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El estudiante de astronomía
Pálido y tembloroso, Eliacim, el estudiante de astronomía paseaba, con su novia de la mano, bajo las altas estrellas, como corresponde.
—¿Me amarás siempre, Rose?
—Te amaré siempre, Patrick.
—¿Aunque me suspendan por no saber hallar las coordenadas azimutales de Bellatrix?
—Aunque te suspendan por no saber hallar las coordenadas azimutales de Bellatrix.
—¡Qué buena eres, Rose!
Rose suspiró con valentía.
—(¡No grites tanto!)
Rose suspiró con delicadeza.
—No, Patrick; no es que sea buena, ¡es que te amo!
Con las facciones desencajadas y la faz sin color, Eliacim, el estudiante de astronomía paseaba y paseaba, con su novia enlazada del talle, bajo la alta luna, como podrás imaginarte.
—¿Me serás siempre fiel, Rose?
—Te seré siempre fiel, Patrick.
—¿Aunque me suspendan porque no consiga calcular los grados, minutos y segundos de la ascensión recta de Algenib?
—Aunque te suspendan porque no consigas calcular los grados, minutos y segundos de la ascensión recta de Algenib.
El estudiante de astronomía besó a su novia en los párpados.
—¡Qué buena eres, Rose!
Rose suspiró con violencia.
—(¡Chist!)
Rose suspiró con timidez.
—No, Patrick, no es que sea buena, ¡es que te quiero tanto!
Encorvado, flaco y tosedor, Eliacim, el estudiante de astronomía paseaba y paseaba, para arriba y para abajo, con su novia sentada en un hombro, bajo las más inmediatas constelaciones, como no debe costarte ningún trabajo creerme.