Agradecimientos:
Muchas son las personas a las que quisiera agradecer el apoyo mostrado durante todo este tiempo en el que he ido gestando este libro. He recibido tantas muestras de cariño, ánimo y aliento que se me hace muy difícil enumerar a todos. De modo que intentaré sintetizar al máximo este recuerdo a todos en un momento, como es hoy, tan especial para mí.
Gracias de todo corazón a:
David Lillo, que fue el que me abrió las puertas a esta maravillosa herramienta que es internet, regalándome sabios consejos y apostando por esta locura.
A la gente de Netlog y Facebook, que fueron los primeros en descubrirme y hacer de éstas cuentas clubes de fans.
A todos mis amigos, que se sintieron tan sorprendidos como yo al descubrir que algo de talento había tras esas gafas y esa perilla.
A la familia Lillo González, repleta de grandes artistas de todo tipo y que me han ido aconsejando, apoyando y demostrando cariño no solo con el proyecto, si no durante todos estos años.
A mis padres y a mi hermano, que pese a que la lectura no es su fuerte hacen que cada día me sienta más orgulloso de ser quien soy gracias a ellos.
A mi prima Marta, que es como una hermana para mí y que se ha involucrado en el proyecto con tanta pasión y entusiasmo que hace que me sienta reconfortado al saber que no estoy sólo en esto.
A mi tío Juanjo, cuya calidad tanto artística como personal han sido un referente a lo largo de toda mi vida. Sus consejos y su apoyo no tienen precio, os lo aseguro.
A mi perra Cleo, que tanta compañía me daba en las mañanas y noches que me quedaba sólo a escribir, bajo la espectral luz del monitor. Su alegría y su cariño es un regalo caído del cielo.
Y por último, gracias a TI, Mari Jose, la estrella que marca mi rumbo en la noche, sol que ilumina los grises días. Sin tu amor, tu cariño y tu apoyo incondicional muchas de las cosas que ocupan mi vida no tendrían sentido. Entre tú y yo, no necesitamos más palabras.
En definitiva: GRACIAS a todos los que estáis leyendo esto, porque habéis contribuido, de una forma u otra, a forjar un sueño. El sueño de un barrendero que os invita a que cumpláis los vuestros, y que hoy grita más fuerte: ¡¡¡Lo conseguiré con un poco de ayuda de mis amigos!!!
No dejéis de escuchar el viento... arrastra el aullido del lobo...