Sacrificio sin queja
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Ya en plena manigua, Martí estaba con Gómez y otros libertadores en un sitio conocido por la Trinidad Holguinera, cerca del río Cauto. Mientras el Generalísimo despachaba y la gente preparaba el rancho, Martí habló largamente con sus compañeros de la independencia de Cuba y las dificultades que tuvo que vencer para preparar la guerra.

Y, al terminar, manifestó solemnemente:

—Quiero que conste que por la causa de Cuba me dejo clavar en la cruz, y que iré al sacrificio sin exhalar una sola queja.