VI

Con esta polarización como punto de partida podemos ver más claramente el problema básico con el que nos enfrentamos al estudiar el ocio. Es un problema que, en términos generales, se disocia en dos preguntas interdependientes:

  1. ¿Cuáles son las características de las necesidades recreativas que tienen las personas en las sociedades más complejas y civilizadas de nuestro tiempo?
  2. ¿Cuáles son las características de los tipos concretos de actividades recreativas desarrollados en las sociedades de esta clase para la satisfacción de esas necesidades?

Con el fin de desbrozar el camino para un examen más detallado y objetivo, nos pareció útil separar la necesidad de un tipo especial de emoción agradable y colocarla en el centro de la primera interrogante. Esto nos permite demostrar que esa necesidad se encuentra en el centro de casi todas las necesidades lúdicas. La emoción es, por decirlo de alguna manera, lo que da sabor a todos los placeres relacionados con el juego.

Quizá no sea tan sencillo ver la finalidad y las implicaciones de la pregunta número dos. Una de las razones por las que nos pareció necesario recurrir a un término concreto en el que englobar todos los acontecimientos recreativos razonablemente clasificados como miméticos fue el reconocimiento de que todos ellos tienen una estructura específica que les permite satisfacer necesidades recreativas concretas. Consideramos útil conceptualizar como inherentes a su estructura las características que hacen que los acontecimientos recreativos tales como los deportes, los conciertos, las películas y la televisión se adecúen a las necesidades que los individuos tienen de gozar en sus ratos de ocio. Esperamos no pecar de presuntuosos por decir que, si bien suele hablarse de la estructura de las fábricas o de las familias, no hemos llegado aún al punto en que la gente hable regularmente de la estructura de los acontecimientos recreativos. Sin embargo, una vez alcanzado este punto, no resulta difícil ver que el meollo del problema del ocio radica en la relación que existe entre la estructura de las necesidades recreativas características de sociedades como la nuestra y la estructura de las actividades encaminadas a satisfacer esas necesidades.

Con dicho problema nos vimos enfrentados por primera vez cuando estudiábamos el fútbol. En el curso de nuestro estudio no pudimos dejar de advertir que en el juego había una clase especial de dinámica de grupo, un equilibrio de tensiones, en resumen, una estructura claramente susceptible de ser analizada, la cual era experimentada como inmensamente emocionante y placentera, mientras que otro tipo de figuración, igualmente abierto a un claro análisis figuracional, era considerado decepcionante y carente de emoción. Fue en este contexto donde nos topamos por vez primera con el problema que, mutatis mutandis, puede plantearse con respecto a todas las actividades miméticas: el problema ya formulado de la correspondencia entre las necesidades recreativas socialmente generadas y la estructura de los acontecimientos recreativos socialmente instituidos destinados a satisfacerlas. No estamos sugiriendo que plantear y clarificar el problema baste por sí solo para señalar una solución definitiva. Se trata de un problema complicado y habrá que asentar explícitamente algunas de las dificultades con que nos encontramos al explorarlo. Pero, aun cuando no es nuestra intención hacer creer que podemos presentar una solución definitiva en este ensayo ni que vamos a hacer tal cosa, sí esperamos poder dar algunos pasos hacia esa solución.

Una de las principales dificultades que surgen en problemas como este, y probablemente una de las razones por las que se ha avanzado tan poco hasta el momento, radica en el hecho de que el problema traspasa las fronteras de varias ciencias. Que podamos denominarlo o no un problema interdisciplinar es una cuestión discutible, ya que no surge como tal si circunscribimos nuestra investigación estrictamente a los límites tradicionales de cualquiera de las ciencias humanas. El problema tiene aspectos fisiológicos, psicológicos y sociológicos. Lo que sucede es que, si bien estas distinciones son más reales desde el punto de vista de las actuales fronteras disciplinarias, a menudo conllevan la ilusión de que el objeto de cada disciplina tiene una existencia independiente. Considerando la realidad que pretendemos explorar, las áreas problema de que se ocupan estas tres distintas especialidades, aunque discernibles, son también inseparables e interdependientes. Todas tienen que ver con los seres humanos y los seres humanos no consisten en compartimientos separados e independientes. Lo que por razones de estudio ha sido desmenuzado, por las mismas razones debe ser aglutinado de nuevo.

  1. Algunos aspectos fisiológicos del síndrome de alteración emocional han sido estudiados por especialistas como Walter B. Cannon y otros[82]. Ellos nos ofrecen un cuadro de los principales cambios somáticos que se presentan en animales y personas cuando se ven súbitamente frente a una situación crítica. El cuadro es bastante claro para permitimos, al menos tentativamente, sugerir posibilidades de correspondencia entre las estructuras orgánicas de una reacción a la excitación y las estructuras sociales de los acontecimientos que las provocan. Pero las investigaciones fisiológicas se han concentrado en las clases más desagradables de excitación. Los resultados se han resumido con la ayuda de conceptos tales como reacciones de «emergencia» o de «alarma[83]». El aparato fisiológico de la excitación ha sido estudiado casi enteramente en cuanto se relaciona con el hambre, el miedo, la ira y, en general, como reacción específica ante un peligro repentino. En cambio, sabemos relativamente poco acerca del síndrome de alteración emocional asociado con el placer. No obstante, pese a esta limitación, las investigaciones fisiológicas muestran, mejor que ninguna otra, que este síndrome es como un cambio en la «caja de velocidades» que afecta a todo el organismo en todos los niveles; y sin una comprensión por los menos mínima del cambio global producido en el equilibrio multipolar de tensiones de todo el organismo, no podremos entender el isomorfismo entre la estructura de los acontecimientos recreativos excitantes —un emocionante partido de fútbol, por ejemplo— y el «cambio de marcha» que vemos en la masa de los espectadores y conceptualizamos como emoción.
  2. Los aspectos psicológicos del síndrome de alteración emocional sólo se han estudiado explícitamente en las áreas más próximas al nivel fisiológico, es decir, en niños de muy corta edad. Hay pruebas de que la reacción generalizada a la excitación es una de las primeras en aparecer en los niños pequeños[84]. Los estudios de este área en la infancia parecen indicar que el movimiento del cuerpo hacia adelante y hacia atrás y otros movimientos rítmicos se hallan entre las primerísimas manifestaciones de un síndrome de excitación. Pueden tener un efecto calmante y estar conectados con sensaciones agradables. Quizá no sea tan descabellado suponer que una clase de actividad recreativa agradable: la emoción del juego expresada por movimientos rítmicamente repetitivos en algunos bailes, derive de la misma excitación elemental que se observa en los niños pequeños.

    Por lo demás, los psicólogos, en cuanto tales, han contribuido muy poco a la comprensión de estos problemas. Los estudios experimentales y sistemáticos del control así como de los contra-movimientos dirigidos a relajar los controles, y todos los temas relativos a la fluctuación entre equilibrio y tensiones asociadas a los movimientos hacia un mayor control y los correspondientes contra-movimientos, son todavía un campo abierto a la investigación. En este sentido, sólo hemos podido contar con nuestros propios recursos.

  3. Lo mismo puede decirse en mayor o menor medida con respecto al estudio sociológico de los acontecimientos recreativos. La estructura y particularmente las propiedades de estos acontecimientos que hallan resonancia en el satisfactorio goce-juego de actores y espectadores, el cual suele culminar en un clímax, están aún sin explorar en su mayor parte. Ya nos hemos referido a nuestro intento de aclarar este tipo de estructura en lo que toca al fútbol.
Deporte y ocio en el proceso de la civilización
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