De todas formas, usted vale mil veces más, señor.

Muchas gracias por el buen concepto que tiene de mí, Zoé.

Lo que está a la vista, a la vista está dijo ella sentenciosamente.

Moodson contuvo una sonrisa. Dado que la distancia era muy corta, no necesitó ponerse el chaquetón. Momentos después, solicitaba con aire fingidamente apesadumbrado, la caridad de una copa de coñac.

Y un sillón junto al fuego añadió Bridget sonriendo cálidamente.

Con usted al lado, el complemento ideal de la velada aseguró él.

 

* * *

 

Minutos más tarde, Bridget estaba enterada de lo que Moodson había conseguido averiguar en los archivos del municipio.

Es una historia tan fantástica, que casi no se puede creer dijo.

Todo está escrito, sin embargo, he tomado abundantes notas, las suficientes como para escribir un libro de varios centenares de páginas.

Pues quizá resultaría interesante publicarlo apuntó ella.

Añadiendo, en todo caso, el colofón que sería la solución actual del enigma.

¿Está muy cerca esa solución, Tony?

Yo creo que sí, Bridget?

¿Cuándo?

Un día, dos a lo sumo. Entonces, habré conseguido explicar el misterio del pozo que algunos llaman la tumba sin fondo.

Le falta algún detalle, por supuesto.

Sí, pero casi más bien de índole práctico, es decir, probar de un modo concluyente la historia.

¿Cómo piensa hacerlo, Tony?

Moodson no pudo contestar. En aquel instante, sonaron unos fuertes golpes en la puerta.

Bridget miró alarmada en aquella dirección. Moodson hizo un gesto tranquilizador.

Yo abriré, no se preocupe dijo, a la vez que se levantaba.

Cruzó la sala, abrió la puerta y, en el mismo instante, un puño le alcanzó en el mentón, derribándole al suelo.

Bridget lanzó un gritó de cólera.

¡Señor Dohane! ¿Cómo se atreve usted...?

El recién llegado aparecía furiosísimo. Moodson no había perdido el conocimiento y, todavía en el suelo, se tanteó la mandíbula.

Pega fuerte, amigo, aunque sin razón dijo. Dohane se inclinó hacia él.

Levántese, maldito. Póngase en pie y defiéndase, porque le voy a pegar la paliza más grande de su vida.

¿Le sabe mal que le dijera a Heard que acaso no me podría pagarle? Dohane se quedó cortado.

¡Es una inmunda calumnia! gritó.