ARISTÓN

Poco más sabemos de Aristón sino que sigue a Leónidas (529, 531) y Dioscórides (530).

529 (VI 306)

Imitación del 140 de Leónidas, sólo que allí se trata de ofrendas de un comilón. Son de notar un utensilio relacionado con cerdos o jamones (quizá gancho para sujetar o colgar), el tenedor mencionado en el epigrama citado y otros enseres fácilmente recognoscibles (cf., por ejemplo, el 353 de Diotimo). El cocinero, cuyo nombre está relacionado con su oficio, pues se llama la chispa, ha sido libertado y ofrece los instrumentos al dios protector de este tipo de menesteres.

Esta cazuela y el gancho de cerdos muy curvo,

tenedor y cuchara que las gachas menea,

el soplillo de pluma y caldero en buen bronce forjado,

el hacha y el cuchillo para cortar gaznates,

un cucharón para salsa, asadores, la esponja

de frotar, un trinchante pesado, un majadero

para sal con su doble cotillo, la fuente de carnes

y el mortero de piedra son útiles que a Hermes

como ofrenda de su arte Espinter, cocinero, consagra

tras su fardo servil haber sacudido.

530 (VII 457)

Imitación del 513 de Dioscórides. El nombre de Ampélide es ya alusivo, pues se relaciona con las uvas. Esta mujer (sobre el bastón, cf. el 435 de Teodóridas) bajó a la bodega con una copa gigantesca (recuérdese, cf, el 277 de Calimaco, que el vino fue la perdición del ciclope Polifemo) y quiso sacar vino de una gran tina sumergiendo el recipiente en ella; pero le fallaron las fuerzas de la otra mano, en que se apoyaba, y cayó al líquido en que se ahogó (nótese la metáfora náutica; sobre el accidente, cf. el 376 de Teócrito). Una amiga suya, Euterpe, se ocupó de que le enterraran cerca de las paseras, bastidores en que se secaban las uvas, y le erigió un sepulcro en que no sabemos qué emblema colocó.

Ampélide, amiga del mosto, que ya con apoyo

de un bastón sostenía su vejez vacilante,

quiso llenar su ciclópea copa a hurtadillas

en la nueva cosecha del lagar de Baco.

Pero su mísera mano fallóle al hacerlo

y la vieja nave naufragó en vino puro.

Y Euterpe un emblema de piedra a la muerta alusivo

puso sobre su tumba cercana a las paseras.

531 (VI 303)

Imitación del 121 de Leónidas (sobre otro erudito, cf. el 249 de Posidipo), pero aquí se amenaza fuertemente a los ratones para el caso de que vuelvan a devorar los libros del poeta. Sobre los higos secos, cf. el 301 de Calimaco.

Ratones, si pan vais buscando, marchad, pues en una

simple choza vivimos nosotros, a otra casa

en que queso grasiento roáis e higos secos y donde

las propias migas sean ya banquete opulento.

Mas, si habéis otra vez de aguzar en mis libros los dientes,

lloraréis, llegados a un festín doloroso.