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Febrero 9 de 1937

Querido Estrada: Recibí la suya, en la que veo que su ánimo corre parejos [sic] con el mío. Ando con una depresión muy fuerte, motivada por el atraso en mi precaria salud. Fuera de otras cosas, el eczema del escroto y linderos se ha agudizado al punto de que no puedo caminar, por el frote ineludible en tal zona. Ardor y picazón, a mansalva. Cama otra vez, harto de leer, y con el horizonte muy nublado. Asimismo no he querido dejar pasar más días sin mandarle una líneas de felicitación, si es que esa inversión de dinero que ha hecho le satisface. Algo es algo la cuestión económica. Por otro lado, deploro como un paraíso aquellos días en que podía caminar, ¡hace tan poco! Todo es relativo.

Pero casi cinco meses de hospital son mucho, aun con el aguante de que he hecho gala vanos meses.

Hasta otra, más feliz, querido Estrada. Escríbame cuando le haga falta desahogo —como es mi caso—. Cariños a su gente, y un fuerte abrazo

H. QUIROGA