Sí. Mire, esa pulsera que aún conserva... Yo se la vi muchas veces... Claro que entonces era todavía una niña... Hace lo menos diez años... Pero Prunella no se la quitaba nunca...

Entonces, el otro esqueleto pertenecía a su amante.

Freddy Stockwell identificó la joven. Moodson entornó los ojos.

Puesto que sabemos a quién pertenecen estos restos, podemos deducir fácilmente lo que sucedió, ¿no cree?

Pero ella... desapareció varios meses después de Freddy...

¿Cuántos años tenía usted entonces?

Quince y hace nueve que ocurrieron aquellos sucesos.

Sí, ya tenía edad para saber muchas cosas admitió Moodson. Pero Dohane sostuvo siempre que su esposa le había dejado, para divorciarse después.

Y todo el mundo le creyó, porque tras el incidente ocurrido con Freddy, los dos esposos reanudaron una vida normal, llena de armonía. Respecto a Freddy, se sabía que era un hombre inconstante y nadie se extrañó de que se hubiese marchado, sobre todo, después del vapuleo que le propinó Dohane.

Dohane supo hacerlo bien calculó Moodson. Dejó que pasara algún tiempo, a fin de que todos creyeran en la reconciliación entre los esposos. Pero debe de ser un hombre terriblemente rencoroso, porque no le perdonó el desliz a su mujer y la mató, indudablemente, cuando ella menos lo esperaba.

Bridget sintió un súbito escalofrío.

No la traería aquí, para abandonarla y que muriese de hambre y de sed supuso, horrorizada.

No contradijo Moodson, a la vez que señalaba un punto en la calavera de la mujer Prunella había muerto ya cuando él la trajo aquí, lo mismo que Freddy.

Bridget pudo ver las señales de un terrible golpe, que había causado el hundimiento de la bóveda craneana. En el otro cadáver, se apreciaba una señal muy semejante.

Ahora nos enfrentamos con un problema muy serio dijo la joven.

¿Sí, Bridget?

Tenemos que avisar a la policía, ¿no te parece? Moodson asintió.

Es nuestro deber contestó. Lo haremos en cuanto subamos a la superficie.

Tony, hay algo que me extraña manifestó la joven. Usted, es lógico, no esperaba encontrar aquí dos esqueletos, porque es de suponer que ignorase su existencia en la cueva. Si es así, ¿qué le impulsó a bajar hasta aquí?

Se lo diré sinceramente. Estas costas, antaño, abundaban en contrabandistas. Al ver una cueva, pensé que podía haber sido utilizada como escondite y me dije que tal vez encontraría algo interesante, que pudiera tener cierto atractivo..., acaso como objeto de decoración.

Una pierna de madera o el parche negro para un ojo ausente rió Bridget.

O un cofre lleno de monedas de oro contestó Moodson en el mismo tono. Luego se puso serio.

Debemos pensar en el regreso, Bridget añadió. En el mismo instante, se oyó arriba un extraño ruido.