CAPÍTULO 2

SÍ, TENÍAMOS PROBLEMAS.

Desde fuera daba la impresión de que nos iba muy bien: el loft extravagante (lleno de interesantes y artísticos «objetos reciclados»), dos hijos muy guapos, la casa que alquilábamos en agosto en Fire Island…

Pero lo cierto es que pisábamos arenas movedizas.

Para nuestro asombro, Anne Gutman había rechazado el libro en el que Megan y yo habíamos estado trabajando durante casi dos años, un proyecto titulado Los orígenes del rap que recorría la historia de este género musical desde el blues hasta el primer rock and roll, el doo-wop y repasaba finalmente los últimos veinte años del rap y el hip-hop.

−Lo que ocurre es que ya no tengo presupuesto −había dicho Anne−. Tenía dinero cuando empezasteis el proyecto, pero internet me ha dejado sin blanca… Y luego, por supuesto, está la Tienda… Ya no puedo correr grandes riesgos… Se podría intentar la autopublicación, pero la gente del departamento de marketing me ha dicho que tendríais suerte si consiguierais vender quinientos ejemplares.

La Tienda. Ese coloso online se estaba convirtiendo en un gigante de la industria editorial. Y también de cualquier otro sector del mercado.

La Tienda tenía lo que la gente quería. Así, controlando los precios, nos decía a todos lo que debíamos comprar. Allí acudíamos para comprar tostadoras, tractores, detergentes, salsa de soja, vaqueros, bombillas… La Tienda vendía cualquier cosa que se comercializara en el mundo: robles plantados en macetas, cajas de vino, coches…, y normalmente a un precio más bajo que en los negocios de toda la vida.

La rama editorial de la Tienda consistía en publicar e-books en serie, y de vez en cuando conseguían algún gran éxito de ventas. «De acuerdo −pensamos Megan y yo−, si no podemos derrotarlos…».

En cuanto hubimos digerido el doloroso impacto de la negativa de Anne, hicimos lo único que podíamos hacer: pasarnos al enemigo. Abrimos nuestros ordenadores portátiles, entramos en la página de la Tienda y clicamos en la pestaña «autopublicación». No teníamos otra elección. ¿Por qué no íbamos a hacerlo? Megan y yo estábamos convencidos de que teníamos un best seller.

Menos de un minuto después de habernos registrado, ya estaba manteniendo mi primera conversación por correo electrónico con mi «representante».

Al principio, nuestras conversaciones por correo electrónico estaban llenas de cálidos besos y abrazos. Unos cuantos retoques en el libro. La promesa de abrir una cuenta en Twitter, una página en Facebook, una cuenta en Instagram…, el protocolo habitual para alcanzar la lista de libros más vendidos. Todo iba de maravilla… Solo era cuestión de tiempo que Megan y yo valoráramos las propuestas para la cubierta del libro.

Luego llegó la inevitable (hasta cierto punto) patada en los huevos.

Pulsando una sola vez la tecla «enviar», la Tienda acabó con nuestros planes. De repente, rechazaron Los orígenes del rap. Sin darnos ninguna explicación. Su correo electrónico parecía la carta del rescate de un secuestro: «Vuestro proyecto ya no es viable. La Tienda».

Mi dedo índice salió volando hacia la pestaña «responder». «Eh, chicos, ¿qué pasa? ¿Así, sin más? La idea es un éxito seguro. Este libro podría dar mucho de sí online. Habla de música, y ya sabéis, la música se baja de internet, luego están los vídeos de YouTube, las referencias cruzadas…».

La respuesta que llegó tenía una sola frase: «Lo sentimos tanto como vosotros. La Tienda».

Estaba claro: la Tienda había acabado con nosotros. O eso creía.

Pero nosotros no habíamos acabado con la Tienda. Ni por asomo.