Hambre, antes de compartir una injusticia
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Siendo Martí, en 1878, profesor de la Escuela Normal Central de Guatemala, José María Izaguirre fue depuesto de su cargo de director por el presidente de esa República Justo Rufino Barrios. Al enterarse Martí, fue en el acto en busca de su compatriota.

—Lo que han hecho con usted es una acción indigna —dijo—. Voy a presentar mi renuncia inmediatamente.

—No haga usted semejante locura —le contestó Izaguirre, que conocía bien la pobreza de Martí—. Si el sueldo que aquí goza es el único recurso con que cuenta para mantenerse y mantener a su esposa, ¿a qué queda usted atenido si lo renuncia?

—Renunciaré —respondió Martí con firmeza— aunque mi mujer y yo nos muramos de hambre. Prefiero esto a hacerme cómplice de una injusticia.

Y así lo hizo, y pocos días después partió para Cuba.