Aroha #4 - Cuando vuelvas pronto a casa -
Cuando menos lo esperaba, ha sucedido.
He pasado todo el día tirada en la cama. No he bajado a desayunar ni a comer. No he ido a la playa. No he paseado por el pueblo. Mis padres han tenido que volver a la ciudad (sólo por hoy, lástima) para una reunión de trabajo, así que no he tenido que dar explicaciones a nadie por mi letargo.
No tenía sueño, aunque he estado soñando (despierta) todo el día. Cuando entro en ese estado necesito escuchar música sin parar, cuanto más rara mejor. He conectado mi ordenador a una radio por Internet de música alternativa.
Después de una canción de Wilco han presentado a una cantante suiza que empieza a ser conocida. He aguzado el oído, porque he cursado tres años en el Goethe Institut y entiendo bastante bien el alemán.
El tema en cuestión se llamaba DAS NEUE (Lo nuevo) y he podido entender algunos fragmentos, que traduzco aquí:
Los treinta son los nuevos veinte,
el hombre es la nueva mujer,
la libertad es la nueva cárcel.
Cuando vuelvas pronto a casa
no me encontrarás aquí.
Zuckerberg es el nuevo Colón,
el banquero, la nueva aristocracia (...)
Los no fumadores son los nuevos fumadores
y los viejos se sienten cada vez más jóvenes.
Cuando vuelvas pronto a casa
no me encontrarás aquí.
Aunque no he entendido completamente el sentido de la canción, ha removido algo profundo dentro de mí. Lo que viene a decir Sophie Hunger es que todo está siendo sustituido por falsificaciones. En la era de la apariencia es prácticamente imposible llevar una vida auténtica.
Estaba pensando en eso cuando he oído como alguien penetraba en mi habitación. Con suavidad.
Yo había entornado la puerta, que ha quedado abierta gracias a un corcho de botella que he colocado en el suelo.
Brisbee ha entrado en la habitación. Llevaba en la mano el papel que yo le había escrito. Me ha mirado y le he mirado. No ha sido necesario decir nada más.
Yo iba en ropa interior, porque no me gusta el aire acondicionado. Me había puesto la única combinación decente que tengo. Color azul turquesa. Albergaba el secreto deseo de que me pillara en ropa interior.
Y así ha sido.
Se ha limitado a sonreír mientras se desvestía en silencio. También él se ha quedado en ropa interior. Llevaba unos boxers de seda negra. Y estaba excitado.
Se ha tendido a mi lado, en la cama, con naturalidad.
He cerrado los ojos y en ese justo instante he sentido cómo me besaba en el cuello. Un volcán dormido hace demasiado tiempo ha entrado en erupción.
Me he quitado la poca ropa que me quedaba y él también.
Hemos hecho el amor.