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Agosto 5 de 1936

Querido Estrada: Fueron dos mías, una tras otra, y me he quedado sin recursos epistolares. Lo que Ud. me anunciaba en su carta telegrama, no llegó. Puedo darle la buena noticia que el propietario del violín de timbó (es de esta madera el último modelo) me permite que se lo mande para que Ud. lo pruebe. Pues lo curioso de esto es que el fabricante de 3 violines no sabe tocar.

Mañana jueves he de tener noticias suyas. Un fuerte abrazo,

H. Q.