EL FRUTO
Hacia él creció y creció desde la tierra
y en el sereno tronco permaneció callado,
hasta arder dentro de la clara flor;
entonces otra vez volvió a callar.
Se hizo fruto a lo largo de un verano,
afanado en el árbol día y noche;
se dio a conocer: avalancha afluyendo
en contra del partícipe espacio.
Y si ahora tal vez en el redondeado óvalo
con su cumplida calma está triunfando,
sin embargo renuncia, se sumerge en su piel
y regresa a su centro.
Muzot, enero de 1924