V

«La búsqueda de la emoción en el ocio» y «El ocio en el espectro del tiempo libre» ilustran el enfoque eliasiano sobre los problemas sociológicos de dos maneras principales. En primer lugar, porque a la hora de teorizar e investigar sobre el ocio deshacen las limitaciones impuestas por 1) la tradicional dicotomía «trabajo-ocio» y por 2) la tendencia prevaleciente a considerar las tensiones como únicamente negativas, como algo enteramente «malo». En segundo lugar, ilustran tal enfoque porque, al tratar de sentar las bases para una teoría más adecuada del ocio, intentan escapar de las constricciones impuestas por la actual división del trabajo académico y en particular de la tendencia hacia la compartimentación del estudio de los seres humanos que resulta de las investigaciones, durante largo tiempo aisladas y descoordinadas, de sociólogos, psicólogos y biólogos en este y otros campos conexos. El planteamiento es que sólo puede enfocarse correctamente el problema del ocio si se eliminan tales limitaciones y se estudia a los seres humanos que en él participan «de una manera global». Es decir, sólo pueden comprenderse las características y las funciones distintivas de los diversos tipos de actividades recreativas si se las estudia en relación no sólo con el trabajo ocupacional sino también con las prácticas habituales del tiempo libre. Además, ya que su función principal parece ser la de suscitar formas placenteras de emoción, no puede entendérselas correctamente utilizando un enfoque sociológico que haga caso omiso de sus dimensiones psicológicas y fisiológicas. De hecho, estos dos ensayos instauran las bases de una teoría multidisciplinar —sociológica, psicológica y fisiológica— de las emociones. También contribuyen a enriquecer la teoría del proceso civilizador, mostrando algunas de las maneras en que la sociedad se las ha arreglado para hacer frente a la rutinización que tal proceso conlleva.

«La génesis del deporte como problema sociológico» y «Ensayo sobre el deporte y la violencia», de Norbert Elias, contribuyen asimismo a la teoría del proceso de civilización en varios modos. El primero atiende a los juegos competitivos de la antigua Grecia y muestra que eran menos civilizados que los modernos deportes. Dado que las antiguas ciudades-Estado griegas no se caracterizaban por el control central relativamente firme y estable (es decir, estatal) de los medios de violencia del que disfrutan las naciones-Estado modernas, eso es lo que la teoría del proceso civilizador llevaría a esperar. En el segundo ensayo, esta teoría es llevada más lejos mediante un análisis de la caza de zorros, deporte que para muchos podría representar hoy una contradicción de la misma. Sin embargo, tras un concienzudo análisis de fuentes primarias, Elias logra mostrar que la caza de zorros, tal como se desarrolló en Inglaterra en el siglo XVIII, alcanzó su forma como parte de una corriente civilizadora. También arroja nueva luz sobre las precondiciones de esta corriente y sobre el desarrollo del deporte en Inglaterra de una manera más general. Para terminar, elaborando ideas originalmente planteadas en «La búsqueda de la emoción en el ocio» y en «Dinámica de los grupos deportivos con especial referencia al fútbol», establece los elementos de una teoría sociológica más general del deporte.

«El fútbol popular en Gran Bretaña durante la Edad Media y en los comienzos de la Edad Moderna» efectúa un repaso sociológico bastante exhaustivo de los antecedentes del desarrollo del fútbol y el rugby modernos. También constituye una contribución a la teoría de los procesos civilizadores. Lo mismo puede decirse de «Dinámica de los grupos deportivos con especial referencia al fútbol». Este ensayo critica la tendencia vigente a ver los procesos sociales de cooperación y competición, armonía y conflicto, como los dos polos opuestos de una dicotomía, y conceptualiza los grupos deportivos como «grupos en tensión controlada», en los cuales hay que imponer un «equilibrio de tensiones» entre los contrarios de un «complejo de polaridades interdependientes». «La dinámica del deporte moderno» trata de profundizar en esta teoría del deporte, pero constituye principalmente un intento de elaborar una explicación figuracional y desarrollista de la importancia social cada vez mayor que cobra el deporte en las sociedades modernas y de la creciente tendencia del deporte en tales sociedades a caracterizarse por la búsqueda del éxito.

«Lazos sociales y violencia en el deporte» elabora una tipología preliminar de la violencia y propone una explicación figuracional del cambio, observable a largo plazo, ocurrido en el deporte en los países occidentales en el equilibrio entre formas de violencia «afectivas» («expresivas») y «racionales» (instrumentales). «La violencia de los espectadores en los partidos de fútbol» (escrito conjuntamente por Eric Dunning, Patrick Murphy y John Williams) aplica un punto de vista eliasiano al problema que suponen los violentos hinchas del fútbol en Gran Bretaña. Aborda el problema desde que comenzó a desarrollarse y propone una explicación figuracional de la sociogénesis, en comunidades de la clase trabajadora baja, del «agresivo estilo masculino» que, según se dice, ha terminado asociado por lo general al fútbol en Inglaterra. Para terminar, en «El deporte como coto masculino» se elabora el esbozo de una explicación figuracional del cambiante equilibrio de poder entre los sexos y se aplica a cambios concretos observados en la identidad y la conducta masculinas, los cuales pueden rastrearse, hipotéticamente, en el debilitamiento del patriarcado y en el poder creciente de las mujeres.

Deporte y ocio en el proceso de la civilización
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