8
El coñac y el ron
En los jóvenes como tú, Eliacim, existe siempre un poco la posibilidad de una desmedida afición a lo sinóptico.
Yo te decía constantemente: tú piensa siempre sobre poco más o menos, tú piensa siempre en general, siempre es conveniente un poco de confusión, pero tú, tercamente, te obstinabas en desoír los consejos de los mayores. Ahora, ¡menos mal!, ya eres empleado del Estado, ya eres funcionario público, y ya puedes valerte por ti mismo. Sin embargo, creo que debes modificar aún ciertos hábitos. Al pavo de Pascua nadie le corta el cuello antes de darle un par de copitas de buen coñac, ¿tú te das cuenta? Es como un rito. A los condenados a muerte también les dan a tiempo una copa de ron; parece que van más, ¿cómo diríamos?, más reconfortados. El ron es una bebida muy de hombres.