4

La vida de Adolf empeoró a partir de entonces. Linz estaba a ocho kilómetros de distancia y era veinte veces más grande que Leonding. Había un trolebús cada hora, pero Klara quería que fuese caminando, y era un largo trayecto a campo través y bosques hasta la Realschule.

Cada mañana su padre, su madre o incluso Angela le recordaban de una forma u otra que era el único hijo que quedaba y que la familia tenía que contar con él. No tardó mucho en aborrecer la Realschule. Los días oscuros era un edificio imponente. Se había desvanecido el placer que sentía en la escuela de Hafeld, de Lambach y de Leonding, donde descollaba. Ahora los pasillos compartían su melancolía. Pensaba a menudo en el día en que Alois, llorando la muerte de Edmund, casi le había asfixiado con la fuerza de su abrazo, al tiempo que repetía: «Eres mi única esperanza». Una esperanza que apestaba a tabaco. ¿Escucharía siquiera la atmósfera una mentira semejante? Este recuerdo, tan lleno de desdicha y falsedad, se había adherido ahora a los portales de la Realschule.

La mayoría de sus condiscípulos provenía de familias prósperas. Se comportaban de un modo distinto que los chicos de granja o de ciudad que había conocido en los últimos años. No creía a su madre cuando ella le decía:

—Tu padre es el segundo hombre más importante de Leonding. Y el primero, el alcalde, Mayrhofer, es un buen amigo suyo.

Dudaba de que la importancia de ambos llegase hasta las afueras de Linz. Caray, el alcalde, que según su madre era el hombre más importante de Leonding, vendía también verduras en su tienda: ¡un alcalde de lo más encumbrado! Adolf no llevaba un día en la escuela y ya se sintió ignorante. En el recreo entreoyó a dos alumnos que hablaban de las cualidades de la ópera a la que les habían llevado sus padres la noche anterior. Aquello ya le dio bastante que pensar, y hubo de preguntarse qué dirían de él. «Este Hitler tiene que venir andando desde Leonding». Sí, los días de lluvia tomaba el trolebús, pero sólo si sus padres le daban los pfennings para pagarlo. ¡Un forastero! Muchísimos de aquellos chicos de Linz no habían pisado nunca Leonding. Lo suponían un pueblo lleno de barro. Y además Adolf difícilmente podía quedarse después de clase y hacer amigos cuando tenía que volver a la Garden House. Sus guerras de mentirijillas en el bosque ya sólo eran posibles los sábados. No había tiempo para adiestrar a las tropas.

Poco tardó en asediarle de nuevo la antigua pregunta. ¿Era responsable de la muerte de Edmund? Una vez más, optó por hablar a los árboles. Pero las conversaciones se habían vuelto alocuciones. Arremetía contra la estupidez de sus profesores y el olor de sus ropas percudidas. «Ganan una miseria», le dijo a un roble majestuoso. «Es evidente. No pueden permitirse cambiar la ropa blanca. Angela debería oler a esos profesores. ¡Entonces respetaría a su hermano!». Tenía otros temas. A un olmo viejo le declaró: «Se supone que es una escuela avanzada, pero sólo puedo decir que es un lugar estúpido. Es burdo». Oía cómo las ramas murmuraban su asentimiento. «He decidido dedicarme al dibujo. Sé que soy excelente en capturar cada detalle de los edificios más interesantes de Leonding y de Linz. Cuando enseño estos dibujos a mis padres, hasta mi padre los aprueba. Dice: “Eres un dibujante magnífico”. Pero luego tiene que estropearlo. Dice también: “Tienes que aprender más de perspectiva. No has descubierto el tamaño correcto para las personas que pasan por delante de tus edificios. Algunas podrían medir dos metros y otras son pigmeos. Tienes que aprender a dibujar cuerpos a escala. La gente debe estar proporcionada con el tamaño del edificio y la distancia a la que se encuentran de él. Lástima, Adolf, que no hagas esto bien, porque tu dibujo en sí sería un boceto estupendo”».

Por supuesto, la mitad de los elogios de su padre valía más que todas las aprobaciones cariñosas de Klara. Demostraba su teoría. Valía la pena el arte, no el saber académico. «El estudio académico», le dijo a la siguiente arboleda, «es pretencioso. Quizás sea el motivo por el que mis profesores denotan una falta de interés en mis posibilidades. Son esnobs. Asquea verlos revolotear alrededor de los alumnos de familias ricas. El aire de esta escuela, por lo tanto, se me ha vuelto inaguantable». Lo que no les decía a los árboles era que los únicos camaradas que le hacían caso durante los recreos eran casualmente los más feos, los más tontos o los más pobres.

Creía en la sabiduría de aquellos árboles añosos. Le parecían tan sabios como elefantes adultos.

Algunas mañanas se retrasaba y tenía que tomar el tren desde Leonding a Linz. A Klara le disgustaba. No era un gran dispendio pero resultaba superfluo cuando el sol ya había despuntado. Una sensación de pérdida la corroía cuando se gastaba dinero alegremente. Las monedas gastadas de aquella manera caían en un pozo cuyo fondo estaba seco y del que arrancaban un ruido espantoso.

No obstante, las muchas mañanas en que Adolf debía caminar, su itinerario le llevaba a atravesar hermosos prados antiguos, y pronto se interesó por los fuertes que encontraba en el camino, sobre todo después de haber sabido que aquellas torres que se desmoronaban databan de principios del siglo XIX, cuando los austriacos vivían temerosos de que Napoleón, a la larga, acabara cruzando el Danubio con sus ejércitos. Por eso habían construido aquellas torres de vigilancia. Una mañana, pensando en los obreros que las habían erigido y en los soldados que las habían habitado, se excitó tanto que tuvo una eyaculación. Después se quedó lánguido, pero dichoso. Era, desde luego, demasiado tarde para asistir a clase y le enviaron de vuelta con una nota para que la firmase Klara. Ella no supo si creerle cuando él le dijo que había perdido el tren.

El castillo en el bosque
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
Section0001.xhtml
Section0002.xhtml
Section0003.xhtml
Section0004.xhtml
Section0005.xhtml
Section0006.xhtml
Section0007.xhtml
Section0008.xhtml
Section0009.xhtml
Section0010.xhtml
Section0011.xhtml
Section0012.xhtml
Section0013.xhtml
Section0014.xhtml
Section0015.xhtml
Section0016.xhtml
Section0017.xhtml
Section0018.xhtml
Section0019.xhtml
Section0020.xhtml
Section0021.xhtml
Section0022.xhtml
Section0023.xhtml
Section0024.xhtml
Section0025.xhtml
Section0026.xhtml
Section0027.xhtml
Section0028.xhtml
Section0029.xhtml
Section0030.xhtml
Section0031.xhtml
Section0032.xhtml
Section0033.xhtml
Section0034.xhtml
Section0035.xhtml
Section0036.xhtml
Section0037.xhtml
Section0038.xhtml
Section0039.xhtml
Section0040.xhtml
Section0041.xhtml
Section0042.xhtml
Section0043.xhtml
Section0044.xhtml
Section0045.xhtml
Section0046.xhtml
Section0047.xhtml
Section0048.xhtml
Section0049.xhtml
Section0050.xhtml
Section0051.xhtml
Section0052.xhtml
Section0053.xhtml
Section0054.xhtml
Section0055.xhtml
Section0056.xhtml
Section0057.xhtml
Section0058.xhtml
Section0059.xhtml
Section0060.xhtml
Section0061.xhtml
Section0062.xhtml
Section0063.xhtml
Section0064.xhtml
Section0065.xhtml
Section0066.xhtml
Section0067.xhtml
Section0068.xhtml
Section0069.xhtml
Section0070.xhtml
Section0071.xhtml
Section0072.xhtml
Section0073.xhtml
Section0074.xhtml
Section0075.xhtml
Section0076.xhtml
Section0077.xhtml
Section0078.xhtml
Section0079.xhtml
Section0080.xhtml
Section0081.xhtml
Section0082.xhtml
Section0083.xhtml
Section0084.xhtml
Section0085.xhtml
Section0086.xhtml
Section0087.xhtml
Section0088.xhtml
Section0089.xhtml
Section0090.xhtml
Section0091.xhtml
Section0092.xhtml
Section0093.xhtml
Section0094.xhtml
Section0095.xhtml
Section0096.xhtml
Section0097.xhtml
Section0098.xhtml
Section0099.xhtml
Section0100.xhtml
Section0101.xhtml
Section0102.xhtml
Section0103.xhtml
Section0104.xhtml
Section0105.xhtml
Section0106.xhtml
Section0107.xhtml
Section0108.xhtml
Section0109.xhtml
Section0110.xhtml
Section0111.xhtml
Section0112.xhtml
Section0113.xhtml
Section0114.xhtml
Section0115.xhtml
Section0116.xhtml
Section0117.xhtml
Section0118.xhtml
Section0119.xhtml
Section0120.xhtml
Section0121.xhtml
Section0122.xhtml
Section0123.xhtml
Section0124.xhtml
Section0125.xhtml
Section0126.xhtml
Section0127.xhtml
Section0128.xhtml
Section0129.xhtml
Section0130.xhtml
Section0131.xhtml
Section0132.xhtml
Section0133.xhtml
Section0134.xhtml
Section0135.xhtml
Section0136.xhtml
Section0137.xhtml
Section0138.xhtml
Section0139.xhtml
Section0140.xhtml
Section0141.xhtml
Section0142.xhtml
Section0143.xhtml
Section0144.xhtml
Section0145.xhtml
autor.xhtml
notas.xhtml