V
No es posible responder a preguntas como estas sin tomar en consideración aspectos del ocio que, según las investigaciones convencionales del momento, caen fuera del campo de la sociología. El problema con el que nos encontramos aquí se ha hecho sentir en este estudio. Ya es hora de sacarlo a la luz. ¿Es posible acaso —esta es la pregunta— elaborar una teoría razonablemente adecuada del ocio dentro del marco de cualquier ciencia humana aislada, como la sociología, la psicología o, para el caso, la biología humana, si las relaciones entre ellas siguen siendo tan oscuras como en el momento actual? De hecho, los problemas del ocio pertenecen a esa clase de problemas que, en la actual etapa de desarrollo de la especialización científica, caen no meramente entre dos sino entre varios compartimientos. No encajan plenamente en el marco de referencia de ninguna de estas ciencias tal como ahora están constituidas sino que, por el contrario, pertenecen a la tierra de nadie aún sin explorar que media entre ellas. Si la sociología es considerada como una ciencia que se abstrae de los aspectos psicológicos o biológicos de los seres humanos; si la psicología o la biología humana son tratadas como ciencias capaces de seguir su propio camino sin tomar en cuenta los aspectos sociológicos de las personas, los problemas del ocio serán hechos a un lado. De hecho, son los indicadores más claros que puede haber de las limitaciones inherentes a la compartimentación de los seres humanos como objeto de estudio científico. En su calidad de modelo de clasificación, el espectro del tiempo libre ya ha señalado que nunca será suficiente con distinguir los diversos aspectos de las personas aisladamente considerados, sin un marco global de referencia que indique la relación existente entre ellos. Este mismo defecto es el que aqueja a la actual manera de concebir las diversas ciencias sociales: que todas ellas, por separado, se ocupan de los aspectos humanos como si de hecho existieran independientemente unos de otros. La separación es total. No existe marco global de referencia que indique cómo embonan entre sí estos diversos aspectos. Al situar las actividades recreativas dentro del marco más amplio del espectro del tiempo libre, hemos indicado ya que los problemas a los que se ve enfrentado el investigador en este terreno, si bien exigen una distinción, no permiten que se establezca una separación entre los aspectos de las personas habitualmente adjudicados a una u otra de las diferentes ciencias sociales.
Si la gente va al teatro, a un baile, a una fiesta o a las carreras es, como ya lo hemos dicho, porque en el ocio pueden optar por ocuparse de una manera que promete darles placer. Así, el placer de las personas, la perspectiva de un tipo concreto de estimulación agradable, es parte integral de la estructura social de estas instituciones, del teatro, de los bailes, de las fiestas, de las carreras y de todas las otras que han sido mencionadas a lo largo de este estudio. Los problemas del placer, podríamos decir, pertenecen al reino de la psicología o de la fisiología; los problemas del ocio, en cambio, caen en la esfera de competencia del sociólogo. A través de toda la historia de su ciencia, los sociólogos han tratado de establecer una distinción entre sus propios problemas y los estudiados por los psicólogos y los biólogos. Durante un tiempo fue indispensable asentar el hecho de que los fenómenos sociales constituyen un nivel de estudio con características distintivas propias. En ese sentido, la lucha de los sociólogos en pro de la relativa autonomía de sus temas ha resultado fructífera. Pero, cabe pensar, toda vez que esta autonomía está asentada ya con fuerza más que suficiente, es hora de que los sociólogos se preocupen no sólo por lo que distingue a sus problemas sino también por las relaciones entre estos y los problemas de las disciplinas aledañas. Demostrado está que ha sido beneficioso para los sociólogos abstraerse en sus investigaciones de los problemas psicológicos y biológicos y, durante algún tiempo, seguir su propio camino en su intento de entender mejor a los seres humanos. Pero esta separación ha conducido, inevitablemente, al olvido de grandes conjuntos de problemas, uno de los cuales es el problema del ocio. El presente estudio es un ejemplo del bloqueo con el que nos encontramos al querer tratar los problemas sociológicos sin mirar más allá de las fronteras de este campo. En el caso de los acontecimientos e instituciones recreativas, cuya raison d’être es una experiencia psicológica concreta, todo intento por abstraerse de ella tiene que acabar en derrota. Aquí, el estudio de la estructura social y el de las emociones no pueden llevarse a cabo en compartimientos estancos.
Esto no quiere decir, empero, que pueda fundirse un campo en el otro. A veces, los biólogos y los psicólogos se inclinan a pensar que, en última instancia, podrán resolver todos los problemas sociológicos en sus propios términos —i. e. biológicos o psicológicos—. En este sentido, la lucha de los sociólogos por la autonomía de sus propios problemas ha estado bien justificada. Quizá pensemos que ni siquiera todos los sociólogos contemporáneos son capaces de ver claramente la relativa autonomía, la irreductibilidad de los problemas sociológicos en relación con los de la biología y la psicología[110]. Evidentemente, existe mucha confusión respecto a cuál es la vía media entre la idea de que el estudio de la sociedad es totalmente autónomo y por ende sin relación con el de la psicología y la biología, y la idea de que los problemas de la sociedad como campo de estudio se resolverán antes o después únicamente mediante el estudio psicológico y biológico de los individuos.
El estudio del ocio, como hemos planteado, es uno de los muchos en los que no es posible descartar el problema de la relación entre los fenómenos del nivel sociológico y los problemas de la psicología y la fisiología. Aquí es imposible eludir el análisis de todos los niveles, la obligación de considerar, al menos en lineas generales, cómo los tres niveles —el sociológico, el psicológico y el biológico— se interconectan en el estudio del ocio.