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Abril 29 de 1936
Querido Estrada: acabo de leer su carta. Hoy ha sido un día fecundo: Esta mañana comencé la piscina para juego de la nena y refresco de las plantas en verano. Inicié la limpieza del parque. Fui y volví diez veces a la casa del mecánico, en el coche con un elástico roto, tras el arreglo del tractor (¿le enteré de la adquisición de este tractor de 4 caballos, por $50?), que se ocupaba en chupar agua a través de la junta, cosa que, averiguada, me satisfizo grandemente, pues sé ya lo que tiene. Recibí hace media hora 8 cartas —record—, inclusas la suya, dos de mi mujer, una de la nena, otra de la Caja de J. y Pensiones, con cheque por $1295 m.n. (¡por fin!), y otra de Miomandre, con cheque por $81 m.n., importe de la mitad que me corresponde por publicación de «Una bofetada», traducida por aquél, y aparecida en un número de Vendemiaire, revista de París (Han pagado 700 francos; no está mal).
Ve, pues, que tengo razón al apellidar fecundo al día de hoy.
Debo de advertirle que en las últimas cartas mi mujer ha reconocido su yerro. No lo confiesa (¡es tan difícil que las mujeres confiesen lo que fuere!); pero se siente la contrición de sus excesos de boca. Persistiendo siempre la situación señalada, cabe hacer notar que ella misma no se da ni dio cuenta exacta de lo que decía. Algo más: ha andado correteando desesperada tras el más insignificante encargo mío, incluso compra de una orquídea en $20, manifiestamente para mí. La complejidad es femenina, no cabe duda. Y las mujeres emotivas, creo que sin excepción, razonan como lo hace un hombre con 40 de fiebre. Tienen para la vigilia la lógica descabellada que nosotros hallamos solamente en lo más absurdo de los sueños. Por lo cual, mientras mi propia esposa me escribía que juzgaba espantosamente rápido el tiempo pasado, iba y venía empapada en sudor de lo de Roseda a lo de Rosette, tras unos botines patrios, a fin de enviarme lo más perfecto y sublime. ¡Al diablo con las mujeres!
Hablemos ahora de la muerte. Yo fui o me sentía creador en mi juventud y madurez, al punto de temer exclusivamente a la muerte, si prematura. Quería hacer mi obra. Los afectos de familia no fiaban la cuarta parte de aquella ansia. Sabía y sé que para el porvenir de una mujer o una criatura, la existencia del marido o padre no es indispensable. No hay quien no salga del paso, si su destino es ése. El único que no sale del paso es el creador, cuando la muerte lo siega verde. Cuando consideré que había cumplido mi obra —es decir, que había dado ya de mí todo lo más fuerte—, comencé a ver la muerte de otro modo. Algunos dolores, ingratitudes, desengaños, acentuaron esa visión y hoy no temo a la muerte, amigo, porque ella significa descanso. That is the question. Esperanza de olvidar dolores, aplacar ingratitudes, purificarse de desengaños. Borrar las heces de la vida ya demasiado vivida, infantilizarse de nuevo; más todavía: retornar al no ser primitivo, antes de la gestación y de toda existencia: todo esto es lo que nos ofrece la muerte con su descanso sin pesadillas. ¿Y si reaparecemos en un fosfato, en un brote, en el haz de un prisma? Tanto mejor, entonces. Pero el asunto capital es la certeza, la seguridad incontrastable de que hay un talismán para el mucho vivir o el mucho sufrir o la constante desesperanza. Y él es el infinitamente dulce descanso del sueño a que llamamos muerte. Yo siempre sentí (aun desde muy pequeño), que la mayor tortura que se puede infligir a un ser humano es el vivir eternamente, sin tregua ni descanso (Ashaverus). ¿Se da cuenta Ud. de un sobrevivir de mil años, con las mezquindades de sus jefes, de sus amigos a cuestas? ¡Ah, no! La esperanza del vivir para un joven árbol es de idéntica esencia a su espera del morir cuando ya dio sus frutos. Ambas son radios diametrales de la misma esfera. ([Los dos comienzan y concluyen]).
Ya me iba desorbitando un poco. Pero total: día más, día menos, Ud. también llegará a considerar como un refugio que nadie nos puede escamotear, ese rinconcito del olvido y paz.
Creo también que su fobia a tal descanso no es persistente en Ud. Pero Ud. hierve un poco, amigo, y de aquí los golpes intermitentes y desiguales en la tapa de su tetera. ¿Cierto? A Dios gracias.
Ahora viene un punto sobremanera interesante para mí, y es su posibilidad de llegar hasta aquí. Voy a informarlo de todo con el método posible.
Industria yerbatera. —Ni qué pensar en ésa. De capa caída, y la nueva plantación de yerba prohibida, o punto menos.
Plantación de citrus. —Cualquier variedad de naranja, menos mandarinas, por no resistir el viaje. Con gran preferencia, limoneros. Constituye hoy el hobby del país.
Té. —Magnífico, también. Hay ya viveros para cuatrocientas hectáreas en una sola finca.
Granja, especializada en tambo. —Seguro. Aquí, en San Ignacio, hay una venta diaria de cien litros de leche, y con dificultades. Cualquier tambo formal se apoderaría del mercado. Hay ya algunos que estudian el asunto.
Éstos son los renglones en que se podría prosperar con certeza. Le daré algún detalle económico.
Citrus. —En mi chacra (50 hectáreas) hay un naranjal muy vasto, semi tapado por el bosque. Hace cuatro años quité los árboles, raleé un poco los naranjos, y ese mismo invierno vendí 45 000 [sic] naranjas (árboles estropeados por el tumbaje de los palos) a $2.50 el millar, en el árbol. Vale decir, todos los gastos de cosecha por cuenta del comprador. Al año siguiente cayó aquí la langosta, que hizo de las suyas, y atrasó en tres años el progreso del naranjal (expansión lateral de la copa). Asimismo, vendí por valor de $1250, de los que devolví generosamente 100 al comprador, por error de cálculo de éste. Precio de venta: $2.50. El año pasado no se vendió la fruta por abarrotamiento de naranjas en ésa, a causa de otro mal cálculo de los productores correntinos. Logré vender sin embargo un poco tarde 20 000 naranjas, a $3 millar. Este año, ya en marzo cayeron los compradores. Hice contrato por toda la fruta, a un precio básico de $3, que subirá en razón del mercado en el momento de la recolección. Subirá —o ha subido ya— a $5. El comprador me dio $150 en garantía. Como promete venir a cosechar temprano (es su interés), puede haber disponibles 200 000 en el peor de los casos, y muy probablemente 300 000. Lo que importa $1500. Ese comprador me dijo, mientras recorríamos el naranjal:
—«Si Ud. arregla esto como dice (replante, etc.), yo le prometo, Sr. Quiroga, ponerle todos los años en las manos un cheque por $4000». Con lo cual quedé bizco.
Yo fui quien vendió primero naranjas aquí, y pagaron $0.80 el millar. Esto era en 1917. Durante mi ausencia en ésa, no sé qué precios se obtuvieron. Aprecio que 1.50 o 2. Luego, en 1933, 2.50; en 1934, 2.50; en 1935, 3; en 1936, 5. La progresión es significativa.
Posiblemente podemos contar con un precio de 3.50 a 5, de aquí en adelante.
Los naranjos se plantan a 7, 8, 9 o 10 metros. En este último caso, a razón de 100 por hectárea. Pongamos 8 metros, como término medio razonable. Con árboles a tal distancia, se puede contar con una producción de 700 a 1000 frutas por pie.
1 hectárea = 100 000 naranjas | = $ | 400 |
Gastos de cultivo anual | = $ | 20 |
Limoneros
Variedad Sicilia, de dos pezones.
Plantación de 6 mts. uno de otro = 225 por hectárea.
Producción: 1000 limones por pie y por año (el limonero da continuamente, salvo de diciembre a marzo) = 225 000.
Ud. conoce el precio de los limones en ésa. Mi comprador me dijo que si yo me animaba a plantar, me garantizaba un precio mínimo de $5 el millar. Que serían 7 u 8, seguramente. Luego
1 hectárea = 225 000 limones a $5 | = $ | 1125 |
Gastos de cultivo anual | = ” | 20 |
Claro está, esto es cuestión de años; de cinco a siete. Mucho menos, si se trata de plantas injertadas. En Apóstoles hay ya 200 hectáreas de limoneros.
Naranjal ya existente. —En mi caso. Aquí en San Ignacio se puede encontrar alguna chacra con naranjal. Cuestión de limpiarlo (yo limpié las 6 hectáreas que tengo en forma, gratis, pues regalé la madera, con tal de que me dejaran el naranjal limpio. Por hectárea se pueden sacar $100 a 150 en leña). Sé de una chacra vecina de la mía, con 21 hectáreas, de las cuales 6 o 7 de monte (3 con naranjal), aguada permanente, 3000 plantas de yerba ($300 o 400 anuales, creo que más o menos), dos ranchos en forma, alambrados, etc., al precio de $5500 (cinco mil quinientos) tal vez $5000.
Se hallarían otras fincas. Fuera de la espléndida hectárea que le tengo reservada.
Clima. —En ningún caso es peor que Buenos Aires, Carué, Jujuy o Córdoba. Téngalo por seguro, y no piense en eso. Piense en sus antepasados los conquistadores.
Gastos mensuales de decente y agradable vivir, sin estrechez ninguna = $200. Es nuestro presupuesto general, con coche, sirvienta, almacén, ferretería, etc., y en casa se derrocha bastante. Una menagere rebaja a $150.
Industrias locales. —Las hay; estudiaríamos.
Resumen económico: Ud. podría invertir aquí en instalar una plantación de lo que fuera, con lo que tendrá Ud. que invertir en cualquier Córdoba, solo para comprar la tierra. Así creo. Todavía más: tal vez se pudieran adquirir 10 o 12 hectáreas, tan solo, y de sobra para sus necesidades, por la mitad de precio. Todavía: viviendo Uds. inmediatos a nosotros, podríamos adquirir a medias maint producto, con la economía del caso.
Y fin, querido amigo. Tiene para pensar un rato con ésta. Infórmeme de su impresión, sin dejarla enfriar, y reciba para Ud. y los suyos vivísimos afectos.
H. QUIROGA
[Margen izquierda: transversalmente]. Para subvenir a las necesidades diarias, hay plantaciones de éxito.
Mayo 13 de 1936
Última verba. —Con la llegada de María y otras aventuras, esta carta quedó en suspenso. No la he releído; pero sobre lo importante de ella (posibilidad de su instalación aquí), recuerdo que hablé del rendimiento del citrus sin detallar gastos, y que exageré sin duda el costo de la vida. Cierto que gastamos $200 mensuales, todo incluso. Recordando esto, le detallo precio corriente de algunos comestibles.
Papas | K | $ | 0.30 |
Harina | ” | 0.25 | |
Carne | ” | 0.30 | |
Pan | ” | +− | 0.40 |
Cebolla | ” | 0.30 | |
Lentejas | ” | 0.50 |
Leche | K | $ | 0.20 |
Nafta | ” | 0.23 | |
Azúcar 1.ª | ” | 0.40 | |
Café | ” | 1.60 | |
Arroz | ” | 0.50 | |
Maíz | ” | 0.05 |
y el resto más o menos. Puede calcularse un recargo de 20% sobre los productos importados. A veces menos. Los productos vegetales del país son más o menos:
Bananas | docena | $ | 0.10 |
Mandioca | K | ” | 0.04 |
Batatas | ” | ” | 0.05 |
Choclos | docena | ” | 0.15 |
Lechugas, chauchas, verduras diversas cuando las hay siempre a mucho menos precio que en ésa. | |||
Vaca lechera, de 3 litros diarios, escasa pero rica en manteca | $ | 70 a 80 | |
caballo mediano | 35 a 40 |
Et sic de coeteris —Pero insisto en lo que le dije en una anterior: Si Ud. cree firmemente que concluirá sus felices días ante dios, las piedras y el agua, aquí o en Córdoba, es obvio que Ud. debe venir a olfatear el país durante un tiempo, antes de largarse definitivamente. Lo mismo digo para Córdoba. Es elemental. Usted tal vez pueda conseguir buena rebaja de pasajes hasta ésta. Cuestión de $130 en todo caso. Aquí, nada. Mas calculando que para subir con seguridad una escalera desconocida, hay que asegurarse del estado del primer peldaño, aquel capital es lo menos que se puede arriesgar para el anteproyecto de tal obra.
Aquí hay ahora un médico amigo nuestro, cuyos padres, ya al año, vinieron a ver a su hijo. El padre ha sido gerente de Thompson, creo que hasta su liquidación. Pues bien: vio esto y se enloqueció. Se viene acá, a una chacra que comprará de inmediato, para lo cual ha puesto en remate sus dos casas. Cuentan que pasa el día ensimismado —suponen que de preocupación—, hasta que el señor se estremece y despierta. «Sí, —murmura— mejor es que haga afilar las gubias primero»… Y así todo.
Bien, querido Estrada. Tiene para divertirse con esta carta. Medite y conteste —Si llega a interesarle el caso, una vez aquí, yo le vendo 8 o 10 hectáreas para sus necesidades a precio económico.
Un fuerte abrazo y cariños a su mujer
H. QUIROGA