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Londres, 8 de mayo de 1915
Alicia Mantorella escuchó el timbre de la puerta, pero se encontraba tan abstraída en sus pensamientos que se limitó a mirar por la ventana y regresar a la cama. Nunca hasta ese momento había experimentado esa sensación de frustración, miedo y ansiedad que le habían hecho perder el interés por todo lo que la rodeaba. Desde su regreso de Estambul, la recuperación de Hércules de sus heridas y la nueva etapa en Londres, apenas había pasado un día en el que no se sintiera sin fuerzas.
Se aproximó a la mesita y extrajo un pequeño álbum de fotos. Casi no tenía ninguna imagen de su madre, que había muerto cuando ella era todavía adolescente; en cambio, de su padre guardaba varias fotos en Madrid y La Habana, la ciudad en donde había nacido y vivido hasta los quince años.
Alicia achacaba su miedo y angustia al temor a perder a Hércules. Él era lo único que le quedaba, su amigo era la única persona que convertía su pasado en algo más que viejos recuerdos.
En las últimas semanas se había vuelto a distanciar de Lincoln. Parecía que los dos se habían separado definitivamente y ahora que él se mostraba más distante, ella no podía evitar sentirse más atraída. Sabía que eran muchos los obstáculos. El color de piel de Lincoln, su cultura norteamericana, la diferencia de edad y mentalidad…, pero el amor es siempre caprichoso e imprevisible.
Se miró en el espejo de la habitación y decidió bajar al salón. Mientras descendía por las escaleras encontró a Hércules y Lincoln a punto de salir de casa.
—¿Adónde van? —preguntó Alicia sorprendida.
—Tenemos que visitar Scotland Yard, nos han invitado a participar en la investigación del robo de la Royal Academy —dijo Hércules levantando la vista. Alicia permanecía en las escaleras con un vestido blanco que resaltaba las pecas de su cuerpo y sus rizos pelirrojos.
Alicia frunció el ceño y comenzó de nuevo a ascender las escaleras.
—Alicia —dijo Hércules, pero la mujer no hizo caso a las palabras de su mentor y amigo. Se deslizó de nuevo en su habitación y comenzó a llorar.