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—¡Yo seré el campeón de Wolf!
Elson se volvió para ver al retador. Era Pietr Shadd. Con expresión resuelta, el joven se apartó de la pared y se puso al lado de Wolf, mirando con ferocidad a Elson.
—Si él me acepta —añadió.
Wolf se volvió hacia Shadd y dijo:
—Esto no es un juicio de sibko, Pietr.
Blake se unió a ellos.
—Dado que has aceptado, será mejor que dejes combatir al muchacho, Jaime. Tiene una oportunidad mayor que tú de vencer a ese monstruo.
—Será mejor que lo haga yo mismo.
—¡Por la Unidad! Tal vez te estás volviendo senil. Elson es un Elemental bien entrenado por los propios Clanes. ¡Te hará pedazos!
—Que luche Shadd —le aconsejó Cameron.
Otros veteranos se unieron a la petición, con el argumento de que Wolf no podía vencer a Elson. Carmody sugirió que se aplazase el Juicio hasta que Wolf encontrase a un campeón mejor, pero Fancher anuló la propuesta al señalar que una demora sería un acto de deshonor.
—Debe dejarme luchar por usted, coronel —dijo Shadd entonces—. Tengo la oportunidad de derrotarlo.
—No es eso lo que yo quería —objetó Wolf.
—Es tu mejor opción, Jaime —insistió Carmody.
Wolf se cruzó de brazos y agachó la cabeza mientras analizaba sus opciones. Luego miró a Shadd y dijo:
—Estoy seguro de que serías un digno adversario, Pietr, pero no quiero que mueras aquí.
—No moriré, señor. Venceré por usted.
—Escúchame, muchacho: no vale la pena que arriesgues tu vida.
—Lo venceré.
Wolf sonrió a Shadd, pero fue una sonrisa triste y débil.
—Ya has perdido —le dijo Elson.
Los hombres del Elson se adelantaron para quitar la mesa y las sillas del centro de la habitación. Elson se quitó el cinturón de las armas y la chaqueta del uniforme. Shadd hizo lo mismo, mientras Carmody susurraba algo apresuradamente a su oído. Elson esbozó una sonrisa. Si el anciano creía saber algunos trucos que podían ayudar a Shadd, estaba equivocado. No era el momento de aprender; el Círculo era el lugar donde uno demostraba lo que ya sabía. No había tiempo para nada más.
Los Dragones formaron un anillo alrededor del espacio libre. Elson entró en el Círculo pero se quedó cerca del borde. Shadd entró en el espacio por el lado opuesto. No era necesario hacer ningún tipo de anuncio ni recordar las reglas.
Comenzaron.
Durante casi un minuto no hubo combate. Ambos hombres caminaban en círculos, observándose mutuamente en busca de un despiste que abriese una brecha en su guardia. Shadd, impaciente, se lanzó a la carga. El Elemental y él intercambiaron golpes y se hicieron algunos rasguños, pero no pasó nada importante en la primera refriega. Ni en la siguiente.
Elson se movía con un patrón establecido, concebido para colocar la guardia del adversario en el área superior como preparación para atacar por la inferior. Los movimientos de ataque de Shadd estaban perfectamente sincronizados. Estaba bien entrenado y su respuesta a los cambios de estrategia eran rápidos, pero también se basaba excesivamente en los manuales.
Elson lo dejó que realizara el siguiente ataque y cambió de nuevo la estrategia para ponerlo a prueba. Shadd respondió igual que la vez anterior. Elson se acercó para probar su fuerza contra la del muchacho. Se apartó tras averiguar lo que quería saber. Shadd era un poco más rápido que Elson, pero no sabía utilizar su volumen para alcanzar la máxima efectividad. El joven era un buen combatiente y tenía la capacidad de convertirse con el tiempo en un luchador realmente formidable.
No dispondría de ese tiempo.
Elson se aproximó y giró para dar una patada circular alta. Shadd movió la mano derecha hacia fuera para agarrarle el tobillo y levantó la zurda, en un movimiento que le habría destrozado la pierna a Elson si se resistía o lo habría derribado al suelo si no lo hacía. Elson no se resistió, sino que siguió cambiando el peso para dar mayor impulso a su patada. Extendió la mano y agarró el tobillo de Shadd. Este, pillado por sorpresa, perdió el equilibrio. Elson se sincronizó perfectamente con su movimiento. Se dobló aún más, giró más deprisa y derribó a Shadd. El muchacho soltó a Elson, quien se aprovechó de la circunstancia rodando lejos y poniéndose en pie con rapidez. Se revolvió y se lanzó de nuevo al ataque.
Frenando bruscamente su embestida, Elson levantó un pie para darle un pisotón. Shadd se echó a un lado y apartó la cabeza. Sin embargo, el pie de Elson cayó sobre el blanco que había elegido: tres dedos de Shadd se fracturaron cuando el tacón endurecido de la bota de Elson impactó en su mano. El súbito dolor hizo gritar al muchacho.
Elson sabía que sólo era cuestión de tiempo. Dejó a Shadd que se incorporase antes de volver a atacarlo. Elson lanzó un ataque tras otro, que obligaron a Shadd a pararlos con su mano herida o sufrir un golpe aún peor. Cada parada hacía que apareciesen muecas de dolor en el rostro de Shadd. Al llegar al quinto ataque, los movimientos de Shadd ya eran lentos. El golpe de Elson alcanzó el cuerpo del muchacho y le fracturó algunas costillas. Después de esto, Shadd se movía aún más despacio.
Elson se acercó y atacó con mayor fiereza contra el costado más debilitado del chico. Lo golpeó en la cadera y después en las costillas. La defensa del muchacho se derrumbó. Elson le dio un puñetazo en el plexo solar, haciendo que se doblara de dolor. Con un fuerte codazo en el cuello, lo derribó. La barbilla de Shadd chocó con fuerza contra el suelo y su sangre salpicó las botas de Elson.
Al ver que Shadd había sido vencido, Elson se permitió unos momentos de respiro para tomar aliento. El muchacho se había quedado sin fuerzas, pero seguía esforzándose por incorporarse, con un coraje digno de un auténtico guerrero. Para recompensar su valor, Elson lanzó una patada para romperle el cuello. El muchacho moriría como correspondía a un guerrero: en combate.
Sin embargo, las fuerzas que le quedaban a Shadd eran aún menores de lo que él y su contrincante pensaban y traicionaron la intentona y la voluntad del joven. Resbaló, y el pie de Elson lo golpeó en el hombro, levantándolo en el aire antes de tumbarlo de espaldas. La patada se convirtió en otro golpe de castigo. Shadd quedó tumbado, gruñendo de dolor.
Elson apretó los dientes. La armonía del Círculo se había roto y la pureza del combate había desaparecido. Avanzó, decidido a poner fin a la lucha con un rápido golpe con el canto de la mano en la garganta de Shadd.
—¡Alto!
Elson no hizo caso. Los gritos e incluso las órdenes procedentes del exterior del Círculo no tenían sentido alguno. Estaba prohibido violar el Círculo. Así pues, le sorprendió ver que el flaco Cameron se interponía en su camino.
—Este combate ha terminado —dijo el oficial de comunicaciones.
Su voz temblaba y parecía al borde de un ataque de pánico, pero habría encontrado el valor suficiente para plantar cara a Elson. Casi era una lástima que Cameron estuviera del lado de los más veteranos. Era un hombre prometedor, pero una promesa no realizada era lo mismo que nada, y Cameron nunca haría realidad ninguna promesa si no se apartaba de su camino.
—No hasta que uno de los dos haya muerto —gruñó Shadd detrás de su inútil protector.
Elson quería poner fin al duelo antes de que se convirtiera en una farsa. Matar a Cameron sólo complicaría las cosas.
—Olvidaré su violación del código de honor si se aparta de mi camino ahora mismo —dijo.
—No, mírelo —repuso Cameron, quien dio medio atrás y señaló al muchacho.
Elson lo miró. La mano destrozada de Shadd se hallaba más allá de la línea delimitadora del Círculo, y tocaba el suelo con la yema de un dedo. Shadd había roto el Círculo escapando de la muerte a costa de su honor.
—Seyla —dijo Elson, dio media vuelta y se alejó de su oponente.
Wolf viviría, pero eso ya no importaba. Su campeón había sido derrotado y él había ganado el Juicio. Tal vez fuese mejor así, pensó Elson. El alejamiento de la senda del honor había culminado en la pérdida del honor. El derrocamiento de Wolf no había sido tan limpio como él deseaba pero, probablemente, esto haría que las etapas siguientes resultaran más fáciles. ¿Quién se aferraría a un ex líder deshonrado?
Alrededor resonaron los vítores de sus partidarios.