ZENÓDOTO
El 675 está también en Diógenes Laercio (VII 30), que describe a su autor como un filósofo estoico, discípulo de Diógenes de Seleucia (cf. intr. a Heródico) o Babilonia, que sucedió a Zenón como escolarca, estaba en Roma el 156 y murió siendo anciano poco después; cabe al menos teóricamente la posibilidad de que sea obra del famoso filólogo (cf. intr. a Filitas). El 677, de la serie en que le precede Hegesipo, se atribuye en el lema a Zenódoto o a Riano; y nada indica que los tres epigramas procedan del mismo autor.
675 (VII 117)
Elogio de Zenón (cf. el 632 de Antípatro e intr.). Su origen no debe resultarle un demérito: Cadmo, héroe fenicio (cf. el 622 de Antípatro), fue el glorioso inventor del alfabeto, designado por Heródoto (V 58) como signos fenicios. En cambio, Zenón introdujo en la Filosofía valores positivos como la autarcía o capacidad para bastarse a sí mismo, el culto a la libertad, la intrepidez y, aunque no hemos podido reproducirlo en la versión, el culto a la Providencia divina.
Enseñaste el bastarse a sí mismo y la vana riqueza
despreciaste, Zenón, el de venerable
y canosa cabeza. Encontraste un viril ideario,
tu doctrina, madre de libertad indómita.
¿Qué importa tu patria fenicia? También de allí vino
Cadmo, a quien los libros se deben en la Hélade.
676 (XVI 14)
Cf. el 552 de Alceo.
¿Quién la imagen de Eros talló y en la fuente la puso
creyendo apagar con agua este fuego?
677 (VII 315)
El tema de Timón, con su espino, se encontró por última vez en el 421 de Hegesipo. Sobre el lema, cf. intr.
Rodéame, tierra infecunda, de hirsuta aladierna
y silvestres ramas de tortuoso espino;
que las aves vernales sus patas ligeras no posen
sobre mí, que mi cuerpo yazga tranquilo y solo.
Pues yo fui Timón, el misántropo, nunca querido
por mis conciudadanos ni tampoco en el Hades.