Libertad para todos
1

Siendo Martí niño, un compañero suyo le mostró ufano un grillo que había capturado, al cual tiraba de un hilo amarrado a una pata.

Martí, lejos de alegrarse del espectáculo del infeliz grillo, que en vano trataba de escaparse, le rogó al amiguito que lo soltara. Y no descansó hasta convencerlo. Luego obtuvo una tijera de su madre, doña Leonor, y libertó al grillo. Respiró satisfecho y contento cuando lo vio, privado de su amarre, perderse entre la yerba.