El conocedor de cuadros
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Martí visita con una familia de cubanos en Nueva York la colección de cuadros del multimillonario Vanderbilt. Goza contemplando aquellas obras de arte, y cuando una señora camagüeyana declaró que de todos los lienzos el que más le había gustado era un cuadro muy pequeño de un notable pintor, Martí exclamó pleno de contento:

—¡Tiene usted razón; como que es la obra mejor y más costosa que posee Vanderbilt!

Y así era en efecto.