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Las instituciones que regulan las relaciones entre hombre y mujer
A pesar de lo que te digo en el capítulo anterior, Eliacim, el matrimonio, en sí, no es bueno. El caso de tu matrimonio con Miriam, la tañedora de lira, es algo diferente.
El matrimonio es sucio e impuro; el estado perfecto del hombre y la mujer es el del noviazgo. El matrimonio mata el amor o, por lo menos, lo hiere de mucha gravedad.
La culpa es de los legisladores, como siempre pasa, que permiten la fecundación natural.