que faltaba —intentó encenderlo pero nada, estaba muerto.

Se apresuró a buscar el cargador pero al ver que ni conectado daba señales de vida maldijo, no era posible la suerte que le había tocado, lo guardó de nuevo para llevarlo a la tienda donde lo había comprado, si no tenía solución tendría que comprar otro. Haciendo pucheros se dirigió a su portátil y la encendió, necesitaba ver el dichoso email y saber a qué se enfrentaría ese lunes.

—Jackie tenía razón —se dijo—. Hay uno de Sharon, otro de Frank y uno del bendito curso.

Abrió el tercero y en efecto debía de llenar un formulario y enviarlo de regreso, el asunto era presencial en uno de los institutos de lengua de la ciudad, tenía un horario de 8:00 a.m. a 12:00 p.m. y de 2:00 p.m. a 6:00 p.m.

Volvió a negar con fastidio, era el colmo perder tanto tiempo en un curso de ocho horas diarias, era obvio que en la semana no se presentaría a su trabajo, en parte le tranquilizaba así no tenía que verle la cara a Frank pero igual no se sentía bien, hizo los trámites y envió el formulario de regreso. Abrió el email de Sharon y lo leyó:

 

De: Sharon Miller

Para: Ariadna Warren

Asunto: Clases de idiomas para ti.

Fecha: Junio 8 2013 16:15 p.m.

 

Hola Ariadna, supongo que Frank ya te dio la buena nueva así que voy a omitir eso. Tienes que tomar un curso de principiantes básico en francés e italiano para que al menos puedas desenvolverte por ti misma en Europa, recuerda quien eres y al menos debes hablar lo básico como saludar, pedir información, conocer el nombre de algunas cosas, conjugar, en fin, el curso ya está pagado y comienzas el lunes a las ocho, así que esta semana la dedicarás sólo a estudiar los idiomas, no es necesario que vengas al museo. El curso te va a proveer del material necesario así que no te preocupes, sólo lleva tu portátil porque deben trabajar conectados a la red, lo mejor de todo es que también vas a obtener un diploma al final del curso el cual podrás añadir a tu currículum. Espero que te sea de provecho, nos estaremos comunicando.

Feliz inicio semana.

 

Sharon Miller

Directora del Dpto. de arte renacentista.

Museum of History and Art.

Ontario, California.

 

Ariadna volvió a poner los ojos en blanco y de mala gana contestó:

 

De: Ariadna Warren

Para: Sharon Miller.

Asunto: Re. Clases de idiomas para ti.

Fecha: Junio 9 2013 22:35 p.m.

 

Está bien, gracias por avisar, no es algo que me haga gracia, este viaje sin consultarme acabó con mi vida y aún no sé si es algo que deba agradecer, con todo respeto te agradeceré que me participes de algo así la próxima vez y tomes en cuenta mi opinión. Lo de feliz inicio de semana lo dudo.

 

Ariadna Warren

Supervisora asistente en jefe del Dpto. de escultura, pintura y conservación.

Museum of History and Art.

Ontario, California.

 

Lo envió sin siquiera despedirse, estaba molesta.

Miró el email de Frank y era similar al de Sharon, frunció el ceño y dudó en contestar, pero era su supervisor y no quería parecer descortés:

 

De: Ariadna Warren

Para: Frank Sutherland

Asunto: Re. Clases de idiomas.

Fecha: Junio 9 2013 22:45 p.m.

 

Ya me avisaron todo, iré al dichoso curso.

 

Ariadna Warren

Supervisora asistente en jefe del Dpto. de escultura, pintura y conservación.

Museum of History and Art.

Ontario, California.

 

Igual pareció descortés, envió en mensaje cortante sin saludar y sin despedirse, le sacó la lengua al monitor y lo apagó, estaba muy molesta, se metió a la cama e intentó dormir.