De un
abrazo...
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Cae la tarde del 15 de abril de 1895 en los campos de Cuba Libre, Máximo Gómez se separa de Martí y conferencia con sus oficiales. El Maestro se queda mohíno, piensa si se trata de algún peligro que no desean comunicarle.
Vuelve el Generalísimo con sus hombres, y le dice enternecido:
—En consejo de jefes hemos acordado reconocerlo en la guerra como el Delegado del Partido Revolucionario Cubano, y nombrarlo unánimemente, en atención a sus servicios, Mayor General del Ejército Libertador.
Los dos grandes se abrazan en silencio. Martí se siente conmovido:
—“¡De un abrazo, igualaba mi pobre vida a la de su diez años!''