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Encontraron a Troy en el directorio informatizado del campus. Junto a su nombre aparecía el consabido destello luminoso que indicaba que se encontraba conectado.

—Enviémosle un e-mail —propuso Brian.

—¿Ahora, quieres decir?

—Sí, ahora. Necesito saber qué es lo que sabe.

Despacio, todavía caminando por el cuarto, Brian le dictó a Mary el mensaje.

Para: thardings@winchester.edu

De: mbutler@winchester.edu

Asunto: Profesor Williams

Troy:

Hemos encontrado el libro de Williams Una desaparición en los campos. Una obra maestra. Teníamos una duda: ¿Lo escribió Williams por sí solo o contó con la ayuda de alguien del departamento de filosofía? Por cierto... , fue Pig. Supongo que a estas horas ya estás enterado.

M

Esperaron. Mary reactivó la pantalla unas cuantas veces, esperando que Troy recibiera el e-mail y respondiera inmediatamente. Brian se preparó otra taza de té en el microondas. Abajo, en el cuadrángulo, ardía una hoguera... , la de las chicas Delta de todos los lunes, que tenían fama de presentarse esos días a sus clases de primera hora oliendo a humo y con las manos tiznadas de hollín.

—Puede que esté escribiendo algún trabajo —sugirió Brian.

Mary comenzaba a notar los primeros síntomas de agotamiento. Caían sobre ella de súbito, empujando su cabeza hacia el suelo. Si pudiera echarse... , si pudiera al menos cerrar...

—¡Mary! —Brian estaba a su lado sacudiéndole el hombro, despertándola. Lo miró pestañeando. Él le indicó la pantalla y entonces pudo ver que tenía un mensaje de Troy en su buzón de entrada de correo.

Para: mbutler@winchester.edu

De: thardings@winchester.edu

Asunto: Felicitación con retraso

M:

¡Felicidades por haber resuelto el enigma! Yo lo hice en la primavera de 2004, y fue un gran momento. Hoy estuvieron todos comentándolo en el departamento. Leonard pensaba que esta vez iba a poder engañaros en todo, pero yo apostaba a que no.

Y sí, he leído el libro de Leonard. No soy aficionado a las novelas basadas en hechos verídicos, pero Una desaparición... está considerada un clásico del género. Es una vergüenza que no haya tenido el reconocimiento que merecía. Esa chica, Deanna Ward, sigue aún desaparecida, ya sabes. Leonard creyó haber conseguido nuevas pistas hace unos pocos años, pero resultaron ser callejones sin salida.

Con mis mejores deseos.

Troy

—¿Por qué habría de mentirnos? —preguntó Brian.

—¿Por qué mienten todos? ¿Por qué miente la mujer del instituto, y se inventa una historia a propósito de un falso libro? Porque es parte del juego, Brian. Obviamente, Troy está jugando también. —Mary notaba aún en su cabeza el ronroneo del sueño, la agotadora y fatigosa sensación de la dilatada vigilia.

—Pregúntale —le dijo Brian.

—¿Qué dices?

—Que se lo preguntes. Dile que el libro es un engaño. Y veamos cómo reacciona.

Mary jamás lo hubiese hecho, de no hallarse tan agotada. Había pasado toda la vida evitando esa clase de confrontaciones, pero esta noche se sentía valiente, dispuesta a desbaratar el montaje de Williams y decidida a ir hasta el fondo del asunto que venía obsesionándola durante el último mes.

Para: thardings@winchester.edu

De: mbutler@winchester.edu

Asunto: Una cosa más

Troy:

El libro es un engaño. Un amigo y yo hemos comparado dos ejemplares, y tienen exactamente veinticinco páginas de texto, una introducción por «Leon Williams» y, después, nada en absoluto en el resto del libro. Al buscar en Google Una desaparición en los campos no aparece ninguna referencia. Tampoco aparece citado en Amazon ni en la base de datos de la Biblioteca del Congreso. La Winchester University Press no ha editado nada en los últimos veinticinco años. Necesitamos saber exactamente de qué va todo esto, y queremos que cese. Tú y Williams estáis jugando a un juego peligroso.

M

Ahora Mary se sentía mejor, con los sentidos despiertos y alerta y el corazón latiendo con fuerza en el pecho. Brian volvía a caminar por la habitación. Fuera, las llamas anaranjadas de la hoguera de las Deltas se alzaban lamiendo el firmamento. Mary seguía atenta a la pantalla. La reactivó. Nada. Tamborileó sobre la mesa con los dedos, cuyas uñas tenía mordisqueadas casi hasta la carne viva. Reactivó la pantalla otra vez. Nada. ¿Dónde se habría metido? Quizá habían conseguido espantarlo, ahuyentarlo tal vez. ¿Era posible que ahora mismo estuviera llamando a Williams, preguntándole qué debía hacer? Temió recibir de un momento a otro una nueva llamada de la policía del campus, otra advertencia para que depusiera inmediatamente su actitud. Quizá...

Otro mensaje apareció en su buzón.

Para: mbutler@winchester.edu

De: thardings@winchester.edu

Asunto: Re: Una cosa más

M:

Tú y tu «amigo» no sabéis en qué estáis metidos.

Troy

Tras leerlo, Brian murmuró para sus adentros: «¡Que te jodan!». Y, con cierta violencia, tomó el ratón de manos de Mary y pulsó «Nuevo». Después, comenzó a teclear.

Para: thardings@winchester.edu

De: mbutler@winchester.edu

Asunto: El juego

Troy:

Por lo visto, no me has entendido. Lo que está ocurriendo aquí es lisa y llanamente un delito. Hemos hablado con una mujer del instituto de Cale, que nos ha contado la historia acerca de Deanna Ward. Leonard Williams nos presentó a un individuo que hacía el papel de un antiguo agente de policía, y este refirió ante la clase una historia a propósito de la misma muchacha. Ahora nosotros hemos encontrado un libro sobre la misma chica, escrito aparentemente por un tipo llamado Leon, y resulta que es un libro de pega. Nos hemos puesto ya en contacto con el decano Orman, quien nos ha dicho personalmente que se ocupará de «atar corto» a Williams. Esas han sido sus palabras. Tú, por lo que se ve, no te das cuenta de la complejidad de este asunto. Estás tratando con gente real, con hechos reales, no da la impresión de que eso te importe ni un rábano. Pues bien, te sugiero que nos cuentes lo que sepas, antes de que yo me presente en Perkins Hall.

El siguiente mensaje apareció en la pantalla del ordenador de Mary apenas unos minutos después.

Para: mbutler@winchester.edu

De: thardings@winchester.edu

Asunto: Re: El juego

M (o quien seas):

Supongo que ya no estoy hablando con Mary Butler. Porque no me parece propio de una chica amenazar a alguien con acogotarlo a las doce y cuarto de la madrugada. En cualquier caso, en cuanto a lo que os interesa:

Esto no es un juego, como parecéis creer. Lo que ahora está ocurriendo es mucho más importante que cualquier otra cosa que hayáis vivido antes. Baste decir que ni tú ni tu amiga pintáis NADA en este acontecimiento. Sois simples espectadores casuales, meros figurantes. Seréis utilizados cuando llegue el momento, pero no penséis, ni por un instante, que vais a tener algún protagonismo en ello. No os engañéis. Ahora sois simples fichas que otros mueven y, cuando hayan pasado estas seis semanas, volveréis a vuestras vidas anodinas de estudiantes universitarios. Habéis escrito: «No te das cuenta de la complejidad de este asunto». Pues no, sois VOSOTROS los que no entendéis la complejidad que hay en todo ello. Pero pronto lo sabréis.

En lo que se refiere al decano Orman, no nos preocupa lo más mínimo. Tenemos... , como os lo diría... , dominio sobre el decano.

Buenas noches.

Troy

Permanecieron sentados los dos con los ojos fijos en el monitor. Ninguno de ellos daba crédito a lo que acababan de leer. Mary se preguntó a qué «acontecimiento» aludía Troy. Pero, apenas se hubo planteado a sí misma esa pregunta, se apagó la señal luminosa que indicaba la presencia de Troy en la red, indicando su desconexión.

De nuevo en sus respectivas literas, Mary le preguntó a Brian:

—¿Crees que corremos peligro?

Al principio, él no respondió. Pero al cabo dijo:

—Ya no sé qué pensar.

Según el reloj, habían pasado las tres y media de la madrugada cuando a Mary la venció el sueño. Sabía que Brian estaba aún despierto porque se movía por encima de ella en la litera de arriba pero, aunque se sentía asustada, cerró los ojos y cayó sobre ella un peso abrumador. Su último pensamiento consciente fue: «¿Estará también Brian metido en este engaño?».