II. El ESPECTRO DEL TIEMPO LIBRE
Observaciones críticas como estas indican ya que es necesario reorientar de alguna manera el pensamiento para poder percibir las relaciones y diferencias existentes entre todas las diversas actividades de tiempo libre, entre ellas, las actividades recreativas. El «espectro del tiempo libre» que presentamos en las siguientes páginas obedece al intento de perfilar estas relaciones y diferencias. Está pensado para aportar lo que hasta ahora ha faltado, es decir, una tipología suficientemente comprehensiva y detallada de las actividades de tiempo libre. Basta echarle un vistazo para comprobar que las actividades recreativas no son sino una clase de actividades entre muchas otras. Al mismo tiempo, señala la relación entre el ocio y otras actividades de tiempo libre. Como puede verse, la distinción es obvia: todas las actividades recreativas son actividades de tiempo libre pero no todas las actividades de tiempo libre son recreativas. Considerada en forma aislada, esta afirmación no es particularmente reveladora. Su importancia sólo se manifiesta en el contexto del esquema teórico más amplio ofrecido en este ensayo. Por extraño que resulte, sin este esquema teórico referido no se percibe claramente que muchas actividades de tiempo libre no están consagradas al ocio o, para decirlo con otras palabras, sin él, el espectro adjunto no logra dar plenamente en el blanco.
Toda clasificación de los hechos observables que sea arbitraria es inútil. Si el esquema clasificador del espectro del tiempo libre no concuerda con los resultados de las investigaciones realizadas en este campo, podemos tirarlo a la basura; pero sólo si, sobre esa nueva base, somos capaces de elaborar otro más adecuado que lo sustituya. Tal como es, el espectro del tiempo libre señala al menos algunas características estructurales que enlazan entre sí a las diversas clases de actividades de tiempo libre y las diferencia de las que no son de tiempo libre, el trabajo ocupacional. El esquema teórico básico que contiene pronto emergerá en este ensayo. Comenzamos a elaborarlo en «La búsqueda de la emoción en el ocio» (cap. I). Aquí lo desarrollamos más y lo aplicamos más exhaustivamente tanto a las actividades recreativas como a otras actividades de tiempo libre. No debe pensarse que la teoría unificadora subyacente en el espectro del tiempo libre constituyó un punto de partida a priori para el desarrollo de este esquema de clasificación. Sólo surgió de forma muy gradual en constante fecundación mutua con un rango cada vez más amplio de observaciones sobre las actividades de tiempo libre. Al igual que Briseo en relación con la Tierra, el pensamiento teórico sólo mantiene su fuerza como parte de la investigación sociológica si no pierde contacto con la terra firma de los hechos empíricos.
Hemos denominado «espectro» a la tipología que presentamos a continuación porque, al igual que los colores en el espectro del color, los diversos tipos de actividades de tiempo libre se matizan unos a otros; con frecuencia se traslapan y funden. A menudo, combinan características de varias clases, Pero las propiedades de tales amalgamas, tanto las de los límites como las transicionales, sólo pueden ser entendidas partiendo de su carácter específico. Una vez que se comienza de nuevo y el problema está asentado, el descubrimiento de las características estructurales comunes en actividades recreativas aparentemente diversas, de las características que las distinguen en tanto que actividades recreativas de las actividades no recreativas, no plantea ninguna dificultad importante, Como ejemplo, como indicador de la dirección seguida por el hilo teórico que recorre todo el espectro, puede decirse que todas las actividades recreativas conllevan un de-control controlado de las restricciones impuestas a las emociones. Las clases del espectro del tiempo libre en su conjunto, como puede verse, se distinguen por el grado de rutinización y des-rutinización o, en otras palabras, por el distinto equilibrio entre las dos encamado en ellas. La des-rutinización va más lejos en las actividades recreativas, pero aun ahí es cuestión de equilibrio, Hay una estrecha relación entre la des-rutinización y el de-control de las restricciones sobre las emociones. Una característica fundamental de las actividades recreativas, no sólo en las sociedades industrializadas altamente ordenadas sino, hasta donde vemos, también en todas las demás clases de sociedades, es que el de-control de las limitaciones impuestas a las emociones está en sí mismo social y personalmente controlado.
El espectro del tiempo libre[101]
- Rutinas del tiempo libre
- Satisfacción rutinaria de las necesidades biológicas y cuidado del propio cuerpo: es decir, comer, beber, descansar, dormir, hacer el amor, hacer ejercicio, lavarse, bañarse, reponerse de las dolencias y enfermedades.
- Rutinas de la casa y de la familia: es decir, mantener la casa en orden, realizar las rutinas propias al levantarse por las mañanas, hacer la colada, comprar ropa y alimentos, preparar una fiesta o reunión, declarar la renta, administrar los gastos del hogar y otras clases de trabajo privado (no ocupacional) para uno y la propia familia; lidiar con las tensiones familiares; alimentar, educar y cuidar a los hijos; cuidar las mascotas o animales domésticos.
- Actividades intermedias de tiempo libre tendentes
principalmente a satisfacer necesidades recurrentes de orientación
y/o autorrealización y expansión.
- Trabajo voluntario privado (i. e. no ocupacional) realizado principalmente para otros: es decir, participar en asuntos de la localidad como en elecciones, actividades caritativas y eclesiásticas.
- Trabajo privado (i. e. no ocupacional) realizado principalmente para uno mismo, de naturaleza relativamente seria y a menudo impersonal es decir, estudiar individualmente con miras a progresar en el lugar de trabajo, practicar aficiones técnicas sin un valor ocupacional obvio pero que requieren perseverancia, estudio especializado y habilidad, como construir radios o la astronomía,
- Trabajo privado (i. e. no ocupacional) realizado principalmente para uno mismo, de naturaleza más ligera y que plantee menos exigencias: es decir, practicar hobbies tales como la fotografía, el bricolage o coleccionar sellos.
- Actividades religiosas
- Actividades de orientación de naturaleza más voluntaria, menos controlada socialmente y a menudo casuales: que van desde formas más serias, menos entretenidas, de obtener conocimientos hasta las menos serias y más entretenidas, con muchos matices intermedios, tales como leer periódicos y revistas, escuchar una charla sobre temas políticos, asistir a clases de educación para adultos, ver programas informativos por televisión.
- Actividades recreativas
- Actividades pura o principalmente sociales
- asistir como invitado a reuniones en cierto modo formales tales como bodas, entierros o banquetes, o a cenar a la casa de un superior;
- participar en leisure-gemeinschaften relativamente informales con un nivel de emotividad franca y cordial considerablemente superior al de otras actividades laborales o de tiempo libre, como por ejemplo reuniones en pubs, o fiestas familiares o vecinales.
- Actividades «miméticas» o de juego
- participar en actividades miméticas (relativamente) organizadas como miembro de la organización, por ejemplo, en representaciones teatrales o en un club de criquet o de fútbol. En tales casos se llega al núcleo de las actividades y experiencias miméticas des-rutinizadoras y de-controladoras tras romper la coraza de rutinas y controles voluntariamente aceptados y compartidos. La mayoría de las actividades miméticas de esta categoría entrañan cierto grado de des-rutinización y alivio de las tensiones mediante el movimiento corporal, es decir, mediante la movilidad;
- participar como espectador en actividades miméticas altamente organizadas sin formar parte propiamente de la organización, con participación escasa o nula en sus rutinas y, consiguientemente con poca des-rutinización a través de la movilidad; por ejemplo, viendo un partido de fútbol o una obra de teatro;
- participar como actor en actividades miméticas menos organizadas, como bailar o practicar el montañismo.
- Actividades recreativas varias menos especializadas, en su mayoría de agradable índole des-rutinizadora y con frecuencia multifuncionales, como por ejemplo viajar en vacaciones, comer fuera de casa para variar, tener relaciones amorosas des-rutinizadoras, quedarse acostado un domingo por la mañana, cuidar el propio cuerpo de manera no acostumbrada, como tomando el sol o paseando.
- Actividades pura o principalmente sociales
El espectro del tiempo libre representa un esquema de clasificación que señala cuáles son las principales categorías de actividades del tiempo libre en sociedades como la nuestra. Con su ayuda, es posible abarcar de un vistazo hechos a menudo opacados por la tendencia a considerar iguales las actividades de tiempo libre y las recreativas: unas actividades de tiempo libre tienen la naturaleza del trabajo, si bien de un tipo de trabajo distinto del trabajo ocupacional; otras actividades de tiempo libre, no todas en absoluto, son voluntarias; no todas son placenteras y algunas de ellas están altamente rutinizadas, Las características específicas de las actividades recreativas sólo pueden ser entendidas cuando son vistas no sólo en relación con el trabajo ocupacional sino también con las diversas actividades de tiempo libre no recreativas. Es en este sentido como el espectro del tiempo libre contribuye a precisar el problema del ocio.
El campo que el espectro del tiempo libre abre ante nosotros para ser explorado es bastante amplio. Como puede verse, es decisivo el grado de rutinización característico de sus diversas bandas. Entendemos por «rutinas» los canales recurrentes de acción, impuestos por la interdependencia de unos y otros, y que a su vez imponen sobre el individuo un alto grado de regularidad, constancia y control emocional en la conducta y que bloquean otros canales de acción aun cuando correspondan mejor al estado de ánimo, los sentimientos y las necesidades emocionales del momento. El grado de rutinización puede variar. En general, el trabajo ocupacional está altamente rutinizado, al igual que varias actividades de tiempo libre clasificadas en la categoría 1, un poco menos las clasificadas en la categoría 2 y aún menos las incluidas en la categoría 3.
Algunas otras actividades de tiempo libre, como puede verse, se traslapan con las actividades recreativas. A la larga, quizá no podamos proseguir sin prestarles atención. Sin embargo, dado que sólo se puede proceder paso a paso, no es posible tratar aquí un número considerable de problemas planteados por el espectro del tiempo libre.
Ya se han mencionado las características distintivas centrales de las actividades recreativas. En una sociedad en que la mayoría de las actividades están rutinizadas con respecto a una constrictiva interdependencia entre grandes cantidades de personas y a los consiguientes tipos de objetivos personales e impersonales que demandan una clara subordinación de las necesidades emocionales inmediatas ante los demás o ante las impersonales tareas que hay que cumplir, las actividades recreativas proporcionan —dentro de ciertos límites— oportunidades para que la gente viva las experiencias emocionales que están excluidas de sus vidas debido al alto grado de rutinización. Las actividades recreativas son una clase de actividades en las cuales, más que en ninguna otra, la contención rutinaria de las emociones puede hasta cierto punto relajarse públicamente y con el beneplácito social. En ellas puede el individuo hallar la oportunidad de sentir emociones placenteras de mediana fuerza sin peligro para él y sin peligro ni compromiso constante para los otros, mientras que en otras esferas de la vida, las actividades acompañadas de afectos poderosos y profundos, o bien comprometen a la persona más allá del momento en que se produjo la excitación de sus emociones, o bien la exponen a serios peligros y riesgos —si tales afectos no son antes bloqueados por completo mediante la rutinizada subordinación de los sentimientos personales inmediatos ante objetivos que están fuera de la persona. En las actividades recreativas, el respeto por uno mismo y, sobre todo, por la propia satisfacción emocional, en forma más o menos pública y al mismo tiempo aprobada socialmente, puede tener prioridad sobre todas las demás consideraciones.
Asimismo, el grado de compulsión social hacia la participación es notablemente más bajo, y el campo permitido para la voluntariedad y la elección individual correspondientemente más alto, en las actividades recreativas que en otras actividades de tiempo libre, las de la categoría 1 en particular, por no decir nada de las actividades ocupacionales. Una pendiente más o menos pronunciada de compulsión social —con muchas variedades y matices intermedios entre estos grados de compulsión y la voluntad individual— recorre todo el espectro, en el cual las actividades recreativas ocupan el extremo inferior. Tal como las entendemos aquí, las ocupaciones recreativas ofrecen más campo que todas las demás clases de actividades públicas para un goce personal de corto plazo, profundo y relativamente espontáneo. Representan una esfera de la vida que ofrece a las personas más y mejores oportunidades para la elección individual que ninguna otra. Todas proporcionan la posibilidad de sentir un placentero despertar de las emociones, una agradable tensión que los seres humanos pueden experimentar en público y compartir con otros seres humanos contando con la aprobación social y sin mala conciencia.
En numerosas ocasiones, el despertar de emociones agradables en las actividades recreativas está relacionado con determinados tipos de tensión placentera, con formas de emoción agradable específicas de esta esfera de la vida, si bien sería de esperar que estuviesen genéticamente relacionadas con otras clases de emoción. Como veremos, la emoción en el ocio entraña el riesgo de transformarse en estas otras clases. El riesgo —caminar al borde del abismo— forma parte de muchas actividades recreativas. A menudo, es parte integral del placer o deleite.
Cómo y por qué las instituciones y los acontecimientos recreativos ofrecen oportunidades para este tipo de experiencia es uno de los problemas que exigen ser estudiados. Mientras tanto, puede afirmarse ya que esta función es un aspecto clave de la mayoría, por no decir de todas ellas. Todas entrañan la aceptación de algún tipo de riesgo. Tienden a desafiar la estricta reglamentación de la rutinizada vida de las personas sin poner en peligro su subsistencia ni su posición social. Permiten que la gente se relaje o se burle de las normas que gobiernan su vida no ociosa, y que lo haga sin ofensa para su conciencia o para la sociedad. Implican que uno «juegue con las normas» como «se juega con el fuego». A veces van demasiado lejos. La reavivación emocional que este «jugar con las normas» proporciona merece un examen más atento, tanto por sí sola cuanto por lo que de ella podamos aprender sobre nosotros mismos.