mostró las recámaras vacías.

No puse cartuchos cuando vine aquí, dispuesta a impedir los trabajos. Naturalmente, ellos no tenían por qué saber que se enfrentaban a un arma sin munición.

Moodson hizo un gesto con la cabeza. Bridget aparecía encantadora, vestida con un chaquetón de grueso paño, la capucha hacia atrás y el cabello flotando libremente en la ligera brisa que soplaba en aquel páramo.

Pero se apresuró a añadir la muchacha tampoco habría tenido necesidad de enseñar el arma, si «Shank» hubiese estado vivo.

Es muy posible, aunque tal vez ha cometido usted una imprudencia al impedir esos trabajos.

Es Dohane el imprudente contestó ella acaloradamente, El asunto está todavía sub judice y no se ha dictado sentencia. Por tanto, no tiene el menor derecho a remover una sola piedra de estos terrenos.

Como quiera, señorita Courtney. Personalmente, me gustaría que ganase el pleito, pero soy hombre que acostumbra a respetar la ley.

Eso mismo tendría que decir Dohane. Bien, no quiero seguir molestándole más...

Perdone, por favor. Usted me pidió que examinase sus documentos, de un modo digamos extraoficial. Todavía estoy esperando que me los entregue.

Aún no dispongo de ellos. Los tiene el señor Barnand y se los pediré en cuanto lo vea.

Su pretendiente, además de abogado defensor. Bridget enrojeció ligeramente.

La gente habla muchas veces sin fundamento. El señor Barnand y yo sólo somos buenos amigos. Con su permiso...

Ella hizo una leve inclinación de cabeza y se alejó con paso rápido, la escopeta colgando del hombro izquierdo. Moodson se recostó en la cerca y empezó a cargar la pipa.

De pronto, recordó un detalle. ¿Cuál era la utilidad de la escalera de hierro que había visto poco antes?

Sonrió divertidamente, al pensar en un detalle fantástico: si el pozo no tenía fondo, la escalera debía de tener un número incontable de peldaños.

 

* * *

 

Al atardecer de aquel mismo día, decidió conocer determinado lugar de Buthbury y se dispuso a salir.

Zoé había estado hablando poco antes con alguien, aunque Moodson no había prestado la menor atención. Cuando se ponía el chaquetón, se le acercó la mujer.

Jared Kipple sigue sin aparecer, señor dijo, muy preocupada.

¿Aún no se tienen noticias suyas?

No, señor. Y esto empieza ya a intrigarnos, porque Jared no era hombre capaz de desaparecer durante tanto tiempo.

¿Y si se ha cansado de vivir en Buthbury y se ha marchado sin advertir a nadie de sus propósitos? No es corriente, pero, a veces, sucede...

En confianza, señor, yo temo lo peor -declaró Zoé a media voz,