CAPITULO VII

 

Por la mañana, Bridget vio a Moodson junto a su automóvil, del que había levantado la tapa del motor.

¿Se marcha? preguntó la joven, en un impulso de curiosidad.

Moodson se volvió y tocó con dos dedos la gorra a cuadros con que cubría su cabeza.

Es una ausencia muy breve dijo. Posiblemente, estaré de regreso para el mediodía. Voy a Penzance y sólo son treinta millas.

Comprendo. Al verle así, pensé que abandonaba Buthbury...

No, simplemente, quería revisar el aceite del motor. Si desea que le traiga algo de Penzance, dígalo con toda franqueza.

Muchas gracias, pero no necesito nada, señor Moodson.

Le sugiero me llame Tony. Es el nombre familiar; el oficia! es Blane, pero no me gusta mucho.

Lo tendré en cuenta, Tony.

Bridget es un nombre que me gusta mucho más aunque, claro, yo no soy el señor Barnand.

Me pretende, pero sabe que no tiene esperanzas rió ella.

Es usted una mujer cruel. Probablemente, a causa de sus negativas, se retirará a un convento.

Richard no es hombre capaz de decisiones tan drásticas contestó ella de buen humor. De otro modo, ya haría tiempo que habría tomado los hábitos. Por cierto, ¿qué sabe usted del perverso autor del envío tan desagradable que recibió hace dos días?

Nada, por el momento, aunque quizá sepa algo dentro de poco.

¿De veras?

Bridget, mi experiencia, aunque no mucha, me dice que los autores de ciertas misivas son gente que ha tenido dificultades con la policía en alguna ocasión. Para salir de dudas, puse el anónimo en un sobre y lo envié a un buen amigo que tengo en Scotland Yard.

Ah, de la policía...

Sí. Puede que no consiga nada, pero allí tienen verdaderos expertos en grafología y son capaces de encontrar pistas donde nadie sospecharía la existencia de un culpable.

No está mal pensado. Pero no entiendo por qué tuvieron que amenazarle... Usted no tiene nada que ver con mi pleito...

Estaba a su lado cuando expulsó a Sheakey y a sus hombres. Impedí que aquel furibundo sujeto le rompiese la escopeta. Tal vez por eso han pensado que pertenezco a su bando.

Pero no es cierto, Tony alegó Bridget.

Como suele decirse, las apariencias engañan... aunque sólo hasta cierto punto. Si voy a examinar sus documentos, casi podría decirse que estoy de su parte, ¿no?

Dohane lo ignora.

Ah, ¿sospecha de él?

¿Quién otro podría ser?

Es su único enemigo, ciertamente. No creo, sin embargo, que llegue a extremos