Capítulo 53
—¿QUÉ está pasando?
Sentí un empujón fuerte por detrás. Michael me recogió en sus brazos.
Recuperé el equilibrio y vi la cara de Jack Landers.
Sin dejar de apuntar a Michael, Cat caminó directamente hacia Jack, con ojos resplandecientes. Me quedé de piedra al ver que lo envolvía con los brazos y le daba el beso con lengua más largo que he visto en la vida.
De lo poco de vida que me quedaba.
—¿Cat? —Michael me colocó detrás de su espalda para protegerme. Si el empujón de Jack me había hecho perder el equilibrio, la traición de Cat casi me hace caer al suelo—. ¿Qué estás haciendo?
Cat estaba acariciando el rostro de Jack con devoción, centrada únicamente en él.
—Pensaba que habías muerto.
—Por poco. La fórmula me ha mantenido vivo. —Jack le cogió la mano y se la apretó contra los labios—. Me he quedado sin fuerzas después del último viaje. Pensé que me quedaría atascado para siempre.
—Por eso he venido. Esperaba que pudieses alimentarte del gen de Emerson y salir cuando ella estuviese de camino mientras mi materia exótica mantenía el puente abierto. Ha funcionado.
Landers hablaba con voz reverencial.
—Gracias.
—¿Cat? —repitió Michael, en forma de súplica. Ella lo ignoraba abiertamente.
—¡Por qué! ¡Por qué has salido a viajar si yo no podía ayudarte! —La voz de Cat se quebró y recostó la cabeza en él—. Necesitas la fórmula en tu sistema interno y sin mí no puede dar buen resultado. ¿Por qué te arriesgas así?
—Ya no importa. Estoy aquí ahora.
—Cat —insistió Michael, interrumpiéndolos—. ¿Qué está pasando?
—Que te calles de una vez, Michael.
Cat se volvió hacia nosotros y retrocedimos un paso. Su semblante sereno se había convertido en una expresión de odio.
—Se han acabado las colonias de verano.
—No puedo creerme lo que estoy viendo. ¿Estás con él, de verdad? —preguntó Michael, con una voz teñida de rabia.
—Ya veo que, aunque seas joven e inocente, te queda algo de inteligencia. —Rodeó la cintura de Jack con el brazo, apoyándose en su hombro.
Jack me miraba con los ojos más vivos que nunca; de un azul desproporcionado. Terrorífico. Se produjo un momento de silencio antes de que Michael volviera a hablar.
—¿Por qué?
—Porque Jack y yo podemos hacer muchas más cosas juntos que separados. Porque todos estos años he sido un cero a la izquierda y estoy harta. —Hizo una pausa y miró a Jack. Al ver que él me miraba a mí, se aclaró la voz y agarró la pistola con más fuerza. Yo me cogí del brazo de Michael.
—No has sido un cero a la izquierda —replicó Michael—. Has sido una parte muy importante. No podemos viajar sin ti.
—No podíais viajar sin mí —le corrigió—. Liam creó la panacea: materia exótica molecular integral con una fórmula ingerible. Por desgracia, la fórmula se quemó en el incendio.
Michael tensó la mano.
—Por eso nos ayudaste a volver. Para recuperar la fórmula.
—Cuando te diste cuenta de que no podrías volver de tu misión de salvación de pacotilla, vi que me había sacado dos problemas de encima, aunque nunca me imaginé que Liam conseguiría regresar a través del puente con Emerson.
—¿Cómo has podido hacer esto? —le respondió, en un susurro—. Liam y Kaleb te quieren muchísimo. Eres de la familia, para ellos.
—No. De la familia no. Soy una conocida, sencillamente.
—Eso no es verdad. —Avanzó un paso hacia ella—. Liam confiaba en ti…
Cat apuntó a su cabeza y apretó el percutor. La bala entró en la recámara, con un ruido que rebotó en las paredes de la oficina.
—Liam cogió una muestra de mi ADN para crear la fórmula.
Ni siquiera él sabía lo que había descubierto y fue incapaz de darme una copia. —Ni el más leve titubeo afectó en su voz; ni una lejana sombra de arrepentimiento se paseó por su mirada al saberse asesina—. Así que lo usé contra él. Por culpa de un malentendido, no pude recuperar la investigación antes de que lo matáramos. Como ya sabemos, la materia exótica puede ser bastante destructiva si Ava la desplaza con fuerza.
—¿Ava? —dijo Michael.
—El fuego que incendió el laboratorio no era un fuego normal, Michael —le respondió Cat, sarcástica—. Aunque, ahora que pienso, tú tampoco eres muy normal, teniendo en cuenta que ya no sabíamos qué hacer para que Ava te sedujese. Pobre chica. Mira que rechazarla…
—¿Pero por qué? —pregunté, mirando a cada uno, sintiendo náuseas al pensar en cómo habían manipulado a Ava. De repente me di cuenta de que nadie la conocía de verdad—. ¿Por qué lo has hecho?
Jack respondió.
—Yo necesitaba la habilidad de viajar en el tiempo y no había receta para la fórmula, pero teníamos un tarro lleno de pastillas. Así que Cat empezó a experimentar.
Michael negaba con la cabeza, con expresión disgustada.
—Estáis mal de la cabeza.
Jack se quedó pensativo un momento, con mirada calculadora.
—¿De verdad? Solo son cosas que queremos cambiar del pasado; buenas y malas. ¿Por qué no? ¿Por qué no cambiar las experiencias más traumáticas de nuestra vida, si se nos presenta la oportunidad? Ya sabes de lo que hablo, ¿no, Emerson?
No pude hablar. Me hizo demasiado daño.
Los ojos azules de Jack eran un poco más tenues; por momentos parecía como si su pelo rubio se hubiese vuelto gris en las sienes.
—A veces pienso que le podría haber pedido a Grace que viajara atrás para cambiar cosas para mí, si la ocasión se hubiese presentado. Kaleb ha sufrido mucho; seguro que se iba a poner en mi lugar y entender mis necesidades.
—Pero no las entendió —apuntó Michael.
—Se me puso en contra y entonces empezó a atar cabos con la muerte de Liam. Tenía que pasar a la acción.
El cuerpo se me descomponía; las náuseas subían por mi garganta.
—Fuiste tú. No fue un intento de suicidio; Kaleb habría notado algo. Y no vio nada. Has intentado matarla.
—No —protestó, con cortesía—. Solo usé mi habilidad.
—¿Tu habilidad? —terció Michael—. ¿Alguna vez has tenido habilidad? Jack se echó a reír, profiriendo unas enormes carcajadas.
—Lo que pasa es que nunca me la has visto usar. O no te acuerdas. Tuve que tomar una desagradable decisión hace meses y no me la han permitido usar. Pero llevo el mismo gen del tiempo que vosotros; solo me falta el gen de la transportación.
—¿Cuál tienes? —pregunté, arrepentida de la debilidad en mi voz—. ¿Qué sabes hacer?
Su sonrisa de respuesta fue demasiado explícita y las arrugas de su rostro estaban marcadas como nunca.
—Puedo robar el tiempo.