meneó la cabeza, a la vez que decía:

Para comerme a mí se necesita mucho apetito, Tony.

Tengo el suficiente para demostrar con hechos mis palabras. Ella agarró una botella de la estantería y puso whisky en un vaso.

Al menos, puedo ofrecerle un aperitivo contestó.

¿Cuándo llega el plato fuerte?

No sea... arrollador, Tony. Acaba de llegar... ¿y ya quiere sentarse a la mesa?

Señale una hora y acudiré puntual.

Trataré de estudiar la conveniencia de servirle de plato fuerte. ¿Mucho tiempo en Buthbury?

No tengo prisa en marcharme. Además, están ocurriendo cosas muy interesantes. Este pueblo no es tan aburrido como me pareció en un principio.

Hay una tapa muy gruesa y sólida, que cubre la olla que hierve debajo. Puede que algún día la tape salte y se produzca una gran explosión.

¿Usted cree?

Edith hizo un leve gesto de asentimiento. Moodson empezó a pensar en la conveniencia de una entrevista más prolongada con aquella mujer.

Levantó el vaso y sonrió.

Avíseme cuando tenga el menú dispuesto solicitó.

Sí, le avisaré, Tony.

Mientras tanto, ¿puedo hacerle una pregunta?

Claro accedió Edith.

¿Ha visto usted últimamente a Jared Kipple?

Un gesto de repugnancia apareció de inmediato en el atractivo rostro de la joven.

Estuvo aquí hará una semana y le ordené que no volviese a poner más los pies en mi casa contestó.

¿Por qué?

Sucio, grosero, provocador... y, además, no pagaba. No me convienen los clientes de esa calaña, Tony.

De modo que en estos días no ha aparecido por aquí.

No, y si hubiese franqueado la puerta, le habría echado a puntapiés, créame. No cómo la estúpida de Peggy puede sentir algo hacia ese indeseable sujeto.

Dicen que el amor es ciego, Edith.

No, lo que pasa es que algunas son tontas. Pero, en fin, allá ella si se deja vapulear por un tipo como Jared Kipple.

¿La pegaba?

Era sólo una metáfora, Tony.

Comprendo. Moodson pensó que ya tenía bastante para la primera ocasión. Continuar haciendo preguntas resultaría indiscreto. Volvería en otro momento y procuraría que la entrevista se celebrase en un lugar más íntimo. Seguiré cultivando mi apetito añadió sonriendo.

Estudiaré el momento más apropiado para servir de plato fuerte respondió ella maliciosamente.

Moodson la contempló unos segundos. Realmente, Edith tenía un cabello precioso, de